Antes que enseñar a manipular celulares, tablets o a usar internet a niños de 3 o 4 años, habría que enseñarles a imaginar los sucesos, a ver las cosas con su mente, a escuchar los diálogos escritos. Los celulares, tablets y computadoras no dejan nada a la imaginación, todo lo dan en bandeja y de la forma más vistosa posible, sus contenidos son inmediatistas, no dejan paso al pensar.
La literatura sí deja paso al pensar, al imaginar, a mover esas neuronas. Si un niño, desde muy pequeño, aprende que un libro, que las palabras, que las letras, los cuentos, la imaginación pueden ser fuente de placer, ese niño será un joven lector más adelante y una persona pensante, crítica, que usa su propia cabeza y no se limita a repetir lo que las pantallas le muestran (“un niño que lee será un adulto que piensa”).
Por eso a los niños de 3 o 4 años, hay que leerles antes de dormir y no acostarlos con aparatos audiovisuales encendidos. Los papás pueden elegir los textos que más se adecuen a sus hijos y dosificarles la lectura, no obligarlos, los papás tendrían que saber cómo motivar a sus hijos pequeños. Motivarlos no es tan complicado. Los niños pequeños son muy curiosos y aman hacer cosas con sus papás y aprender cosas nuevas.
¿Y si mi hijo ya tiene 7 u 8 años y no le inculqué el hábito de la lectura?
Los niños mayores siguen siendo curiosos y siguen amando aprender cosas nuevas y vivir nuevas experiencias. A esa edad ya es más complicado leer cuentitos en la cama, especialmente si ya tiene el hábito de usar dispositivos electrónicos. Sin embargo los papás pueden conocer a sus hijos. Algo les debe gustar.
Si, por ejemplo, le gusta el fútbol, puedes comprarle un texto, revista o publicación de su club favorito o de algún jugador al que admire mucho. Si le gusta un programa de televisión en especial, una serie o dibujo animado, puedes buscar material escrito sobre ese tema. Si está enganchado con algún videojuego, puedes comprarle algún libro o incluso alguna novela ambientada en el universo de ese videojuego. Hay que saber sacarles la vuelta a los gustos de los chicos, por más que no nos simpaticen a nosotros los mayores, o tal vez nos preocupen, como el caso de los videojuegos o de una afición desmedida por algún programa de TV. Eso sí, siempre viendo que el material sea para su edad.
La cosa es que lea. Y a esa edad, la única forma de que lea con placer, va a ser que lea sobre algo que le gusta. Se puede también aprovechar momentos de entusiasmo con respecto a algún tema. Por ejemplo, un interés muy grande por una película que vio contigo en el cine. Por unos días, tu hijo va a estar pensando en esa película. Aprovecha esos días para comprarle algún libro sobre esa película. Cuando den la secuela de esa película uno o dos años después, tu hijo volverá al libro que le compraste y así aprenderá a releer textos significativos. Si así, cada tanto, le vas proveyendo de lectura placentera, tu hijo tomará el hábito.
No exagerar llenándolo de papeles, ni tampoco desanimarse si los dos o tres primeros libros o revistas los deja tirados, hay que dosificar, poco a poco. Tal vez al principio sólo se limite a hojear o ver las imágenes. Poco a poco irá leyendo los textos. Hay que tomarlo como un trabajo a mediano o largo plazo, y ser constantes. También son muy útiles los cómics o historietas.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe
muy buena lectura aparte de educar motiva a seguir leyendo el blogs
Muchas gracias, Eleany, por tu feedback. ¡Un abrazo!