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Lo que NUNCA debes hacer al llevar a tu hijo a psicoterapia (6): retirarlo del tratamiento sin despedirse del terapeuta

A mí nunca me ha ocurrido que un paciente niño o adolescente, que está próximo a salir de alta a su tiempo, fuera retirado bruscamente por parte de sus padres. Cuando llega el alta de un niño o adolescente, la relación con los papás suele ser buena, o al menos armoniosa, de tal forma que me parecería extraño que se dé algo así.

Esto de que los papás dejen de llevar a su hijo a su psicoterapia abruptamente, sin siquiera poder decirle “chau” a su terapeuta, más bien sucede con los papás que retiran a sus hijos unilateralmente del proceso, sin que haya sido indicado por el profesional.

La relación terapeuta paciente no tendría que ser tomada a la ligera

Ya bastante malo es que los papás interrumpan el tratamiento de su hijo; ya bastante malo es también que no sigan las recomendaciones del profesional; a esto habría que agregarle ahora que, encima, privan a su hijo de la posibilidad de despedirse de la persona con la que se han abierto completamente en las sesiones, de la persona a la que han confiado sus cosas más íntimas o de la persona con la que se han permitido llorar y compartir su sufrimiento.

Pues sí, se separa abrupta, unilateral y sin posibilidad de despedida al niño o adolescente de esta persona, con quien ha tenido esta relación o, en todo caso, con quien empezaba a tener esta relación. Si uno lo piensa así, es hasta cruel.

A mi hijo no pareció importarle

No vamos a decir que los hijos van a demostrar sentirse terriblemente mal en el momento (aunque algunos, los más saludables, sí harían ver un malestar). El tema no es que los hijos sufran por no despedirse. El tema es que con esta experiencia, se somete al niño o adolescente, deliberadamente, a la posibilidad de las relaciones vacuas, a la inconstancia de las personas, a la frivolidad del contacto humano, a la posibilidad de que alguien importante simplemente desaparezca.

Otros chicos sí sentirán la extrañeza, la separación intempestiva y la muda ruptura de la relación. Esto los podría hacer sentir tristes o furiosos, pero cuando uno les pregunta, ellos podrían decir que no pasa nada, como hacemos los adultos cuando nos preguntan “¿cómo estás?”… “bien”.

Algunos chicos, a sabiendas de que los responsables son sus padres, preferirán echarle la culpa al terapeuta. Es más sencillo y menos doloroso enojarse con el terapeuta que con los papás de uno. “Dejé de ver a mi terapeuta de pronto y él jamás me buscó ni mostró ningún interés, resulta que no le importaba”. A estos chicos, que guardan este pequeño resentimiento injusto e irracional, los veo de adultos como alguien que se resiste a la salud mental, condenándose a sí mismo y a sus futuros hijos a la desatención y a la negligencia cuando lo necesiten. Así es como luego se pueden desarrollar ideas como “no me sirvió de nada”, “sólo le importaba la plata”, “es una estafa”, y estas ideas posteriormente se pueden convertir en argumentos cuando son adultos, y todo habría empezado con esto, con un negar a su hijo simplemente despedirse.

¿Qué implica despedirse?

Si los padres no pueden (o no quieren) seguir llevando a su hijo a psicoterapia, es muy posible que el terapeuta, luego de intentar hacer ver a los padres lo inconveniente de esta acción, proceda a recomendar unas últimas sesiones con el hijo para cerrar el proceso. Recordemos que la psicoterapia es un proceso de salud. Retirar al hijo de psicoterapia de forma brusca es como levantarte del quirófano e irte con las tripas afuera. Por eso es muy común referirse a esto como “cierre”, “cerrar el proceso”.

Una buena despedida podría tomar entre 2 y 8 sesiones, depende de lo que recomiende el profesional. Estas sesiones le servirán al hijo para sintetizar junto a su terapeuta lo que han trabajado, darle un sentido a esta despedida fuera de tiempo, decirse “chau”, tener la oportunidad de escuchar de su terapeuta que su consultorio siempre estará abierto para cuando él lo desee. Esto es muy distinto a simplemente dejar de verse.

