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Lo que NUNCA debes hacer al llevar a tu hijo a psicoterapia (5): retirarlo de tratamiento antes de que se le dé de alta

Esta entrada es difícil porque la mayoría de padres precisamente lo hacen: retiran a sus hijos antes de terminar el tratamiento.

Esto normalmente sucede porque la psicoterapia, al empezar a modificar los patrones de comportamiento del niño o adolescente, amenaza también con el equilibrio familiar. Esta amenaza, a pesar de que sea para mejor, lleva a los papás, muchas veces de forma inconsciente, a retirar a sus hijos de la psicoterapia con cualquier pretexto, la falta de dinero, la falta de tiempo, o cualquier otra razón.

Es poco común, al menos en mi experiencia, que los papás saquen a sus hijos de la psicoterapia debido a la aparente falta de resultados, aunque en realidad sería fácil caer en esto, ya que lamentablemente, la psicoterapia es un proceso de mediano o largo plazo. En términos de salud sería como una ortodoncia. En términos de educación, se parece a los procesos educativos normales, inicial (1 o 2 años), primaria (6 años), secundaria (5 años), universidad (de 5 a 8 años), instituto (3 años), maestría (1 o 2 años).

Digo “lamentablemente” porque sería muy deseable que los procesos de psicoterapia sean rápidos, de corto plazo. Tristemente esto no existe, lo cual también es comprensible: una persona, un niño o adolescente no puede ser “transformado” en 4 o 5 horas. Un niño de 5 años, tiene justamente eso, 5 años de vida tras de sí, más 9 meses de gestación. Sus patrones de conducta, sus sentimientos, todo lo que le hace sufrir, todo de lo que disfruta o aquello que lo satisface, no puede ser modificado en unas cuantas sesiones de 45 minutos, eso lindaría con la magia. Menos aun con un adolescente de 16 años o un adulto de 30 o 40.

Pero sí, los procesos de psicoterapia suelen ser más largos de lo que desearíamos, y eso definitivamente no ayuda a que los tratamientos culminen.

Sin embargo, creo que la razón que subyace a muchísimos de los procesos de psicoterapia interrumpidos es justamente la que mencioné: la psicoterapia conduce a un cambio no sólo en la persona que asiste al tratamiento, sino en toda su familia y entorno. Esto muchas veces es una amenaza, ya que inicialmente los papás sólo desean que la psicoterapia cambie a su hijo, mas no a ellos o a su modo de vida, lo que es poco realista, ya que lo más probable es que los malestares de sus hijos se deban precisamente a cómo viven sus papás.

Ya lo veo bien, ya está bien, ya no necesita

A veces los papás me han retirado al niño o adolescente de psicoterapia porque “ya lo ven bien”. Sin permitir que la psicoterapia consolide los logros. Esto es desperdiciar la enorme oportunidad que se tiene de que los logros se conviertan en algo duradero. Es muy posible que los niños o adolescentes retirados de esta forma, al no tener consolidados sus avances retrocedan tarde o temprano, más o menos como las recaídas terribles cuando uno se enferma de gripe o resfrío y se descuida antes de estar completamente recuperado.

Algunas veces los papás que hacen esto se lo dicen al terapeuta antes de proceder a terminar con la relación. Otras veces no lo dicen y simplemente dejan de llevar a su hijo. Ambas opciones son muy malas opciones, pero la peor es la última. Por lo menos en la primera le darán la oportunidad al terapeuta de darles las razones para que no lo hagan. Esto vendría a ser una recomendación profesional y lo lógico es seguirla.

Es como que tu médico te diga, “fulanito, tienes que tomar tus antibióticos por una semana”, y tú a los 3 días, como “ya estás bien”, dejas de tomarlos. Ya sabemos qué es lo que va a suceder después de semejante decisión. Lo mismo pasa con la psicoterapia, sólo que con el agravante de que encima lo estás haciendo con tu hijo.

