Archivo de la etiqueta: aprendizaje

Los niños observan las acciones de sus papás

132 diego fernandez

En varias entradas en este blog he mencionado cuán importante son las acciones de los papás para sus hijos. La frase “los papás son el ejemplo” está tan manoseada que cuando la decimos puede no tener ningún efecto y caer en saco roto. Pero resulta que la frase es abrumadoramente real.

Ejemplo 1

Es decir, por ejemplo, ¡qué difícil debe ser para un niño entender que debe ser mesurado en el manejo de su teléfono celular, si sus propios papás se la pasan chateando todo el día y prefieren hacer eso que conversar o estar en silencio con la persona que tienen al lado!

Ejemplo 2

Otro ejemplo un poco más complejo: uno de los papás le saca la vuelta al otro constantemente y es evidente que no va a modificar su comportamiento. El otro papá, “la víctima”, puede decir: “¡qué mal ejemplo que le da a nuestros hijos!”, y tiene razón, sin embargo esos hijos también tienen el ejemplo de ese otro papá que se queda con la pareja infiel y que no hace nada para distanciarse, quedándose en ese rol de víctima. Esos chicos tienen no solo el ejemplo de cada uno de sus papás, sino tienen también un primer modelo de pareja sexual. Para ellos, así es (y probablemente así será) la vida de pareja. Cuando crezcan, lo harán con ese modelo en la cabeza, que será determinante para sus vidas futuras.

El niño observa, escucha, guarda en la memoria e imita

Aquí les voy a compartir algo que escribió Françoise Dolto sobre este asunto:

“El niño observa los gestos y los actos de los adultos. Escucha sus palabras. Guarda todos estos comportamientos en la memoria. Los imita cuando está solo (…). El niño ama a los adultos y teme desagradarlos. Desea conquistar su asentimiento, alcanzar su poder y su dominio de las cosas. Se ejercita imaginariamente en su propio dominio de las cosas y de las personas, solo y junto a ellos” (Dolto, 1998; página 33).

Aquí algunas de las últimas entradas en las que he mencionado cuán importante son las acciones de los papás en la crianza de los niños:

Obesidad infantil

Ante una infracción no se salte nunca el reglamento

Pautas para formar hijos moralmente sanos

Como hacer para que los hijos no pidan solo gaseosas o bebidas dulces para calmar su sed

Referencia

Dolto, Françoise (1998). El niño y la familia. Desarrollo emocional y entorno familiar. Barcelona, España: Ediciones Paidós Ibérica.

“Ante una infracción, no se salte NUNCA el reglamento”

Ya pasaron tres semanas de las elecciones generales aquí en Perú y ya me siento más libre de compartir esta imagen que circulaba por Facebook. Un poco antes, los medios de comunicación informaron de que habían muerto estudiantes universitarios a manos de asaltantes, quienes, en el colmo de la insanía, los asesinaron porque querían sus respectivos teléfonos celulares (dicho sea de paso, cuesta entender cómo es que alguien puede ser tan enfermo e infantil como para matar a alguien porque quiere su celular). El hecho es que estas noticias se entrelazaron con el asunto de las elecciones presidenciales, de tal manera que cuando me encontré con este cartel, lo quise publicar de inmediato porque también tenía relación con una de las últimas entradas que publiqué aquí, pero me frené justamente por el tema político. Aquí la imagen en cuestión:

113 diego fernandez

En fin, ya descontextualizado de la coyuntura política, viene más a cuento comentar lo que quería: la penúltima entrada que publiqué aquí se titula “Pautas para formar hijos moralmente sanos”. Esta entrada es una cita textual de un libro de la psicoanalista francesa Francoise Dolto. Una de sus pautas a los papás tiene que ver con esto, y dice: “ante una infracción, no se salte nunca el reglamento”. Yo subrayaría ese “nunca” y lo pondría así: “ante una infracción, no se salte NUNCA el reglamento”.

