Archivo por meses: enero 2015

A ti te quiero más

Los papás podrían tener cuidado al decirle a alguno de sus hijos “yo te quiero más a ti”, comparando el cariño que sienten con respecto a su hermano o hermana. Este tipo de afirmaciones se puede dar en familias en las que los hijos mantienen una rivalidad en la que se disputan el cariño y los cuidados de los papás.

Algunos papás recurren a este tipo de afirmaciones para hacer sentir mejor a uno de sus hijos, pero puede no ser muy conveniente. En primer lugar, lo más probable es que el niño no le vaya a creer al papá o mamá que diga esto, por más que lo acepte con aparente gusto o alivio. En el fondo, el niño sabe perfectamente que no debería darse este tipo de preferencias, o, si fuera el caso, no se daría a su favor (si de verdad creyera que es el favorito no estaría en rivalidad con su hermano o hermana y no habría necesidad de consolarlo). Esto fija en la mente del niño la certeza de que su papá o su mamá miente y no es de confianza.

En segundo lugar, suponiendo que el niño le crea a su progenitor, se fija en la mente del niño la idea de que su papá o su mamá es capaz de parcializar su afecto en detrimento de uno de los hermanos. Esto desestabiliza el sistema familiar en la mente del niño, lo hace endeble y sujeto a favoritismos.

Lo más recomendable sería decir la verdad: que a ambos hermanos se los ama y que de ninguna manera a uno se le quiere más que al otro.

¿Y si es verdad que mamá o papá quiere más a alguno de los hermanos?

Por supuesto estamos exceptuando los casos en los que de verdad el papá o mamá siente que quiere más a uno. Nada de lo que hemos dicho arriba se aplica a estos casos. Aquí es verdad que hay favoritismo y es verdad que el sistema familiar no podría ser sólido para ninguno de los niños, ni para el favorito, ni para el que no lo es, ya que se está creciendo en un sistema familiar injusto, excluyente y parcializado (y por tanto eso es lo que se aprende).

En suma, los favoritismos de los padres hacia los hermanos son muy nocivos para los hijos, sean verdad o sean mentiras blancas.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

Licencia Creative Commons
“A ti te quiero más” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Papás: informándose acerca del desarrollo adolescente

A mediados del siglo pasado, se empezó a hacer popular entre los papás primerizos el ir a las librerías y comprar publicaciones que ofrecían guías para la salud de los niños y de la familia. También se hizo costumbre el adquirir libros dedicados exclusivamente a la crianza de los hijos, muchos de ellos muy centrados en el aspecto psicológico.

Aun ahora esta costumbre sigue, sólo que los papás, además de buscar libros impresos, acuden a internet, usan buscadores, ven vídeos o leen publicaciones en línea. 

 ¿Y en la adolescencia?

Sin embargo, este entusiasmo por la investigación y por aprender muchas veces se mantiene mientras dura la primera infancia del primer niño. Muchos papás, luego de superado el trance de mantener vivo a su primer hijo, se sienten más seguros y se olvidan de que hay muchas cosas que no saben.

De esta manera, al llegar la pubertad o la adolescencia, muchos papás ya no sienten el impulso por investigar, por leer, por hacerse esponjas que absorvan lo que haya que aprender en su rol de crianza. Y esto sucede a pesar de que la pubertad y la adolescencia pueden traer más problemas a los papás que la niñez.

Investigar, leer, aprender, también en la adolescencia

Cuando nuestro hijo llegue a la pubertad es importante que los papás dediquen algo de su tiempo a investigar, a informarse acerca del desarrollo adolescente. Si no quieren leer o no confían en las publicaciones, consulten con un profesional y manifiéstenle las dudas que quieran resolver. Si su pareja no desea, que no es lo ideal, no se frene y hágalo sola o solo.

La adolescencia suele traer cambios muy notorios y muy radicales en las relaciones, en las problemáticas, en las prioridades y en las costumbres de una familia, que no es poco común que dejen descolocados a muchos padres. Cuando los papás no saben cómo adecuarse a un cambio evolutivo tan notorio e intenso, se suelen dar luego problemas de salud mental en consecuencia, ya que el hijo todavía está en formación.