Él ya no quiere venir

Otros papás retiran a sus hijos porque ellos se lo piden. Aquí la respuesta es bastante obvia. ¿Si tu hijo tuviera alguna enfermedad, tú lo dejarías de llevar al médico porque él te lo pide? Aquí lo que pasa es que, o los padres están gobernados por sus hijos, o eso de que “ya no quiere venir” vendría a ser un pretexto para evitar decir “yo no quiero que él siga viniendo”.

Situaciones reales

A veces, los papás efectivamente se ven imposibilitados de llevar a su hijo a psicoterapia por un tiempo. Se dan motivos económicos o logísticos (mudanzas, falta de quien se haga cargo, etcétera). Esto vendría a ser creíble si es que cuando se soluciona el impasse el niño o adolescente volviera a su proceso, lo cual muchísimas veces no sucede y hace pensar que, a pesar de que el impasse podría ser real, tal vez también haya estado encubriendo una razón más poderosa, como la que creo que está detrás de la mayoría de terapias abortadas: el rechazo al cambio real.

En contraparte, en mi experiencia, aquellos que se han visto imposibilitados de seguir con el tratamiento, pero realmente deseaban continuarlo, a los meses o incluso años, me han llamado para continuar.

Pelearse con el terapeuta

Algunos papás empiezan a sentir antipatía o rechazo hacia el terapeuta de su hijo. En el fondo creo que es por lo mismo, por el terror al cambio. Los papás entonces es como si buscaran pelearse con el terapeuta, se crean situaciones de dinero, de cumplimiento de acuerdos, de horarios, como que se busca el roce o la confrontación. Muchas veces si uno investiga qué hay detrás, encuentra que lo que hay son recomendaciones que los papás no están para nada dispuestos a seguir.

Ante una recomendación indeseada por los padres puede suceder que directamente los papás nunca más lleven a su hijo a su terapia. Yo he visto esto, por ejemplo, cuando insinúo o recomiendo que la mamá vaya preparando a su hijo para dormir solo, sin ella, en el caso de hijos ya grandes que duermen con la madre. A pesar de que le doy a la mamá las razones y los peligros de que esta conducta, sucede que a la siguiente sesión el niño ya no asiste.

Lo otro que puede suceder es que los papás sigan llevando a su hijo, porque efectivamente lo ven con problemas, pero ya lo empiezan a hacer con antipatía hacia el profesional que amenaza su modo de vivir. Poco a poco estos papás, de repente sin darse cuenta del todo, pueden empezar a buscar la confrontación que justifique el retiro del proceso.

La recomendación final

Aunque suene utópica la voy a dar: nunca, jamás retires a tu hijo de psicoterapia sin que haya sido dado de alta, a menos que la situación esté fuera de tu control (como por ejemplo, que el terapeuta se vaya del país o que efectivamente se esté dando una situación económica o cosas por el estilo).

Al retirar injustificada, deliberada o unilateralmente a tu hijo de su proceso, puede que tú te sientas más aliviado, puede que incluso tu hijo sienta ese alivio, pero a la larga lo que estás haciendo es dejar pasar la oportunidad de que tu hijo logre una salud óptima, y esto puede pasar la factura más adelante de muchas maneras. Tu hijo crece, está creciendo, y tal vez luego se den cosas que ya no puedan ser atendidas o modificadas, debido a que el tiempo ya pasó y no se hizo lo que se debía en su momento.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“Lo que nunca debes hacer al llevar a tu hijo a psicoterapia (5): retirarlo de tratamiento antes de que se le dé de alta” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Cuidado con la información en Internet

Todo medio de comunicación exige una cierta dosis de escepticismo por parte del que recibe la información, a riesgo de ser desinformado o, en el peor de los casos, engañado. Y esto es recomendable desde la comunicación oral de persona a persona hasta la comunicación a través de los medios masivos, como la prensa escrita, la televisión, la radio y, desde hace algunos años, Internet.