¿A qué se refiere? Se refiere a que los papás tienen que tener muchísimo cuidado con su propio comportamiento, porque sus hijos los están viendo y para sus hijos ellos son el modelo a seguir. Esta parte es dura, pero si se piensa en los niños que uno está criando de repente no es tan descabellado. A ver: te para un policía de tránsito porque cometiste una infracción. Aquí la costumbre es intentar sobornar al policía. Pero veamos, resulta que a tu lado están tus hijos. Francoise Dolto te dice “¡no lo hagas!”… yo también te lo diría: ¡no lo hagas! Es mejor y más barato pagar tu multa a que tu hijo te vea haciendo esa bestialidad, por más pequeño que sea (porque eso de “está muy chiquito para entender” es mentira, aunque resulta muy largo de explicar por qué… en otra entrada tal vez).

Veamos otra: tu hijo te pide un videojuego. Aquí la costumbre nos dicta ir al mercado informal y comprar una copia pirata. Pues bien, igual, ¡no lo hagas! Puede que esto que estoy diciendo suene utópico, pero en realidad no lo es. Simplemente se trata de hábitos antisociales a los que nuestra sociedad nos ha acostumbrado y vivimos con ellos como si fueran normales. El problema está en que nuestros hijos nos están viendo y si nos interesa su salud, habría que pensarlo dos veces antes de sobornar, coimear, piratear, robar, o utilizar a tu criatura para hacerte el pobrecito y que te atiendan primero en el banco cuando tu pareja está bien campante en el auto afuera.

Lo mismo se aplica a la imagen: tu hijo te pide un teléfono celular, o tú te quieres comprar uno, o le quieres regalar uno a tu pareja. Vas al mercado informal y le compras al tipo que está ahí. Pues bien, ese celular pudo haber sido de una persona que ahora mismo está debatiéndose entre la vida y la muerte por un balazo o seguro la están velando, o seguro ya está bajo tierra; sí, justamente por ese celular que tú estás comprando; es decir, esa persona fue asesinada para que tú compres tu celular. Por supuesto, luego, cuando le pasa lo mismo a uno de los tuyos, ahí sí saltas y lloras y te rasgas las vestiduras. Pues sí, tu hijo lo está viendo todo, y está aprendiendo toda esa complicidad y toda esa hipocrecía de ti. Luego te puedes lamentar porque tu hijo te engaña y te puedes preguntar horrorizado “¿de dónde aprendió a ser tan deshonesto?”.

Mejor no lo hagas, ante una infracción, no te saltes nunca las reglas, tu hijo te está viendo.

114 diego fernandez

El ejercicio físico y el cerebro

110 diego fernandez

Desde fines del siglo pasado hasta el momento se han acumulado muchas evidencias, tanto en humanos como en animales, de que el ejercicio físico beneficia las funciones cerebrales, al cerebro mismo y al sistema nervioso en general.

Es así que si desde la niñez se lleva un estilo de vida físicamente activo, se puede prevenir o retrasar el declive de las funciones cerebrales (memoria, aprendizaje, por ejemplo) que normalmente trae el envejecimiento.

¿Cómo así?

La actividad física beneficia al sistema nervioso de muchas maneras. Aquí voy a presentarles solo una de ellas: el ejercicio físico aumenta la síntesis de una proteína que se conoce como “factor neurotrófico derivado del cerebro” (sí, un nombre algo especial). Esta proteína actúa en el proceso de crecimiento del sistema nervioso, en la neurogénesis, en la supervivencia de las células nerviosas y en la plasticidad neuronal, de tal manera que es una proteína clave, fundamental.

Esta información salió publicada en un artículo titulado “Exercise Impacts Brain-Derived Neurotrophic Factor Plasticity by Engaging Mechanisms of Epigenetic Regulation”, publicado en el European Journal of Neuroscience en febrero del 2010.

112 diego fernandez

Recomendaciones

Hay que mantenerse físicamente activo. Los adultos podemos prescindir, aunque sea algunas veces, del automóvil o del transporte público o de los taxis para caminar o para dar un paseo. Si se puede o se desea practicar algún deporte, mejor.

