Luz verde para adaptaciones litúrgicas en 5 lenguas indígenas

6:00 p.m. | 25 nov 24 (CELAM/EA).- La Santa Sede aprobó adaptaciones litúrgicas en cinco etnias de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, México. El cardenal Felipe Arizmendi, impulsor de la iniciativa, afirmó que “es un cambio revolucionario en la forma en que la Iglesia incorpora expresiones culturales indígenas en el culto”. También destacó que estas adaptaciones “sentarán un precedente para otros grupos indígenas en todo el mundo”, aclarando que no se cambia el contenido, sino la forma de expresarlo.

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El Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con la autoridad del Papa, ha aprobado una serie de adaptaciones litúrgicas para las comunidades indígenas del estado mexicano de Chiapas. Según el cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, esto “no es destruir la liturgia, al contrario, es que se haga cultura”.

En un video, el Cardenal Arizmendi agradeció a Dios por esta aprobación y explicó que entre las adaptaciones se encuentran “unas danzas rituales, que no es folclore, sino una forma de orar danzando; o que hombres o mujeres puedan dirigir la oración junto con el sacerdote; y que sean mujeres las que puedan hacer la incensación”.

Aseguró que esta es una forma de que la liturgia se haga cultura de acuerdo a los ritos y con las formas culturales que tienen los pueblos: “Le damos gracias a Dios y ojalá que esto siga para que otros se animen también a buscar formas de cómo se puede inculturar la liturgia, para que la liturgia sea parte también del pueblo”.


Por una liturgia inculturada

El cardenal Felipe Arizmendi es el promotor de esta iniciativa –que recibió la aprobación papal el 8 de noviembre– para la celebración de la santa misa en las etnias tseltal, tsotsil, ch’ol, tojolabal y zoque de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas. Asimismo, se otorgó el recognitio para la traducción al tseltal de documentos clave del Magisterio, como la Constitución Apostólica Missale Romanum y el motu proprio Mysterii paschalis. Este paso busca fomentar la participación comunitaria respetando las tradiciones y promoviendo un proceso de inculturación alineado con la doctrina del Concilio Vaticano II y la exhortación del papa Francisco en Querida Amazonía.


Son liturgia de la Iglesia

El purpurado escribió un artículo en el que pone de relieve este reconocimiento oficial de la Iglesia por el que esas adaptaciones se aprueban como válidas y legítimas: “Son liturgia de la Iglesia, y no sólo usos y costumbres que se vean con desconfianza”, resalta el Cardenal. “Esto es muy significativo, pues es el segundo caso en toda la historia postconciliar en que se aprueban adaptaciones litúrgicas; el otro fue para las diócesis del Zaire, en África. Estos ritos son una forma de encarnación de la fe en expresiones muy propias de estas culturas”, afirma cardenal Arizmendi, y añade “no los inventamos nosotros, sino que asumimos lo que ellos viven y que es conforme al Rito romano”.


¿Qué adaptaciones litúrgicas se aprobaron?

Entre las adaptaciones aprobadas, destacan las danzas rituales integradas en varias partes de la misa, como el ofertorio y la acción de gracias después de la comunión. El cardenal Arizmendi enfatizó que estos no son actos decorativos sino movimientos meditativos que reflejan la espiritualidad indígena. Acompañados de música tradicional, estos bailes sirven como expresiones contemplativas alineadas con la esencia del rito romano, pero a través de una lente cultural claramente local.

Además, las mujeres de estas comunidades asumirán ahora el ministerio de incensar durante la misa. Utilizando sahumerios culturalmente significativos en lugar de incensarios tradicionales, incensarán el altar, las imágenes sagradas y a la congregación presente en la ceremonia. El cardenal Arizmendi aclaró que esa inclusión no es una declaración de igualdad de género sino un fiel reflejo de las costumbres indígenas, donde las mujeres tradicionalmente desempeñan ese papel en las oraciones comunitarias.

Otro cambio notable es la introducción de un papel más importante para los líderes laicos de prestigio moral. Estas personas pueden ahora guiar ciertas oraciones comunitarias, como la oración de apertura, las intenciones y los momentos de acción de gracias, bajo la supervisión y autorización del sacerdote.