Buscando información sobre salud mental en Internet

No es recomendable, entonces, creer a ciegas en todo lo que se oye o lee, no porque haya malas intenciones necesariamente, sino porque todos los seres humanos somos susceptibles de equivocarnos y de dar información errónea.

Esto se vuelve más importante y vital cuando la información que recibimos tiene que ver con nuestra salud o la salud de las personas que nos rodean o de las personas de las que somos responsables, como nuestros hijos. Cuando hablamos de la salud, ya no estamos hablando de información sobre hechos externos, si no que estamos hablando ya de asuntos que tienen que ver con el cuerpo y la mente, asuntos internos, por decirlo de algún modo. Y esto cobra importancia en la medida en la que la información que manejemos será en gran parte la que determine nuestras acciones o nuestras omisiones frente a los problemas relacionados.

El riesgo de recibir información errónea siempre existe, pero se hace particularmente evidente en Internet, donde personas de todo tipo pueden publicar contenidos que muchas veces son equivocados, quedando ahí colgados a la vista de todos.

Peligro de desinformación en Internet

Pensé en escribir esta entrada a raíz de un artículo que leí en una página web (de bonita presentación y de apariencia muy “profesional”) dedicada a la crianza y a la primera infancia. Se trataba de un artículo en el que el autor acusaba a los médicos pediatras de dar información falsa y de hacer daño con sus recomendaciones a los bebés y a los padres. El eje de la discusión giraba en torno al tema de en qué momento es recomendable pasar a los bebés o a los niños a su propia habitación.

Pero más allá de tocar este tema de la habitación y los tiempos de los niños, que ya lo tocaremos aquí en su momento, lo que me llamó la atención fue la cantidad de información tendenciosa, prejuiciosa y equivocada que había en ese artículo. Cuando bajé a la sección de comentarios, vi que lamentablemente muchas madres y padres tomaban en serio este artículo y estaban igualmente indignados con los médicos pediatras, a los que acusaban de negligentes.

Me llamó la atención, luego, que había algunos comentarios que el autor y administrador de la web había calificado y publicado como “comentario irrelevante”. Estos “comentarios irrelevantes” eran los comentarios de las personas que no estaban de acuerdo con lo escrito en su artículo. Adelanto que desde mi punto de vista, señales de soberbia como esta dan mucho qué pensar acerca del profesionalismo del autor.

Resulta que, leyendo con más atención, el autor es técnico en enfermería pediátrica, cosa que me llamó mucho la atención, ya que esta persona está autorizada a escribir sobre asuntos que tengan que ver con su oficio, y sin embargo estaba publicando artículos con recomendaciones sobre asuntos médicos.

Es como que yo, siendo psicólogo, publique artículos y administre una web sobre psiquiatría. O, más claro aun, es como que el farmacéutico le indique a usted qué medicamentos debe tomar o incluso contradiga o cambie lo que le indicó su médico. No es de ningún modo que el farmacéutico sea menos que el médico, ni que el psicólogo sea menos que el psiquiatra, ni que el técnico en enfermería sea menos que el pediatra, es que simplemente son profesiones distintas; necesarias, pero diferentes, frente a las que se aplica el famoso dicho aquel de “zapatero a sus zapatos”.

Uno mismo es el que más se desinforma (de acuerdo a su conveniencia)

Aquellos papás que se apegaban a lo dicho en el artículo mencionado arriba, obviamente no son seres puros a los que una mente soberbia, irresponsable y pretenciosa ha engañado. No, estos papás están utilizando lo dicho irresponsablemente por el autor para justificar sus propias creencias erróneas y sus propios prejuicios. Lo que tal vez sucede en realidad es que no les agrada la recomendación del pediatra y buscan cualquier cosa para tirarse abajo la opinión profesional.