A los niños (y especialmente a ellos) también hay que mantenerlos físicamente activos, que elijan practicar algún deporte o actividades al aire libre, que hagan algo con su cuerpo, lo que quieran, y para ello es necesario que los papás tomen esto como una necesidad y ellos mismos empiecen a estimularlos desde muy pequeñitos. No sería bueno que los niños crezcan jugando únicamente sentados o echados manipulando celulares.

111 diego fernandez

Referencia

Gomez Pinilla, F., Zhuang, Y., Feng, J., Ying, Z., Fan, G. (2010). Exercise Impacts Brain-Derived Neurotrophic Factor Plasticity by Engaging Mechanisms of Epigenetic Regulation. European Journal of Neuroscience. 33 (3), 383-390.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“El ejercicio físico y el cerebro” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Premios y castigos

Ilustración: Lucía Fernández

Hay un texto llamado “Principios de aprendizaje y conducta” en el que se afirma: “tanto la sabiduría popular como la evidencia experimental nos dice que el reforzamiento inmediato es preferible al demorado”.

Lo que escribe el autor se basa en muchos años de investigación científica y significa que mientras más rápido reforcemos o castiguemos una conducta, más efectivo será el reforzador o el castigo. Por el contrario, mientras más nos demoremos en reforzar o castigar, menos eficaz será dicho reforzador o dicho castigo.

Esto puede conllevar cierto interés para los papás, los maestros y toda figura de autoridad que deba mantener disciplina en niños y adolescentes. En general, esto compete a toda actividad en la que alguien desee que otro realice determinados comportamientos y no otros; por ejemplo, una empresa que desea incentivar a su personal. Pero aquí nos ocuparemos sólo de lo concerniente a la relación padres hijos.

El regalo de Navidad como premio

Una forma muy recurrente de intentar que los niños o adolescentes se porten bien o saquen mejores calificaciones es la del premio demorado para determinada fecha, que puede ser el cumpleaños, Navidad o vacaciones de verano.

Los papás suelen decirles a sus hijos: “si sacas buena nota, te regalo eso que me has pedido para Navidad”. Los hijos suelen aceptar, a veces entusiasmados. Sin embargo, este tipo de premio no resulta tan efectivo y muchas veces sencillamente no funciona. Esto se debe a lo que hemos dicho anteriormente: el premio está excesivamente demorado; pasa demasiado tiempo. El niño o adolescente no ve un efecto positivo inmediato a su esfuerzo, sino que tiene que esperar varias semanas o meses antes de ver el efecto deseado. Por tanto, no aprende que estudiar trae consecuencias lo suficientemente buenas.

Podríamos agregar, además, que no es recomendable utilizar premios materiales como juguetes, bicicletas, golosinas, consolas de juegos de vídeo, dinero, etcétera, como formas de incentivar a los hijos que guarden disciplina o que obtengan buenas calificaciones. Pero si a esto se le agrega que el premio es demorado, nuestra acción será doblemente inefectiva.

El castigo del fin de semana, de las vacaciones o el castigo de larga duración

De la misma forma que los premios, incentivos o reforzadores, los castigos también funcionan de la misma forma. Muchas veces un niño o adolescente llega con una mala nota, con una llamada de atención disciplinaria o se ha portado mal en casa, y los papás recurren a castigos inefectivos (pero muchas veces muy dolorosos) como:

“Ahora ya no irás al paseo del fin de semana”.
“Ahora te quedarás en casa en las vacaciones” o “ahora ya no harás fútbol en vacaciones”.
“No ves televisión por dos semanas” o, peor aún, “no sales en dos semanas” (o un mes o hasta dos meses).

Nuevamente, estos castigos que conllevan tanto tiempo en darse o que duran tanto, pueden infligir sufrimiento en el niño o adolescente, pero al final, el menor no habrá aprendido nada, debido a que no habrá registrado realmente que su acción haya originado un efecto negativo, dado que el efecto está demasiado diferido o demorado. Más bien lo que probablemente sentirá con mayor fuerza es que sus papás lo maltratan o que son malos.

