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Para mayor información sobre el Conde de Lemos:
Basadre Grohmann, Jorge. El Conde de Lemos y su tiempo (Bosquejo de una evocación y una interpretación del Perú a fines del siglo XVII). Lima : Huascarán, 1948
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Don Pedro Antonio Fernández de Castro, décimo Conde de Lemos y séptimo Marqués de Sarriá, octavo Conde de Castro y Duque de Taurisano, nació en Monforte de Lemos y fue bautizado en la iglesia de San Vicente de aquella villa el 20 de Octubre de 1632. Contrajo matrimonio con su prima, doña Ana Francisca de Borja y Centellas, viuda del quinto Marqués de Távara e hija de los duques de Gandía.
Su elección como Virrey del Perú fue muy disputada. Un extenso pliego de instrucciones acompañó la Real Cédula de su nombramiento, dada el 21 de Octubre de 1666. Se le dieron las facultades que ordinariamente se otorgaban a los virreyes y se le autorizó para llevar consigo a cien personas. Sin embargo, este número fue sumamente superado. El 3 de Marzo abandonó el Conde la bahía de Cádiz a bordo de uno de los galeones que mandaba el Príncipe de Monte Sarcho y, después de una travesía cómoda, llegó a Cartagena el 27 de Abril. Continuó su viaje y llegó a Portobelo el 28 de Mayo. El 27 de Junio salió para Panamá, donde permaneció un tiempo.
Desde la muerte de Conde de Santisteban hasta el recibimiento del Conde de Lemos, quedó gobernando la Audiencia don Bernardo de Iturrizara. Un año y meses duró su gobierno y de todo lo realizado dio cuenta al Conde de Lemos. En este tiempo, llegó la noticia de la muerte del Rey Felipe IV y se ordenaron los lutos acostumbrados. El 19 de Octubre, se levantaron pendones por el nuevo Monarca, Carlos II.
Desde la toma de Jamaica por los ingleses, esta isla se convirtió en la guardia de todos los que pirateaban por el Caribe. Uno de ellos, de apellido Mansfield, alcanzó a poner pie en las tierras del istmo de Panamá. Herny Morgan, al parecer, formó parte de la expedición de Mansfield. En Junio de 1668, hizo su aparición en la bahía de Portobelo, al frente de 9 barcos y cerca de 500 hombres armados. Cuando estas noticias llegaron a Panamá, don Agustín de Bracamonte reunió los hombres que pudo y se encaminó a Portobelo para desalojar a los piratas. Ya se habían firmado las paces con Inglaterra y hasta Jamaica habían llegado los rumores, pero Morgan se hizo el desentendido y puso las proas de sus buques hacia Chagres en Diciembre de 1670. Las noticias de este nuevo movimiento llegaron al Perú. Así, el Conde de Lemos remitió a Panamá dos compañías de 200 hombres y municiones para el abastecimiento de la ciudad.
El Conde de Lemos, desde un inicio, prestó especial interés a los indios. Sabía de la importancia de éstos para el Reino y consideraba que no se les hacía la justicia necesaria. Tan reconocidos quedaron los indios por las solicitudes enviadas por el Virrey al Monarca, que en Septiembre de 1669 dirigieron una carta a la Reina agradeciendo la administración del Conde de Lemos.
Durante el gobierno del Conde de Lemos, no se vieron únicamente horcas en Puno, aprestos de guerra en el callao y devotas procesiones. También se sucedieron fiestas y regocijos, como nunca los viera la ciudad de Lima, siempre pronta al bullicio. Joven durante su gobierno, pues contaba con cuarenta años, la salud del Virrey no era robusta.
Fuente consultada:
Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. Tomo III. Lima: Editor Carlos Milla Batres, 1966
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