También para el otro sexo

En la adolescencia esto es aun más notorio que en la niñez: no basta con investigar e informarse cuando su primer hijo llega a la pubertad. Si le sigue otro del sexo opuesto, en realidad es como si no se hubiera informado antes. La pubertad y la adolescencia en hombres y mujeres es muy distinta, y es necesario saber muchas cosas en su momento por separado. Vuelva a investigar, vuelva a interesarse, vuelva a informarse cuando otro hijo llegue a la pubertad y es el primero de ese sexo que llega a esta etapa de la vida.

Espero posteriormente poder recomendar textos o material audiovisual que, en alguna medida, cubran la necesidad que he planteado aquí.

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

La música: aliada de la salud física y mental

Esta entrada fue publicada originalmente en Rumbo Norte en noviembre del 2012.

 En un artículo titulado “Música y neurociencias”, los autores mencionan que a raíz de las investigaciones se ha propuesto que la música, a pesar de no ser necesaria para sobrevivir, sí “puede ser significante para mantener una salud física y mental” (ver referencia, página 163).

Escuchar música (respetando a los demás, por supuesto) puede, por tanto, ser un factor importante para mantener la salud de las personas, y hay quienes dicen que también de los animales y de las plantas. Efectivamente, algunas personas afirman que poniendo música suave en el lugar donde están las plantas, éstas tienden a crecer más fuertes, vitales y frondosas.

Para los niños y adolescentes

– Si su hijo manifiesta deseos de aprender a tocar algún instrumento, de cantar o de bailar, podemos aplicar lo mismo que mencionamos en una entrada anterior acerca de los deportes: aproveche la oportunidad de que su hijo se interesa por algo que le hará bien y concédale el deseo, sin condicionarlo a las buenas notas o al buen comportamiento. Si su hijo le toma gusto a un instrumento o al canto, no sólo escuchará mucha música, sino que también la hará él mismo, generándole muchos beneficios a su desarrollo, por la cantidad de habilidades que tendrá que poner en marcha para interpretar, ejecutar o incluso componer.

En el caso de la danza, del mismo modo, la cantidad de funciones que la persona debe desplegar para la ejecución y la interacción con la música le otorgarían, con la práctica, otros tantos beneficios. Además, con la danza, las personas realizan trabajo físico, lo que ya de por sí es muy valioso para la salud física y mental.

– Si usted es padre o madre y sabe tocar algún instrumento. Ofrézcale a su hijo aprender a tocar para hacer música juntos. Si su hijo o hija se anima y llegan a establecer una práctica, la relación entre ustedes podría mejorar notablemente o mantener sus niveles óptimos, además de aplicarse las mismas ventajas que se mencionaron en el punto anterior.

– Lo mismo que se mencionó acerca de la lectura en otra entrada, se aplica para la música. Nunca se debe obligar a un niño o adolescente a practicar música, canto o danza. La persona debe hacerlo porque lo desea. La obligación puede hacer que el niño o adolescente crezca sintiendo rechazo a una actividad buena.

Para los adultos y adultos mayores

– Si usted es adulto y desea retomar su práctica, hágalo sin pensarlo mucho. Le hará mucho bien.

– Si usted es adulto y no sabe tocar ningún instrumento, ni cantar, ni bailar, pero siente deseos de aprender alguna de estas disciplinas, no se desanime. Hay muchas personas que han empezado siendo mayores y han reportado beneficios significativos para su salud, además de satisfacer su deseo y pasarla muy bien con su nueva actividad. Si sus papás no pudieron dárselo siendo niño, podría pensar en dárselo usted mismo ahora que es adulto.

Referencia

Masao, Ricardo; Martínez, Alma; Vanegas, Mario (2010). “Música y neurociencias”. En: Archivos de Neurociencias. Volumen 15. Número 3. Julio – septiembre 2010. Páginas 160 – 167.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

Papás: desacuerdos difíciles de resolver

En una entrada anterior hablamos sobre lo importante que es para los papás estar de acuerdo con respecto a la disciplina dada a los hijos menores. En aquella ocasion recomendamos, entre otras cosas, que se debía evitar que los hijos sean testigos de desacuerdos entre los papás a la hora de disciplinarlos.