Rapidez

Los reforzadores y castigos deben darse lo más pronto posible luego de la acción positiva o negativa del niño o adolescente. Mientras más tiempo pase, el niño o adolescente aprenderá menos. Además deben ser consecuencias de duración limitada. Mientras más dure el castigo o el premio, más pronto se le olvidará al menor que está siendo castigado o premiado por tal cosa que hizo.

Por ejemplo, si le va a quitar la televisión a su hijo, quítesela el mismo día que se portó mal. De repente, máximo, hasta el día siguiente, pero ya no más.

Por su lado, si busca reforzar una buena conducta o una buena nota, dele sus felicitaciones en ese mismo momento o saque provecho de lo que ha obtenido inmediatamente. Por ejemplo, si acabó de hacer un trabajo o una tarea, pueden ahora sí salir a tal sitio que deseaban o pasar determinado tiempo de placer ya sin la preocupación del deber pendiente.

Finalmente, habría que pensar también en que no todos los castigos y los premios son adecuados, por más rápido que se presenten. Ya mencioné que no se recomienda premiar con objetos materiales, especialmente lo relativo a los estudios. Tampoco se recomienda castigar, por ejemplo, privando de comida, encerrando a los menores en su habitación, golpeando o insultando. En el futuro intentaremos ahondar en este tema.

Referencia

Domjam, M. (2007). Principios de aprendizaje y conducta. Madrid: Thomson. Página 146.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“Premios y castigos” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Tercera edad: actividad versus inactividad

A medida que avanza la edad, la sabiduría de las personas se enriquece, por la cantidad de años de sucesos vividos y por la capacidad de razonar las decisiones que otorga la misma experiencia y el hecho de que uno ya no es joven y no siente las mismas ansias ni la misma urgencia por lograr ciertos objetivos. Esto da un adicional de calma, de tranquilidad, de objetividad y de distancia para pensar y tomar decisiones más razonadas. Por ello, entre otras cosas, las personas tendemos a buscar el consejo de una persona mayor.

Pero el avance de la edad también tiene sus contrapartes. Una de ellas es el deterioro del sistema nervioso y, específicamente, el deterioro de las funciones del cerebro, como la memoria de sucesos recientes, la formación de nuevos aprendizajes o la ejecución de los mismos. De esta forma, el envejecimiento afecta al sistema nervioso, hay muerte neuronal acumulada por el paso del tiempo y el cerebro ve disminuido su peso y su volumen.

Mantener la actividad

La mejor manera de contrarrestar el deterioro cognitivo propio del avance de la edad es mantener la actividad mental. Esto sigue la lógica de la neuroplasticidad; si se mantienen las funciones activas, los mecanismos para poner en marcha dichas funciones no sólo serán mantenidos por nuestro sistema nervioso, sino que probablemente se fortalecerán. En adultos mayores, la actividad mental sirve para retrasar o incluso detener el deterioro de las funciones cognitivas.

¿Cómo mantener la actividad mental?

– Ponerse objetivos y cumplirlos.

– Tener pasatiempos constructivos, que impliquen cierta actividad, y cultivarlos. Y al decir “pasatiempos constructivos” no estamos hablando de sentarse a ver televisión todo el día, por ejemplo, ni tampoco de actividades adictivas, como asistir sistemáticamente a casinos o a casas de juegos de azar).

– Desarrollar, en lo posible, cierta actividad laboral o académica; enseñar o estudiar algo nuevo.

– Aprender a hacer cosas nuevas, más allá de lo académico (nuevos juegos de mesa o de otro tipo, nuevas recetas de cocina, nuevos pasatiempos en general).

– Las novedades son excelentes, salir de la rutina, no estancarse en ella.

– Mantener la actividad física, ya que tener el cuerpo en actividad garantiza que también nuestro sistema nervioso se mantenga activo y funcionando. Por supuesto, la actividad física debe realizarse con todas las precauciones del caso, y esto es necesario para todas las edades. Si es necesario debería consultarse con el médico o profesional a cargo.

– Mantener el contacto con otras personas; mejor si se comparte con ellas una actividad con objetivos. Y cuando hablamos de contactos, hablamos más de calidad que de cantidad.

