Mario Vargas Llosa, nuestro Premio Nobel de Literatura, nos ha recordado en días recientes que “…la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido”. Esta afirmación, de indudable naturaleza ética, nos debe conducir de la reflexión a la acción concreta: ¿cómo construir la prosperidad de los pueblos indígenas de nuestro país?
El Premio Nobel de Economía en 1998, Amartya Sen, ha afirmado que la libertad es valiosa porque nos da la oportunidad de perseguir nuestros propios objetivos, sirviendo a nuestra capacidad para decidir cómo vivir. Son muchos los factores que reducen la capacidad de las personas para elegir.
En el caso de los pueblos indígenas, la ausencia de medios como el acceso a buenos servicios de salud y a la educación, así como a servicios públicos básicos, la falta de medios de comunicación, se suman a las debilidades en el proceso de reconocimiento y seguridad jurídica de las tierras que ocupan y a su limitada participación de los beneficios derivados del aprovechamiento de los recursos naturales de su entorno. Indudablemente, estos factores limitan sus opciones reales y, por consiguiente, trabajar a favor de la libertad implica eliminar estas carencias.