El camino para actuar

Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia ha promovido las adaptaciones en la liturgia, reconociendo que la fe puede y debe expresarse de manera que refleje las diversas culturas, sin perder la unidad y esencia del rito. El cardenal Arizmendi recuerda cómo la Constitución Sacrosanctum Concilium realza la importancia de esta adaptación: “La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad (…) se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las misiones, y se tendrá esto en cuenta oportunamente al establecer la estructura de los ritos y las rúbricas”.

Para su aplicación, el 25 de enero de 1994, la entonces Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en la IV Instrucción La Liturgia Romana y la Inculturación, declaró que “la diversidad no perjudica su unidad, sino que la enriquece”. La instrucción señaló la necesidad de una liturgia que respete y exprese las diversas culturas y respetar siempre “la unidad sustancial del Rito romano, la unidad de toda la Iglesia y la integridad de la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre”.

El papa Francisco, en su exhortación Querida Amazonía, hizo eco de esta urgencia al remarcar: “Un necesario proceso de inculturación no desprecia nada de lo bueno que ya existe en las culturas amazónicas, sino que lo recoge y lo lleva a la plenitud a la luz del Evangelio”. En el mismo documento, lamentó que, aunque el Concilio Vaticano II pidió este esfuerzo, más de cincuenta años después, los avances han sido limitados.

“Que esta aprobación anime el proceso para promover adaptaciones semejantes en otros grupos indígenas. Para ello, esperamos que los obispos y agentes de pastoral tengan interés en dar valor litúrgico a muchas expresiones católicas de nuestros grupos originarios, y no los vean como simple folclore o reductos de tiempos pasados, ni los desprecien o condenen como sincretismo y paganismo”, invitó el cardenal Felipe Arizmendi.


La carta del dicasterio y la solicitud para todas las etnias

El cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino, confirmó este reconocimiento en una carta dirigida a monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y expresidente de la Conferencia Episcopal hasta hace pocos días. En la misiva, Roche también se refiere al pedido de “extender a todos los pueblos originarios de México las adaptaciones aprobadas en lengua española para las etnias de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas”.

Dicha solicitud, se explica en la carta, está motivada por “la fundamental correspondencia de las adaptaciones a las costumbres de todas las etnias”. El prefecto expresó la disposición del dicasterio para aceptar la solicitud, aunque subrayó la necesidad de comprender detalladamente “las variaciones propuestas” por el obispo. Roche aclaró que este enfoque tiene como objetivo respetar las características particulares de cada grupo étnico, para evitar que las adaptaciones sean percibidas como una imposición. La carta incluyó un decreto y los textos completos de las adaptaciones litúrgicas.


¿Quién es Felipe Arizmendi?

Arizmendi es un cardenal mexicano, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, y uno de los principales impulsores de la iniciativa de las adaptaciones litúrgicas en las comunidades indígenas, que tienen como propósito avanzar en el proceso de inculturación de la Iglesia en estas comunidades. La propuesta fue presentada en abril del año pasado ante la Asamblea de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), y en mayo fue entregada en Roma por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez, quien preside la Comisión de Pastoral Litúrgica.

LEER. Carta recognitio del Dicasterio para el Culto Divino

VIDEO. Explicación cardenal Arizmendi: Adaptaciones litúrgicas indígenas

Texto completo del cardenal Arizmendi

Paso histórico hacia la inculturación de la fe

Por fin, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, con la autoridad del Papa, con fecha 8 de noviembre de este año, ha concedido la esperada recognitio de algunas adaptaciones litúrgicas para la celebración de la santa Misa en las etnias tseltal, tsotsil, ch’ol, tojolabal y zoque de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Es el reconocimiento oficial de la Iglesia por el que esas adaptaciones se aprueban como válidas y legítimas; son liturgia de la Iglesia, y no sólo usos y costumbres que se vean con desconfianza. Esto es muy significativo, pues es el segundo caso en toda la historia postconciliar en que se aprueban adaptaciones litúrgicas; el otro fue para las diócesis del Zaire, en Africa.


Mirar

Estos ritos son una forma de encarnación de la fe en expresiones muy propias de estas culturas. No los inventamos nosotros, sino que asumimos lo que ellos viven y que es conforme al rito romano. Si en algunas costumbres indígenas hay desviaciones, podemos ayudarles a llegar a su plenitud en Cristo y en su Iglesia.

Se aprobaron danzas rituales en el ofertorio, en la oración de los fieles o en la acción de gracias después de la comunión. No son folclor, sino movimientos sencillos de toda la asamblea, monótonos, contemplativos, acompañados de música tradicional, y que expresan lo mismo que el rito romano, pero en otra forma cultural. No se cambia el contenido de la Misa, sino la forma de expresarlo.