Pero, ¿qué hacer con aquellos asuntos de disciplina en los cuales no se puede llegar a un acuerdo tan facilmente?

Posponer la discusión

De repente, por más que hayan intentado llegar a un acuerdo, los papás no han logrado un consenso con respecto a una situación que involucra al hijo. ¿Qué hacer si esa situacion se presenta frente a los hijos? Por ejemplo, la mamá considera que a su hijo, al haberse portado mal, se le debe prohibir jugar con el playstation dos o tres dias; pero el papá no esta de acuerdo con aplicar castigos tan prolongados. Pongámonos en el lugar del papá que llega a la casa y se encuentra con que el castigo ya fue aplicado por ella ¿Qué haríamos en una situación como esa?

En este ejemplo la recomendacion iría dirigida al papá. Es fundamental que si hay un desacuerdo, y los hijos están presentes, la discusión se posponga para otro momento. El papá no debe cuestionar la decisión de la mamá delante de su hijo, tampoco debe deshacer el castigo por más que la mamá no se encuentre en casa. El castigo se debe cumplir tal y como la mamá lo decidió, por más que el papá no esté de acuerdo con la aplicación del mismo. ¿Por qué? Porque es preferible un castigo inadecuado por tres días a que la disciplina del niño o del adolescente se vea marcada por haber sido testigo de los desacuerdos entre sus padres.

Conversarlo después

Los papás pueden retomar los intentos de solucionar sus diferencias de opinión cuando estén solos. Ahora, podría darse el caso de que el desacuerdo no se resuelva. Aquí lo importante es que se intente llegar a un acuerdo, incluso cediendo un poco ambas partes. Pero si al final esto no se da, y las situaciones de desacuerdo se van repitiendo, los papás podrían recurrir, tal vez, a algunas personas cercanas de confianza, para escuchar otras opiniones. Si aun así, no se encuentra resolución, se puede consultar con algún profesional recomendado para que haga de mediador objetivo, en ese caso sería ideal que se sigan las indicaciones de dicho profesional.

Los sentimientos de los papás

Decimos esto sabiendo y comprendiendo que, para el papá o la mamá, encontrarse con que su pareja está haciendo exactamente lo que él o ella no haría, genera sentimientos negativos, por ejemplo, de cólera. Aquí lo que se está recomendando es que los papás hagan el esfuerzo de no actuar impulsivamente, guiados por dicha cólera, para así poder llegar luego a un acuerdo conversado.

Excepción

Como muchas veces, cuando se plantea una regla, se presentan excepciones, y en este momento se me ocurre una: si el papá encuentra a la mamá golpeando al hijo o viceversa, sí es necesario que se detenga esta acción y se sugiera, de la forma mas calmada posible, otra forma de sancionar la falta que el hijo haya cometido. ¿Por qué esta es una excepción? Porque a diferencia de los desacuerdos que se puedan dar por la comida, por el tiempo de ver la televisión o jugar con el playstation, o por el salir a fiestas, el maltrato físico a un niño o adolescente, necesariamente, va a ser más dañino para él que presenciar el desacuerdo entre sus padres. Por otro lado, como también vimos en una entrada previa, los hijos esperan de sus papás protección y cuidado y si uno de ellos se convierte en agresor físico, cosa que ya va contra este principio, es mucho peor que el otro padre se mantenga como testigo mudo frente al maltrato que el niño está sufriendo.

Para recordar

– Ante situaciones de desacuerdo que se presenten frente a los hijos, la discusión debe ser pospuesta para otro momento, no ceder ante la cólera.

– Si los papás ven que no hay forma de resolver una discrepancia durante mucho tiempo, y esto esta generando problemas repetidamente, se puede conversar del asunto con un profesional recomendado. Aquí lo que resuelve es seguir las indicaciones de dicho profesional.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe