Archivo de la etiqueta: siglo XVI

Centro y periferia en el Imperio Español

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•La construcción del imperio español va de la mano con la conquista de América
•Imperio que nace “Universal”
•La economía va cobrando fuerza
•Articulación imperial
•Rutas comerciales
•Mantenimiento de la autonomía de las partes
•Se da a conocer lo que es una “Economía Mundo”
•Parte del mundo conformada por varios espacios y ordenada en base a un centro
•Existe una jerarquía y un orden
•Encierra un aspecto político
Idea de centro:
•Ciudad centro -> desde la cual parte y llega
•Ciudad receptora
•Puede ser una ciudad capital o no (Sevilla/Cuzco)
•Sevilla -> siglo XVI: centro de la economía mundo
Áreas periféricas:
•Todas las áreas periféricas aportan algo
•Las lejanas: aportan en algo
•México- Perú: plata (materiales preciosos)
•China: seda
•Moscovia: pieles
•Escandinavia: madera
•Filipinas: intermediaria con China
Áreas externas:
•No forman parte de la economía mundo, pero tienen que ver con ella
•Comercian con otras economías del mundo

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Historia de España

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Autor: Pierre Vilar
Editorial: Austral
Año: (1978) 2013
Pág: 266

Índice

Prólogo a la nueva edición española
Capítulo I. El medio natural y los orígenes del hombre.
Capítulo II. Los grandes rasgos de la historia clásica: la Edad Media
Capítulo III. Los grandes rasgos de la historia clásica: los tiempos modernos
Capítulo IV. Los grandes rasgos del periodo contemporáneo
Capítulo V. Las crisis contemporáneas
Epílogo (enero de 1978)

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La Casa de Austria y el Perú

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Editor: Universiad de Lima- Vice Rectorado
Año: 1994
Pág: 83 pág.

Índice:

Presentación – Dr. Fernando Rosas M.
Inauguración del Seminario – Dr. Fernando Rosas M.
Palabras del Embajador – Sr. Franz Irbinger
Las Instituciones políticas- Dr. Carlos Deustua
De una economía de conquista a una economía colonial – Lic. Eduardo Dargent
El Arte Colonial- Dr. Luis Enrique Tord
El Nacionalismo y las minorías en el Imperio de Austria-  Dr. Franz Irbinger
Imperio: Idea y Realidad – Dra. Cristina Flórez
Estructura económica de Europa en los siglos XVI y XVII- Dr. Fernando Rosas M.
El Barroco Austriaco – Dra. Beatriz Magán

Reseña biográfica de los expositores

 

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Luis de Velasco y Castilla , IX Virrey del Perú (1596-1604)

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Luis de Velasco y Castilla nació en Carrión de los Condes (Palencia) en 1539 y  gobernó como Virrey de Nueva España entre 1590-1595 y 1607-1611 y como Virrey del Perú durante los años 1596 y 1604. Fue hijo del Virrey del mismo apellido, a quien se le conoce como el Viejo, y de doña Ana de Castilla.

Pasó con su padre a la Nueva España y en este lugar permaneció hasta 1586, en que regresó a la Corte. Realizó un viaje a Italia como parte de la embajada que el rey Felipe II envió al Gran Duque de Florencia y no mucho después fue nombrado como Virrey de México. Su gobierno en México fue desde el 27 de Enero de 1590 hasta el 5 de Noviembre de 1595. En dicho Virreinato, contrajo matrimonio con doña María de Mendoza y de este matrimonio tuvo tres hijos: Francisco, Antonio y Mariana de Ircio y Velasco.

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El 6 de junio de 1595, el Monarca español extendía su nombramiento de Virrey del Perú y se escribía a todos los cabildos de las ciudades para que le prestaran obediencia como tal y le reconociesen en su doble calidad de Presidente de la Audiencia de los Reyes y Capitán General en tierra y mar. El nuevo Virrey decidió llegar a Lima por tierra, enviando en un navío su recámara al Callao y a mediados de Mayo se encontraba en Santa. Su entrada a la ciudad capital se produjo el 23 de Junio con la pompa y magnificencia acostumbradas.

Luis de Velasco llegó al Virreinato del Perú en todavía edad temprana para mostrar actividad en el gobierno. No obstante, debía permanecer a esa clase de hombres que se consideran viejos antes de tiempo, porque a los tres años de la toma de posesión, cuando tenía sesenta años, ya escribía al Rey suplicándole que en atención a su “mucha edad, poca salud y falta de fuerzas” se dignase relevarle del mando. Es importante mencionar que, durante este tiempo, el salario que percibía el Virrey no era tan crecido como para asegurar una holgada pensión en su vejez.

Como era frecuente en los hombres de gobierno que escogía Felipe II, Luis de Velasco era un hombre recto y de conciencia; poseía bastante práctica en asuntos administrativos y su experiencia en el Virreinato de la Nueva España le había dado ocasión de conocer la legislación vigente. Durante su periodo, pese a la incursión de los holandeses, se gozó un periodo de paz y quietud. No hubo que hacer mayor esfuerzo para gobernar el Virreinato.

Fuente consultada:
Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. Tomo III. Lima: Editor Carlos Milla Batres, 1966

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Muerte de Felipe II y el gobierno de Luis de Velasco

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A los pocos años del inicio del gobierno de Luis de Velasco y Castilla (1596-1604), el 13 de septiembre de 1598, en San Lorenzo de Escorial fallecía Felipe II, a la edad de 71 años. Felipe II de Habsburgo, había sido rey de España desde enero de 1566 hasta el día de su muerte. Al año siguiente del fallecimiento del Monarca, en el mes de marzo, la noticia llegó a manos del Virrey y el luto por la pérdida fue general en todo el Virreinato. A pesar de que no se envió orden alguna para las celebraciones del duelo, el Virrey y la Audiencia acordaron la celebración de las honras fúnebres para los días 30 y 31 de marzo de 1599.

Según el R.P. Vargas Ugarte, pocos hombres habrán suscitado en torno de sí una tempestad de polémicas tan fiera y enconada como Felipe II, el Rey Prudente. Durante su vida, Felipe II supo encarnar en sí el movimiento que habría de detener tanto el avance del Protestantismo como el de los turcos. Por otro lado, marcó el sendero que devolvió a la Iglesia su robustez espiritual.

Desde los primeros años de su reinado, Felipe II hubo de volver su atención a América, todavía agitadas por el ardor revolucionario. Con calma, fue adoptando las medidas necesarias para su pacificación y el buen gobierno. Así, la creación de las Audiencias de Charcas y Quito, y posteriormente la de Santiago, contribuyeron a delinear las grandes divisiones territoriales del Virreinato del Perú y a formar en torno a éstos núcleos de cultura. Por otro lado, los hombres que gobernaron América durante su tiempo fueron personajes de marca y cumplieron su oficio a satisfacción.

Con gran lucidez, tomó todas las disposiciones para su entierro y funeral. Al morir, se envolvería su cuerpo en una sábana, colgándole del cuello una cuerda de la cual pendía una cruz de palo y sin otra mortaja se le depositaría en un ataúd de plomo que se cerraría y sellaría.  Sereno y sonriente, aguardó la muerte y a las cinco de la madrugada del 13 se Septiembre, se extinguió sin la menor conmoción. En Lima, el 16 de marzo de 1599, el Cabildo mandó un pregón por toda la ciudad para que todos sus habitantes dentro del tercero día vistiesen de luto. Las honras se celebraron, unos días más tarde.

Fuente consultada:
Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. Tomo III. Lima: Editor Carlos Milla Batres, 1966

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Extirpación de idolatrías

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El siguiente post fue redactado para el curso “Historia de la Iglesia en el Perú y América Latina” en el semestre 2013-1

La extirpación de idolatrías en el Nuevo Mundo, especialmente en el territorio andino, ha sido muy estudiada en los últimos años, lo cual ha generado algunos debates sobre el tema. En este caso, se expondrán los textos de Nicolas Griffiths La cruz y la serpiente. La represión y el resurgimiento religioso en el Perú colonial y Política eclesiástica y extirpación de idolatrías: discursos y silencios en torno al Taqui Onqoy de Gabriela Ramos. Ambos textos, en términos generales, tratan sobre el impacto de la extirpación de idolatrías en el virreinato del Perú y su trasfondo político e ideológico.

Griffiths inicia su texto considerando que la extirpación de idolatrías fue principalmente un instrumento de represión que se caracterizaba por denuncias, acusaciones, interrogatorios, investigaciones, sentencias entre otros medios.Sin embargo, la represión por la fuerza de la religión nativa era algo tan viejo como la misma conquista. En el caso del territorio andino, este autor considera que el ascenso del movimiento del Taki Onqoy en 1564-1565 desencadenó los procesos de idolatría conducidos por Cristóbal de Albornoz.La Corona española siempre se negó a someter a los indios a los rigores y procesos del Santo Oficio de la Inquisición, debido a su reciente instrucción en la fe. Así, un decreto real de 1575 estableció que los procesos por idolatría que no fueran de carácter criminal, pertenecían a la jurisdicción de las autoridades eclesiásticas, y no las civiles.Sobre este punto, el autor hace mención a las técnicas de represión aplicadas por Albornoz, las cuales alcanzaron su madurez de altura en la segunda década del siglo XVII. Así, la principal adición al aparato represivo fue la creación del cargo del visitador general de las idolatrías.Cabe resaltar que, al contrario de la Inquisición, la Extirpación cumplió una función judicial y pastoral. Mientras las campañas de extirpación entre 1609 y 1622 estuvieron acompañas de una bien organizada política pedagógica, las campañas de 1649 a 1670 parecen haberse caracterizado por un declive de la actividad misionera.Para el autor, el que la Extirpación no se convierta en una institución se debió a que ésta dependía de la voluntad de individuos poderosos. Por otra parte, el autor sostiene que las frecuentes denuncias de los excesos cometidos por los visitadores es considerado como un testimonio de su voluntad de recuperar sus gastos y poder convertir sus esfuerzos en económicamente rentables. Así, el declive de las campañas no puede ser atribuido a una pérdida de interés por parte de las autoridades eclesiásticas.Más delante en su texto, Griffiths considera que la religión andina fue interpretada por conforme a la dicotomía entre idolatría y superstición. Así, idolatría significaba no solo el culto de ídolos, sino también el culto a cualquier criatura u objeto de creación. De este modo, la idolatría fue definida como una subdivisión de la categoría de superstición.Por su parte, Gabriela Ramos en su texto rescata la importancia del Taqui Onqoy en el proceso de extirpación de idolatrías emprendido por Cristóbal de Albornoz. La autora sostiene que en la información sobre Albornoz de 1569 se mencionan las virtudes de éste como persona que ha llevado adelante de manera eficiente y digna de conocimiento el adoctrinamiento de la población nativa; sin embargo, no se hace mención alguna al Taqui Onqoy.

No obstante, la información recogida un año después, aparece por primera vez el Taqui Onqoy en las preguntas del interrogatorio además de una descripción del movimiento. Para el año 1577, se realizó en el Cuzco una tercera información de los servicios de Albornoz. Cómo en el caso anterior, su mérito central consistió en haber sido quien descubrió el citado movimiento. En la información de 1584, las preguntas aluden también a la calidad de persona y demás actos realizados por Albornoz, así como la reafirmación de haber sido el primero en descubrir el Taqui Onqoy, además de hacer una descripción con nuevos elementos sobre el movimiento.Sobre los testigos, la autora considera que antes de que llegara el visitador, la conducta de los curas habría sido permisiva en torno a la cantidad de idolatrías e ídolos.A manera de conclusión, la autora sostiene que es necesaria hacer una lectura crítica que proponga una metodología distinta para poder comprender mejor el fenómeno del Taqui Onqoy, el cual, para ella, ha sido sobredimensionado debido a los sesgos de carácter político e ideológico a finales del siglo XVI.Como opinión personal, considero que el movimiento del Taqui Onqoy si tuvo una importancia resaltante durante el siglo XVI. No obstante, es posible que por intereses personales –ya sean políticos o ideológicos-, los actores que se opusieron al movimiento lo hayan maximizado. La importancia de un ascenso en la carrera eclesiástica para algunos funcionarios llevó a resaltar la participación de Albornoz en su lucha contra dicho movimiento.



Catedral de Lima

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Tras la fundación de la ciudad de Lima, se decidió construir la primera catedral sobre el antiguo templo que se encontraba cerca al palacio de Taurichusco. Por erte motivo, la Catedral se encuentra 17 escalones por encima de la plaza. El primer plano de la Catedral era sencillo; no obstante, cuando llegó la noticia y ordenanza de la creación del Virreinato del Perú y el Arzobispado de Lima, se decidió por hacer más grande la Catedral.