Nota aparte: el cierre cuando se da de alta

Ojo, no confundir esta despedida, que vendría a ser el mal menor, cuando los papás quieren interrumpir el proceso, con el cierre o proceso de despedida cuando realmente el chico alcanza el alta. El cierre del proceso terapéutico cuando se alcanza el alta puede ser muy diferente a lo que he descrito acá y dependerá del tipo de psicoterapia que esté llevando.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“Lo que nunca debes hacer al llevar a tu hijo a psicoterapia (6): retirarlo del tratamiento sin despedirse del terapeuta” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Llamando a los padres por sus nombres

Ilustración: Klinko

Hay muchas personas que llaman a sus padres por su nombre y no los llaman “papá” o “mamá”. Algunas personas empezaron a hacer esto siendo niños, otros siendo adolescentes. Algunos lo decidieron así en algún momento de sus vidas, otros lo empezaron a hacer sin darse cuenta. Otros incluso fueron animados por el padre y/o la madre para que los llamaran por su nombre, muchas veces argumentando aquello de que quieren que el hijo los vea como un amigo(a) y no sólo como padre o madre.

Esta vez me voy a referir a los niños o adolescentes que están decidiendo, conscientemente, dejar de llamar “papá” o “mamá” a alguno de sus papás, o a ambos.

No mereces ser llamado “papá”

Hay muchos casos, por lo menos entre las personas que conozco, que esto se da como una respuesta a la sensación que tiene el hijo de que sus padres no se comportan como tales y que por eso no deben ser llamados “papá” o “mamá”. Frente a esta situación, el hijo opta por retirarle el título de padre a su mamá y/o papá, y empieza por llamarlo deliberadamente por su nombre.

Cuando los papás no pueden frenar esto, el hijo se acostumbra y se forma un hábito. Es más, yo diría que el hecho mismo de que los papás no puedan frenar esto, confirma en el hijo que no son dignos de ser llamados así.

Un consejo para todos los hijos que planean hacer esto

Si tú eres un niño o adolescente y estás planeando retirarle el título de “papá” a alguno de tus padres, o tal vez ya has empezado a hacerlo, te aconsejo que desistas y busques otra forma de resolver los problemas con ellos.

¿Por qué digo esto? Lo digo porque empezar a llamar por su nombre a tus padres viene a ser como un atentado suicida. No sólo atacas a tus papás (que, entiendo, tal vez opines que lo merecen), sino, y esto es lo más importante, te haces daño tú mismo.

¿Cómo así? Si tus papás no te frenan, esto se convertirá en un hábito y dentro de un tiempo, será ya muy difícil para ti volver a llamar a tus padres “papá” o “mamá”, aunque lo quieras. De esta forma, pasarán los años y posiblemente ya no haya marcha atrás. De alguna manera simbólica te quedarás sin padres, y esto, créeme, afectará como un onda expansiva tu futuro, no verás con los mismos ojos a tu pareja cuando decidas tener hijos, no te verás igual a ti mismo siendo papá o mamá, tu relación con tus propios hijos en el futuro estará afectada pues eso de “papá” o “mamá” estará ya trastocado en tu cabeza desde las mismas palabras.

No quiero ahondar en estas razones, pues haría falta demasiado texto académico para explicarlo en profundidad, pero la idea es esa. Dejar de llamar “papá” o “mamá” a tus padres es una bomba que te explotará en la cara a ti también, así que mejor será solucionar los problemas de otra forma.

Un consejo para los papás

Si su hijo o hija empieza a hacer esto o ya lleva tiempo haciéndolo, siendo una decisión voluntaria, es tiempo de hacer dos cosas:

1) No confirmar que no merecen el título y comportarse como papás: no permitan que los llamen por su nombre. Si ya se hizo un hábito, puede que ya sea demasiado tarde, así que será asunto de llevar a cabo la segunda recomendación.

2) Entender que si su hijo o hija ha empezado a hacer esto, es porque hay problemas en dos niveles: en un nivel familiar y en un nivel individual. Es tiempo de consultar con un profesional. Es muy probable que se necesite psicoterapia.

Es necesario realizar ambas cosas. Si sólo se limitan a aplicar disciplina y autoridad, sólo están atacando la punta del iceberg y no la raíz, y el problema volverá a emerger, tal vez convertido en otra cosa peor. La raíz se ataca enfrentando las dificultades emocionales, individuales y familiares que han originado esto.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“Llamando a los padres por sus nombres” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Finalizada la presentación del blog (y gracias a Lucía)

Finalmente, con una imagen en la cabecera y una imagen de fondo he acabado de poner a punto el blog, que quedó sin plantilla luego de la migración a WordPress.

Gracias a mi hermana, la artista plástica Lucía Fernández por ambos trabajos, que me han encantado. Pueden ver sus ilustraciones también en varias de las entradas del blog, especialmente en las primeras.

Les recomiendo seguirla en su Facebook para ver su trabajo más de cerca:

Saludos a todas y a todos =)

Diego