Se aprobó que sean mujeres, una, dos o tres, las que ejerzan el ministerio de incensadoras en la Misa, en vez del sacerdote. Una vez que éste impone y bendice el incienso, ella o ellas inciensan el altar, las imágenes, el evangeliario, a los ministros y a la asamblea. Lo hacen no con el incensario común, sino con un sahumerio propio de la cultura. Esto no es una reivindicación feminista, sino algo tradicional en estos pueblos originarios; son ellas ordinariamente quienes inciensan en las oraciones tradicionales.

Se aprobó también que un laico, hombre o mujer, en algunas regiones conocidos como principal o principala, que son personas de reconocida relevancia moral, dirijan ciertas partes de la oración comunitaria, sea al principio de la Misa, para iniciar a la comunidad en la celebración, para nombrar las intenciones y para pedir perdón, sea en la oración de los fieles, después de que el sacerdote hace la invitación inicial y cierra con la oración conclusiva, sea después de la comunión como acción de gracias, que el sacerdote concluye con la oración postcomunión.

Esto no es quitar al sacerdote su servicio como presidente de la asamblea, pues es él quien está al frente de la celebración y él autoriza estos momentos. Ese laico no hace la oración sólo en nombre propio, sino que promueve y guía la oración de todos. Es otra forma de que la asamblea participe; no se cambia el contenido del rito romano, sino su expresión cultural.


Discernir

Ya el Concilio Vaticano II, desde el 4 de diciembre de 1963, había promovido que hubiera adaptaciones en la liturgia. Así lo dice la Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la renovación litúrgica:

“La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la liturgia; por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces los acepta en la misma liturgia, con tal de que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico. Al revisar los libros litúrgicos, salvada la unidad sustancial del Rito romano, se admitirán variaciones y adaptaciones legítimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmente en las misiones, y se tendrá esto en cuenta oportunamente al establecer la estructura de los ritos y las rúbricas” (Nos. 37-38). “En ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptación más profunda de la liturgia, lo cual implica mayores dificultades (…) Las adaptaciones que se consideren útiles o necesarias, se propondrán a la Sede Apostólica para introducirlas con su consentimiento” (Ibid 40).

Para aplicar lo que ordena el Concilio, la entonces llamada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 25 de enero de 1994, publicó la IV Instrucción titulada La Liturgia Romana y la Inculturación. Entre otras cosas, dice que “la diversidad no perjudica su unidad, sino que la enriquece” (No. 1). “La liturgia de la Iglesia debe ser capaz de expresarse en toda cultura humana, conservando al mismo tiempo su identidad por la fidelidad a la tradición recibida del Señor” (Ibid 18).

“La liturgia, como el Evangelio, debe respetar las culturas, pero al mismo tiempo invita a purificarlas y santificarlas” (Ibid 19-20). “La diversidad en algunos elementos de las celebraciones litúrgicas es fuente de enriquecimiento, respetando siempre la unidad sustancial del Rito romano, la unidad de toda la Iglesia y la integridad de la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para siempre” (Ibid 70).

En su exhortación Querida Amazonia, el 12 de febrero de 2020, el papa Francisco:

“Un necesario proceso de inculturación no desprecia nada de lo bueno que ya existe en las culturas amazónicas, sino que lo recoge y lo lleva a la plenitud a la luz del Evangelio” (No. 66). “Esto nos permite recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos. Ya el Concilio Vaticano II había pedido este esfuerzo de inculturación de la liturgia en los pueblos indígenas, pero han pasado más de cincuenta años y hemos avanzado poco en esta línea” (Ibid 86).


Actuar

Que esta aprobación anime el proceso para promover adaptaciones semejantes en otros grupos indígenas. Para ello, esperamos que los obispos y agentes de pastoral tengan interés en dar valor litúrgico a muchas expresiones católicas de nuestros grupos originarios, y no los vean como simple folclore o reductos de tiempos pasados, ni los desprecien o condenen como sincretismo y paganismo.

VIDEO. El mensaje del cardenal Arizmendi en audio

Información adicional
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Fuentes

ADN CELAM / Exaudi / El Debate / Videos: Diócesis de Tenancingo – CEPCOM (México) / Foto: CEM Iglesia México (X.com)

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