Las Iglesias en el Perú virreinal, solo poseían un ancho de treinta metros. Esto se debía a que no se encontraban vigas de mayor tamaño. La Catedral de Lima, a diferencia de las otras catedrales o iglesias tradicionales, posee sus naves de igual tamaño. Cabe mencionar que la Catedral de Cuzco es hermana por los planos de la de Lima; no obstante, posee un metro menos debido a la jerarquía. Tras el terremoto de 1746, y la posterior reconstrucción iniciada por el Virrey Manso de Velasco y continuada por el Virrey Amat, la Catedral de Lima adopta, al igual que el resto de la ciudad, un estilo neoclásico, cuando le debía corresponder un estiolo Rococó.
En el interior de la Catedral, a ambos extremos, se encuentran capillas personales, las cuales servían como adoratorios, así como tumbas sepulcrales para sus dueños. Quienes podían acceder a estas capillas eran miembros de la élite, cofradías, la Universidad de San Marcos, entre otros grupos acomodados. Es importante mencionar que la Catedral actual, en su interior, no es igual a la del periodo virreinal. Si actualmente se ingresa a la Catedral se podrá ver toda esta de largo; sin embargo, en el Perú virreinal, frente al Sagrario, se encontrará ubicado el coro, el cual se encontraba en unos bancos de estilo realista.
La Catesral de Lima ha sufrido varios cambios, tanto en su interior como en el exterior. La fachada de la Catedral solo ha variado en relación al plano original. La tercera parte de la Catedral, a pesar que la construcción se inició, nunca llegó a concluirse. Esto de sebió a que resultaba muy costosa y demoraba mucho tiempo en culminarse.

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Tipología de la casa colonial

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Tras la llegada de los conquistadores al territorio andino, se comenzaron a fundar ciudades sobre los ascentamientos nativos. Así, el 18 de enero de 1535 se funda en el valle del río Rímac la nueva capital del futuro virreinato del Perú, Lima, la también llamada ciudad de los Reyes. Las familias más importantes, desde la fundación de la ciudad, tendieron a vivir lo más cercano posible a la Plaza Mayor, donde funcionaba la vida comercial, política y religiosa de la ciudad. 

El plano de Lima, se mantuvo igual al concebido en 1535 hasta poco después de 1750, cuando, tras el gran terremoto de 1746, se busca ampliar la ciudad. Es importante mencionar que la ciudad de Lima estaba trazada bajo un plano cuadriculado; no obstante, la Plaza -que debió ubicarse al centro de la ciudad-, fue construida cerca al río Rímac por las tierras fértiles que ahí se encontraban, además, de la idea de Pizarro de construir su palacio sobre los cimientos del palacio de Taurichusco y la Catedral sobre un antiguo templo.

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Tras una breve descripción de la plaza y la ciudad de Lima, procederemos a tratar la tipología de la casa virreinal. Las manzanas, estaban divididas en cuatro solares, en los cuales – al inicio del período virreinal-, se contruyeron las casas patio. Estas casas patio se encontraban, en un primer momento, en un lado del solar, rodeada por la huerta de la familia. La fachada de estas casas tenía tiendas que miraban hacia el exterior, las cuales eran una importante renta para el propietario de la casa; asimismo, en la fachada se encontraba el portón de madera.

Al ingresar a la casa, tras pasar el portón, uno se encontraba en el zaguán, donde uno desmontaba de su caballo o bajaba del carruaje. Una reja separaba el zaguán del primer patio, el cual era sencillo debido a que cumplía la función de recibir a los invitados de la casa. Hacia el extremo derecho del primer patio, se encontraban las escaleras que conducián al segundo piso de la casa -si es que esta poseía uno. Es importante mencionar que, durante el periodo virreinal, muchas familas buscaron copiar el modelo europeo de vivir en el segundo piso de las casas; no obstante, los constantes movimientos sísmicos muchas veces dificultaron esta intención. Un caso importnate es el ocurrido tras el terremoto de 1746, cuando el Virrey José Manso de Velasco, al momento de la reconstrucción, ordena que se contruyan casas solo de un piso, despertando las críticas -y hasta juicios-, por parte de la élite limeña.

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Pero volvamos a la casa patio. Luego del primer patio, venía la galería techada que daba paso a la sala, habitación masculina de la casa. Esta, a su vez daba paso a la cuadra, la habitación femenina de la casa. Tras la cuadra, se encontraba otra galería techada, la cual llevaba a un segundo patio. Es importante mencionar que entre la sala, la cuadra y las galerías techadas, habían ventanas que permitían la ventilación.