Evitar la inactividad

Las personas mayores tienden mucho a deprimirse, debido a muchos factores que se relacionan con la edad. Lo que hace la depresión o los síntomas depresivos, entre otras cosas, es, justamente, reducir la voluntad de las personas de mantenerse activas:

– Hay exceso de sueño o, por el contrario, falta de descanso, lo que genera, en ambos casos, fatiga y desgano.

– El apetito se puede alterar, lo que implica una nutrición inadecuada, lo que a su vez puede afectar la disposición de la persona a mantenerse activa.

– Se puede presentar un ánimo triste, melancólico, aburrido, intolerante, irritable, lo que aleja a las personas del contacto con los demás.

Si el mejor aliado para permanecer lúcidos, memoriosos y hábiles es el mantener la actividad mental y física, el peor enemigo sería la inactividad. El quedarse postrado, la soledad innecesaria, la rutina, las actividades repetidas una y otra vez, el sedentarismo, la pasividad de escuchar todo el día la radio o de ver todo el día la televisión, o, peor aun, de quedarse en cama sin tener indicado un descanso médico, todo ello afecta negativamente y ayuda a que el sistema nervioso del adulto mayor se deteriore de forma más veloz.

Esta es una de las razones por las que es importante enfrentar la depresión, ya que esta puede impedir que la persona se mantenga activa, por más que lo desee. Si no hay depresión, por más dificultades que existan, se podría intentar desplegar un cierto nivel de actividad.

Si la persona o sus allegados creen que está deprimida, es mejor consultar cuanto antes con un profesional de salud mental y hacerle frente al problema. Poco a poco, con un tratamiento adecuado, podrá animarse a realizar más actividades placenteras.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“Tercera edad: actividad versus inactividad” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

La falta de sueño adecuado y sus efectos sobre el aprendizaje y la memoria

Ilustración: Lucía Fernández

La falta de sueño adecuado o de horas de sueño puede afectar muchas áreas de la salud de las personas. Acá sólo mencionaremos dos:

1) La capacidad de aprendizaje en general.

2) La capacidad para formar nuevas memorias: es decir, los recuerdos antiguos permanecen intactos, pero la persona puede ver menoscabada la capacidad de su sistema nervioso para registrar los nuevos acontecimientos o aprendizajes y fijarlos de tal forma que se formen recuerdos de sucesos recientes.

Estas dos áreas son de vital importancia para todas las personas de todas las edades, ya que aprendizaje y memoria son procesos fundamentales en casi todas las actividades que desempeñamos.

Para un niño o adolescente, por ejemplo, determinará su rendimiento académico, mientras que para un adulto determinará su rendimiento o productividad laboral, así como para un adulto mayor determinará la velocidad del deterioro producto del envejecimiento, puesto que mientras su sistema nervioso siga siendo capaz de aprender y de acumular experiencia, permanecerá activo y ejerciendo resistencia al paso natural del tiempo.

Cómo dormir

Aquí son importantes dos cosas: un sueño adecuado y un número adecuado de horas de sueño. Un sueño adecuado tiene que ver con dormir en un espacio tranquilo, oxigenado, sin hacinamiento, sin interrupciones excesivas y sin exposición a aparatos electromagnéticos. Lo ideal es que se pueda dormir de corrido, tal vez interrumpiendo sólo para ir al baño una o dos veces para luego continuar descansando.

Con respecto al tiempo, lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas diarias, dependiendo de las necesidades de cada persona; salvo excepciones, no menos ni más.

Referencia

Hagewoud, Roelina; Havekes, Robbert; Novati, Arianna; Keijser, Jan N.; Van Der Zee, Eddy A.; Meerlo, Peter (2009). Sleep deprivation impairs spatial working memory and reduces hippocampal AMPA receptor phosphorylation. En: Journal of Sleep Research. Volumen 19. Número 2. Junio 2010. Páginas 280 – 288.

Puedes leer este artículo en línea aquí.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

 Licencia Creative Commons
“La falta de sueño adecuado y sus efectos sobre el aprendizaje y la memoria” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.