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Reproducimos aquí un artículo de Armando Mendoza publicado en el Diario La República el 10-10-2010
En estos días llega Al Gore al Perú para participar en una conferencia medioambiental. Dada su visibilidad como ex vicepresidente de los EEUU y ganador del Premio Nobel por su activismo en relación con el calentamiento global y el cambio climático, no estaría de más solicitarle que asuma la promoción de una serie de temas medioambientales que son motivo de preocupación, particularmente en lo referente a las decisiones de políticas que deberemos adoptar frente al impacto del cambio climático.
• ¿Podríamos tener una estimación realista del costo de la adaptación al cambio climático?
El Perú es uno de los países más vulnerables al fenómeno del cambio climático, cuyo impacto negativo se refleja en una multitud de hechos, desde la desaparición de los glaciares andinos hasta el incremento de la severidad y la recurrencia del fenómeno del friaje. Establecer políticas públicas que prevengan y compensen estos impactos negativos, indudablemente, tiene un costo. El problema es que en el Perú las estimaciones hechas hasta el momento son extrapolaciones gruesas sobre cálculos globales provenientes de las Naciones Unidas.
Así, urge la construcción de estimaciones específicas para el Perú, basadas en información compilada directamente y en un análisis sistemático e integral de los sectores que se verán afectados, en especial en el caso del agro ya que desde hace años estamos esperando que se realice un nuevo Censo Agrario.
• ¿Podríamos asumir el tema de la mitigación no como una oportunidad para hacer grandes negocios?
Una de las cuestiones más controversiales en relación con el cambio climático es la llamada “financializacion” de las actividades de mitigación, es decir de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, en las que los llamados mecanismos de mercado (principalmente los bonos de carbono) han disfrutado de un nivel de promoción considerable por los gobiernos y las instituciones financieras multilaterales.
Existen numerosas críticas sobre la legalidad y la efectividad de dichos esquemas, que mercantilizan lo que esencialmente es un problema con graves implicancias para el medioambiente y el bienestar de las personas, y que no puede dejarse en manos del mercado. Sin embargo, cuando uno revisa las declaraciones y documentos oficiales, da la impresión de que para las autoridades la mitigación del cambio climático es simplemente otra gran oportunidad para que algunos grandes empresarios la hagan linda obteniendo subsidios para sus proyectos –incluyendo aquellos– como algunas hidroeléctricas, cuyo impacto sobre el medio ambiente es cuestionable.
• ¿Tendremos una discusión realista (no utópica) sobre los límites del modelo de desarrollo y su sostenibilidad?
De la mano del auge de los precios internacionales de las materias primas, el Perú ha profundizado en los últimos años su carácter de economía primario exportadora, basada en la explotación de los RRNN por las industrias extractivas (minería, hidrocarburos, etc.). Este modelo, qué duda cabe, ha disfrutado de un periodo de auge, y, en la euforia, pocos están pensando en el tema de los reales costos económicos, sociales y ambientales, y de la sostenibilidad de dicho modelo.
Sin embargo, cuando se ven determinados temas como la proyección de la demanda de electricidad, por ejemplo, uno no puede menos que admirarse (y paltearse) por la forma como todo se viene supeditando a las industrias extractivas, sabiendo que la enorme mayoría de la demanda adicional por energía corresponderá a los grandes proyectos mineros (véase gráfico).
Evidentemente, el Perú tiene y debe aprovechar sus recursos naturales, pero ese aprovechamiento debe ser racional y reconocer el problema de la sostenibilidad de estas actividades, considerando que tarde o temprano toda mina se agota, y si en su momento no planificaste y te preparaste para ese momento, simple y llanamente te quedas en el aire.
• ¿Sería posible tener evaluaciones objetivas y honestas del impacto medioambiental de los megaproyectos regionales en los que nos embarcamos?
Cuando se ve lo que viene sucediendo con determinados megaproyectos, tales como la integración vial y energética con el Brasil, da la impresión de que el tema medioambiental apenas se toma en consideración.
Un caso específico es el proyecto de la represa de Inambari, el cual inundará una extensa área en la selva amazónica (volándose de paso parte de la carretera interoceánica) con un impacto sobre la flora y fauna, la población, etc., que va a ser considerable y que le trasladará al Perú los costos medioambientales del Brasil, que es quien se va a abastecer de la energía generada. Está bien ser buenos vecinos, pero no nos pasemos.
Estas son solo algunas de las muchas cuestiones pendientes que existen en relación con la política medioambiental en el Perú, cuestiones que ojalá Mister Gore promueva durante su estadía en Lima, y es que a veces parece que solo así se puede avanzar algo en el diálogo sobre los problemas medioambientales. Así que, bueno, Mister Gore, si acaso llega a leer estas ideas, háganos la taba y promuévalas ante el gobierno peruano. Quizás a usted le hagan más caso que a la ciudadanía.
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