 

 

Hacia el lado izquierdo de la sala, muchas veces se encontraba la capilla. La camara y la recamara se encontraban hacia el lado izquierdo del primer patio. La camara era el dormitorio de la casa, destinado para los dueños de ésta, aunque en muchas ocaciones, los esclavos y sirvientes también dormían en este lugar por su sus amos necesitaban algo.

Debido a la falta de luz, y por necesidad de utilizar los servicios higiénicos, el chiflón era un corredor que unía el primer y segundo patio. El silo, normalmente, se ubicaba al fondo de la casa patio, pasando la huerta. En la mayoría de casos, en los dormitorios se encontraba un vacin y, en las casas más adineradas, se contaba con tinas.

Conforme fue pasando el tiempo y la población comenzó a crecer, se comenzaron a contruir más casas patio en los terrenos de las huertas. No hay que olvidar que lo segundos pisos de estas casas contaban con balcones, destinados para que las mujeres se puedan airearse y entretenerse con los acontecimientos de la calle. Si sobraban terrenos en el solar, pero no lo suficientemente amplio para contruir otra casa patio, se optaba por contruir un callejón de cuartos. Aquella persona que poseía uno, recibía una importante renta y era bien visto, mas quienes vivían en estos, no lo eran. Cada casa en estos callejones poseía varios cuartos, y a veces, se encontraba una pequeña plazuela al final del callejón. 

Otro tipo de casa en el Perú virreinal es la casa de campo, utilizada por las familias acomodadas de Lima para descansar de la ciudad. Estas casas de campo contaban con dos pisos. En el primer piso se encontraba el almacén, mientras que la familia vivía en el segundo piso. Estas casas eran construidas con madera y adobe. Algunas de ellas, como la casa Orbea, poseían también una capilla en su interior. 

El último tipo de casa virreinal es la casa hacienda. En esta, solo podían entrar el hacendado y su familia, y en algunos casos, un reducido grupo de gente. No todos los sirvientes podían entrar a la casa hacienda, es por esto que la cocina no se encontraba dentro de la casa hacienda. Esta casa representaba no solo el poder administrativo, sino también el religioso de una determinada ciudad. La mayoría de las casa limeñas, sino todas, poseían una ventilación en el techo con forma de rampa que miraba hacia el sur, la cual también proporcionaba luz.

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‘Sombras del Imperio. La nobleza indígena del Cuzco, 1750-1825’

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Autor: David T. Garrett
Editorial: INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS
Año: 2009
Pág: 450

Índice
Agradecimientos
Introducción

Primera Parte. Las élites indígenas y el orden colonial
1. La conquista española y las reformas de los Habsburgo
2. El largo siglo XVII

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Segunda Parte. La nobleza india del Cuzco Borbónico
3. Familias cacicales y nobleza provinciales
4. Economías comunales y fortunas indias
5. La política del cacicazgo

Tercera Parte. Crisis y derrumbe
6. De la reforma a la rebelión
7. La ruptura del orden colonial

Conclusión
Apéndice
Bibliografía
Cuadros y mapas Sigue leyendo

Imperios del Mundo Atlántico. España y Gran Bretaña en América (1942-1830)

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Autor: John H. Elliott
Editorial: Taurus
Año: 2006
Pág.: 830

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Índice

Introducción. Mundos de ultramar
Nota sobre el texto

Primera Parte. La ocupación
1. Intrusión e Imperio
2. La ocupación del espacio americano
3. Frente a los pueblos americanos
4. La explotación de los recursos americanos

Segunda Parte. La consolidación
5. La Corona y los colonizadores
6. El ordenamiento de la sociedad
7. América como espacio sagrado
8. Imperio e identidad

Tercera Parte. La emancipación
9. Sociedades en movimiento
10. Guerra y reforma
11. Imperios en crisis
12. Un nuevo mundo en formación

Epilogo
Abreviaturas
Notas
Bibliografía
Lista de ilustraciones
Índice analítico

Mapas
1. Los pueblos de América, 1492
2. El mundo atlántico a principios de la Edad Moderna
3. Virreinatos y audiencias de la América española (siglos XVI y XVII)
4. Principales ciudades y poblaciones de las Américas española y británica, h. 1700
5. El Caribe, h. 1700
6. La América británica, 1763
7. El imperio americano de España, finales del siglo XVIII
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