INFORMALIDAD, MEDIOCRIDAD Y EL FUTURO DEL PERÚ
Efraín Gonzales de Olarte
No cabe duda que el Perú es cada vez más informal. Las últimas cifras dicen que el 80% de los trabajadores son informales y que sólo producen el 20% del PBI, es decir, además de no estar registrados en el Estado tienen bajísimas productividades y, en consecuencia, bajos ingresos. El otro 20% de trabajadores formales producen el 80% del PBI y tienen mayores productividades y están mejor pagados
Por otro lado, constatamos con consternación que la mediocridad ha ido creciendo en el Perú. Según el diccionario, mediocre indica algo o alguien que no presenta la calidad ni el valor que sea mínimamente aceptable para su entorno. En general se usa como adjetivo para indicar algo que tiene poco valor o algo hecho con el mínimo esfuerzo. Si comparamos al Perú con otros países, lamentablemente tenemos que reconocer que tenemos un importante contingente de mediocres, sobre todo en la clase dirigente y política, que hoy tienen cargos de gobierno, gremiales o empresariales que conducen al Perú.
Lamentablemente, no existen estadísticas al respecto, pero si algunos signos inequívocos de este problema. En el Congreso de la República existe un importante número de congresistas que han estudiado en las universidades no licenciadas, es decir, han tenido una formación mediocre. Los representantes de los profesores de Perú Libre están en contra de los concursos de méritos, es decir, optan por la mediocridad con tal de tener un empleo. Varios de los ministros de este gobierno apenas tienen conocimiento de los temas de su sector y tienen currículos más bien mediocres. Algunos empresarios y políticos de toda orientación ideológica asumen que basta con tener plata para que sus mediocres opiniones sean válidas. Cuando escuchamos en la radio o la televisión las opiniones de algunos dirigentes sindicales o gremiales, que no entienden las preguntas o no pueden responder con claridad, estamos frente a mediocres debido a la mala calidad de la educación que recibieron y su escasa formación cívica. En general, nuestra clase política es bastante mediocre.
Ciertamente, cuando se analiza el nivel educativo de los informales, nos damos cuenta que la mayoría tienen bajos niveles de educación, no sólo con respecto a los estándares medios aceptados hoy, sino en relación al nivel de educación de nuestros vecinos como Chile o Colombia. Los informales son en su mayoría muy mediocres.
Obviamente, quien no está a la altura del puesto que ostenta es el Presidente Castillo, su mediocridad no es casual, es el resultado de la mediocridad más generalizada que tiene el Perú. Por fin, en el Perú hemos elegido a un representante de las mayorías mediocres, digamos que hasta entonces nos habían gobernado gente proveniente de las elites provenientes del 20% del Perú formal. En algún momento, se tenía que dar este cambio y las mayorías se impondrían.
Debemos reconocer que esta situación proviene de la enorme desigualdad económica y social que existe en el Perú, el 80% informal son en realidad personas con muy bajos niveles educativos, en consecuencia, con bajas productividades y como resultado con bajos ingresos y hoy son mayoría y, ciertamente, se van a identificar con sus pares. Por ello, tenemos que reconocer que las desigualdades sociales, la informalidad, las bajas productividades y la pobreza son hijas del modelo económico que tenemos de la debilidad del Estado peruano, ambos originados en el ajuste estructural de corte neoliberal que se hizo en el Perú al abrigo del Consenso de Washington hace 30 años.
Por ello, es bastante revelador que treinta años después de haber optado por un modelo primario exportador y de servicios, bajo la lógica e ideología neoliberal, tengamos como resultado tan alta informalidad y tanta mediocridad, cuando, en el papel, estas reformas deberían haber catapultado al Perú a ser parte de la OCDE. ¿qué pasó?
Mientras sigamos pensando que la inversión en minería petróleo o agricultura es la solución para el desarrollo del Perú, la informalidad y la mediocridad seguirán su curso. Un país informal y mediocre tiene un futuro también mediocre.
De pronto el futuro del Perú empieza por fortalecer la SUNEDU, iniciar la acreditación de las universidades y sus carreras, para que haya menos mediocres, apoyar a rajatabla la carrera magisterial y recuperar las clases perdidas por la pandemia aumentando el presupuesto para que el retorno a clases sea a tiempo completo y con mejor alimentación para los estudiantes, para que la mediocridad se vaya extirpando desde la primaria. Si esto sucede, la informalidad bajará casi de manera natural, se reducirán también las desigualdades y de pronto tendremos mejores líderes y políticos.
PC 15.01.2020