Esto nos lleva a la conclusión de que quien más engaña y desinforma a una persona es la propia persona. Por eso es recomendable estar atentos a esto. En el caso de los papás con el pediatra, sólo bastaba con no llevar a cabo la recomendación, ya que nadie les pone una pistola en la cabeza. No hay necesidad de sacar argumentos y contradecir al profesional sin uno mismo ser profesional en esa rama. A menos que uno busque una segunda opinión, de otro profesional, no de una persona que no ha estudiado para dar recomendaciones de ese tipo.

Cuidado con la información acerca de salud mental en Internet

Es recomendable, por todo lo dicho, nunca tomar lo leído en Internet como si fuera la recomendación que da un profesional cara a cara en un consultorio. Internet jamás reemplazará a los profesionales. En Internet usted encontrará información general que puede acercarse o no, en alguna medida, a su caso particular. Pero su caso particular es único e irrepetible, y, como tal, tiene sus propias necesidades; por eso debe ser pensado y analizado aparte, en un espacio y tiempo exclusivos.

Y digo esto sabiendo y teniendo en cuenta que yo mismo publico muchas veces en Internet. Pues sí, lo vuelvo a repetir, lo dicho en Internet, en primer lugar, son generalidades que, de haber algún problema, no satisfacen de ningún modo su caso particular. En segundo lugar, usted no conoce necesariamente al autor, no sabe por ende si es un profesional recomendable, o si está bien informado, ni siquiera puede que sepa si es un profesional. Así que cuidado, si hay problemas, es necesario darse el trabajo de ver personalmente a alguien.

Sólo un profesional puede discutir una opinión profesional

Finalmente, es necesario sopesar las recomendaciones profesionales con opiniones de otros profesionales. Si un psicólogo le da una recomendación y usted duda de ella, busque una segunda opinión, de otro psicólogo, antes de iniciar tratamiento alguno, y acomódese. Igual frente a las recomendaciones médicas o de cualquier otra índole. Si un pediatra le da una recomendación y usted duda de ella, no pretenda rebatirla con la opinión de un enfermero o de la suya propia, busque la opinión de otro pediatra. Si le vuelven a decir lo mismo, cabe preguntarse si acaso es a usted a quien no le gusta la recomendación y por eso anda buscando quien la contradiga.

Para terminar, para darnos una idea, piense en usted y en su oficio o profesión. Piense en lo absurdo y fuera de toda lógica que sería que venga una persona X a contradecir lo que usted sabe, sin ser su colega y sin haber estudiado la misma carrera u oficio. Lo mismo sucede muchas veces en Internet y en otros ámbitos en lo que respecta a la salud mental. Por eso es mejor ser conscientes de esto e ir con cuidado, no sólo en Internet, sino en todos los demás espacios de comunicación.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“Cuidado con la información en internet” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Sigue la reconstrucción

Me tomó un buen rato hoy dejar el blog ordenado. También hice algunos cambios poco importantes. Quedan pendientes temas de diseño. Parece que no disponemos de plantillas genéricas ni nada de eso, así que voy a tener que ver qué imágenes pongo para que no se vea todo tan calato.

También veo que WordPress da algunas pequeñas opciones que quiero usar. Ya iré implementándolas luego. Ahora sí ya me siento más cómodo para seguir con la publicación normal.

Saludos a todas y a todos

Diego

Migración a WordPress

050 diego fernandez

Mejor dicho: en RECONSTRUCCIÓN =/

Hola a todos. Bueno, ahora el servicio de blogs de la PUCP se ha mudado a WordPress. No tengo idea de si esto será mejor, espero que sí. De momento lo que ha sucedido, como pueden ver, es que la mayoría de las entradas se ha desordenado y se ven fatal, además de que no hay skin y han desaparecido una serie de detalles, como mi foto de perfil. Así que lo que queda por hacer es arreglar todo el desorden y configurar lo que haya que configurar para que las cosas estén como siempre. Esto lo iré haciendo de forma gradual, ya que son muchas entradas para hacerlo todo de un tirón.

Mientras tanto, iré actualizando el blog normalmente.

Saludos a todos los visitantes

Diego =)