Diálogo China-Vaticano: Perspectiva realista del Papa
5:00 p.m. | 18 oct 24 (AF/OM).- Vaticanistas han calificado de “realismo cristiano” las observaciones del Papa sobre el diálogo entre el Gobierno chino y la Santa Sede. En un reciente comentario, durante el vuelo de regreso desde Singapur, Francisco se refirió a la renovación del Acuerdo Provisional para el nombramiento de obispos, que podría ocurrir en los próximos días. Esta coyuntura invita a revisar los hechos de los seis años del Acuerdo, que han permitido reconectar la Iglesia con los fieles chinos, aunque también ha recibido críticas.
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“Estoy contento de los diálogos con China, el resultado es bueno, también para el nombramiento de los obispos se trabaja con buena voluntad (…) La otra cuestión es China: China para mí es una ilusión (un deseo), en el sentido de que yo quisiera visitar China, porque es un gran país; yo admiro a China, respeto a China. Es un país con una cultura milenaria, una capacidad de diálogo, de entenderse entre ellos que va más allá de los diferentes sistemas de gobierno que ha tenido. Creo que China sea una promesa de esperanza para la Iglesia. La colaboración se puede hacer, y para los conflictos ciertamente”.
Así respondió el Papa a la pregunta planteada por Stefania Falasca para el diario online chino Tianou Zhiku, cuando le pidió una opinión sobre los intentos geopolíticos del gigante Asiático y los espacios de colaboración que se viene trabajando con la Santa Sede, entre ellos el Acuerdo Provisional para el nombramiento de obispos. Para valorar correctamente esa respuesta de Francisco, es importante no olvidar los acontecimientos que han precedido la fase histórica actual.
Desde el 22 de septiembre de 2018, día de la firma del Acuerdo Provisional, todos los obispos católicos de la República Popular China están en plena y pública comunión jerárquica con el Papa-2. No ha habido ordenaciones episcopales ilegítimas, es decir, celebradas sin el consentimiento papal, que habían lacerado gravemente la comunión eclesial entre los católicos chinos desde finales de la década de 1950.
En los últimos seis años, marcados también por una fase de contactos enrarecidos en las relaciones entre las partes durante el tiempo de la pandemia, en China han tenido lugar 9 nuevas ordenaciones episcopales católicas. En el mismo periodo de tiempo, 8 obispos llamados “no oficiales”, que habían sido consagrados en el pasado fuera de los protocolos impuestos por los aparatos chinos, han pedido y obtenido el reconocimiento público de su función también por parte de las autoridades políticas de Pekín (uno de ellos, el anciano Peter Lin Jiashan, obispo de Fuzhou, falleció más tarde, en abril de 2023). De este modo, el número de diócesis chinas vacantes ha iniciado a disminuir gradualmente.
En 2018 y luego en 2023 y en 2024, dos obispos de la República Popular China participaron en las Asambleas del Sínodo de los Obispos en Roma. En décadas anteriores, ningún obispo de China continental había podido asistir al Concilio Vaticano II y a las Asambleas Generales del Sínodo de los Obispos, instancias en las que se manifiesta la comunión de toda la Iglesia católica.
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En los últimos años, grupos de católicos de China continental han participado en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Peregrinos chinos han visto en directo al Sucesor de Pedro en Roma y durante sus Visitas Apostólicas a Tailandia, Mongolia y Singapur. Varios obispos chinos también han podido participar en encuentros, conferencias y momentos de comunión eclesial en Europa y América. Han aumentado las oportunidades de iniciar procesos de reconciliación en comunidades eclesiales divididas desde hace décadas.
En los dos últimos años no han faltado momentos de tensión, como cuando el obispo Joseph Shen Bin fue trasladado a Shanghai a instancias de las autoridades gubernamentales en abril de 2023. Tres meses después, el papa Francisco desanudó el asunto nombrando a Shen Bin obispo de Shanghai, trasladándolo desde la sede episcopal de Haimen. El pasado 21 de mayo, precisamente Joseph Shen Bin ha sido uno de los ponentes (junto al cardenal secretario de Estado Pietro Parolin) en la Conferencia sobre el centenario del primer Concilium Sinense (1924/2024), organizada en Roma por la Pontificia Universidad Urbaniana (dependiente del Dicasterio para la Evangelización) en colaboración con la Agencia Fides. Ha sido la primera vez en mucho tiempo que un Obispo de la República Popular China ha participado como ponente en una iniciativa organizada por un Dicasterio de la Santa Sede.
Más recientemente, el traslado de Mons. Joseph Yang Yongqiang de la diócesis de Zhoucun a la sede diocesana de Hangzhou se ha realizado sin problemas. Un indicio de que incluso en la cuestión del traslado de obispos de una diócesis a otra, los canales de contacto entre la Santa Sede y Pekín están experimentando modalidades consensuadas, en el marco de un diálogo más amplio tejido a lo largo de los años.
Y en un último desarrollo facilitado por el Acuerdo, las autoridades chinas reconocieron oficialmente como obispo de la diócesis de Tianjin -metrópoli del norte de China- a Mons. Melchiorre Shi Honghzen, obispo de 94 años que hasta ahora era el obispo “clandestino” de una gran diócesis en la que no había obispo “oficial” desde 2005. Shi Honghzen estuvo detenido durante mucho tiempo por negarse a unirse a la Asociación Patriótica. Esta aprobación y el traslado, se sumaron a tres importantes nombramientos de obispos meses antes este mismo año, todos ellos en virtud del Acuerdo entre la Santa Sede y Pekín.
