Ya pasaron tres semanas de las elecciones generales aquí en Perú y ya me siento más libre de compartir esta imagen que circulaba por Facebook. Un poco antes, los medios de comunicación informaron de que habían muerto estudiantes universitarios a manos de asaltantes, quienes, en el colmo de la insanía, los asesinaron porque querían sus respectivos teléfonos celulares (dicho sea de paso, cuesta entender cómo es que alguien puede ser tan enfermo e infantil como para matar a alguien porque quiere su celular). El hecho es que estas noticias se entrelazaron con el asunto de las elecciones presidenciales, de tal manera que cuando me encontré con este cartel, lo quise publicar de inmediato porque también tenía relación con una de las últimas entradas que publiqué aquí, pero me frené justamente por el tema político. Aquí la imagen en cuestión:
En fin, ya descontextualizado de la coyuntura política, viene más a cuento comentar lo que quería: la penúltima entrada que publiqué aquí se titula “Pautas para formar hijos moralmente sanos”. Esta entrada es una cita textual de un libro de la psicoanalista francesa Francoise Dolto. Una de sus pautas a los papás tiene que ver con esto, y dice: “ante una infracción, no se salte nunca el reglamento”. Yo subrayaría ese “nunca” y lo pondría así: “ante una infracción, no se salte NUNCA el reglamento”.
¿A qué se refiere? Se refiere a que los papás tienen que tener muchísimo cuidado con su propio comportamiento, porque sus hijos los están viendo y para sus hijos ellos son el modelo a seguir. Esta parte es dura, pero si se piensa en los niños que uno está criando de repente no es tan descabellado. A ver: te para un policía de tránsito porque cometiste una infracción. Aquí la costumbre es intentar sobornar al policía. Pero veamos, resulta que a tu lado están tus hijos. Francoise Dolto te dice “¡no lo hagas!”… yo también te lo diría: ¡no lo hagas! Es mejor y más barato pagar tu multa a que tu hijo te vea haciendo esa bestialidad, por más pequeño que sea (porque eso de “está muy chiquito para entender” es mentira, aunque resulta muy largo de explicar por qué… en otra entrada tal vez).
Veamos otra: tu hijo te pide un videojuego. Aquí la costumbre nos dicta ir al mercado informal y comprar una copia pirata. Pues bien, igual, ¡no lo hagas! Puede que esto que estoy diciendo suene utópico, pero en realidad no lo es. Simplemente se trata de hábitos antisociales a los que nuestra sociedad nos ha acostumbrado y vivimos con ellos como si fueran normales. El problema está en que nuestros hijos nos están viendo y si nos interesa su salud, habría que pensarlo dos veces antes de sobornar, coimear, piratear, robar, o utilizar a tu criatura para hacerte el pobrecito y que te atiendan primero en el banco cuando tu pareja está bien campante en el auto afuera.
Lo mismo se aplica a la imagen: tu hijo te pide un teléfono celular, o tú te quieres comprar uno, o le quieres regalar uno a tu pareja. Vas al mercado informal y le compras al tipo que está ahí. Pues bien, ese celular pudo haber sido de una persona que ahora mismo está debatiéndose entre la vida y la muerte por un balazo o seguro la están velando, o seguro ya está bajo tierra; sí, justamente por ese celular que tú estás comprando; es decir, esa persona fue asesinada para que tú compres tu celular. Por supuesto, luego, cuando le pasa lo mismo a uno de los tuyos, ahí sí saltas y lloras y te rasgas las vestiduras. Pues sí, tu hijo lo está viendo todo, y está aprendiendo toda esa complicidad y toda esa hipocrecía de ti. Luego te puedes lamentar porque tu hijo te engaña y te puedes preguntar horrorizado “¿de dónde aprendió a ser tan deshonesto?”.
Mejor no lo hagas, ante una infracción, no te saltes nunca las reglas, tu hijo te está viendo.