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El tesoro que florece
El juicio del papa Francisco tiene en cuenta datos de la realidad habitualmente ignorados en tantos análisis sobre la cuestión “China-Vaticano”. Datos de la realidad que, en cambio, representan la brújula que siguen el Obispo de Roma y la Santa Sede para estar cerca y acompañar el camino de los católicos chinos en el contexto en el que viven y testimonian su amor a Cristo.
Los Obispos son los sucesores de los Apóstoles. Y el Acuerdo con el Gobierno chino sobre el nombramiento de obispos tiene que ver con la naturaleza íntima de la Iglesia, con su misión apostólica y con las laceraciones eclesiales que en China, en las últimas décadas, han dividido al clero y a los laicos, a las comunidades y a las propias familias. Son los obispos quienes ordenan a los sacerdotes. Así que el Acuerdo también tiene que ver con la validez y eficacia de los sacramentos celebrados en las parroquias y capillas de la República Popular China. Bienes que pertenecen a un orden muy distinto del de las lecturas políticas más divulgadas últimamente.
La intención del Papa y de la Sede Apostólica no es afirmar una supremacía de orden político. Su tarea es confirmar a los hermanos y hermanas en la fe, confortarlos y sostenerlos en su camino de oración, de anuncio del Evangelio, de obras de caridad, en el contexto en el que se encuentran.
En China continental -ha subrayado el cardenal Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización- “existe toda una red viva hecha de oraciones, liturgias, catequesis e iniciativas pastorales inspiradas directamente en el Magisterio ordinario del Papa. Es una red que se entrelaza con la vida eclesial cotidiana de cada diócesis china y de las comunidades católicas. Es una realidad de fe viva e intensa, que vive y expresa cotidianamente la comunión de fe con el Sucesor de Pedro y con toda la Iglesia universal, aunque los medios de comunicación la ignoren habitualmente cuando hablan del catolicismo chino”.
Dentro de todos los condicionamientos debidos al contexto político y social, la vida de la Iglesia en China sigue su curso ordinario, incluso en las diócesis que están recuperando la estabilidad tras largos años de incertidumbres y divisiones, después de cambios que han podido tener lugar también gracias al diálogo establecido entre la Santa Sede y las autoridades gubernamentales.
Considerando solo las últimas semanas, las crónicas eclesiásticas locales informan de que en la fiesta de la Natividad de la Bienaventurada Virgen María, Mons. Joseph Shen Bin, obispo de Shanghai, ha oficiado el bautismo de 41 catecúmenos, en presencia de más de 2.500 fieles. Mons. Paul Xiao Zejiang, de la diócesis de Guiyang, celebrando la misma fiesta mariana, ha declarado que en los 17 años de su episcopado, “a pesar de las dificultades, con la protección de nuestra Madre celestial y la guía del Señor, con frecuencia encuentro consuelo en mi vida de pastor”.
Durante su estancia en la diócesis de Shantou, con motivo de la “Fiesta de la Luna” (que cae el 17 de septiembre), numerosos voluntarios junto con el obispo Joseph Huang Bingzhang han visitado el Centro de Rehabilitación, que también acoge a personas afectadas por la lepra, llevando dulces típicos de la festividad y otro material útil para los pacientes. El obispo Huang, ordenado sin mandato pontificio en 2011, había podido restablecer la plena comunión eclesial con el Papa en 2018, en el contexto de la firma del Acuerdo provisional sobre los nombramientos de obispos chinos.
Las obras y los gestos de salvación y sanación, única razón de ser de toda la actividad eclesial, pueden seguir floreciendo encontrando vías de legitimación precisamente en la China de hoy, tal como es. Este es el tesoro que más aprecia el Papa. En plena y consoladora sintonía con el sensus fidei de la mayoría de los católicos chinos.
Sin embargo, por las mismas limitaciones históricas, diplomáticas y del Acuerdo que es provisional, y abarca esencialmente la figura del obispo y su influencia, es evidente que no todas pueden ser buenas noticias. Los avances son notables, pero también lo son las situaciones que todavía causan dolor y sufrimiento.
La situación de China y problemáticas persistentes
En las próximas semanas se espera que una delegación de la Santa Sede parta hacia China para tratar la renovación del acuerdo sino-vaticano sobre nombramientos de obispos. Firmado en 2018, el acuerdo se ha renovado ad experimentum cada dos años desde entonces, y así debería ser de nuevo esta vez. Se desconoce el contenido del acuerdo, que también ha permanecido confidencial debido a su carácter provisional. Lo que sí se sabe es que establece un procedimiento para que los obispos en China sean nombrados con una doble aprobación: la del Papa, autoridad suprema en la materia, y la del Gobierno chino, llamado a dar su visto bueno sobre los nombramientos de nuevos obispos.
En los párrafos anteriores se exponen los hechos que resaltan los logros del acercamiento y diálogo en los últimos años. El acuerdo, en definitiva, está permitiendo un diálogo difícil, lento, pero sin embargo inexorable, y debe acompañarse, a pesar de los contratiempos, considerando que la vida de la Iglesia en China avanza —hasta 41 personas fueron bautizadas en Shanghai en la fiesta de la Natividad de la Virgen María.
Se trata de una lectura optimista de la realidad. Fuentes oficiales hablan de al menos 16 millones de católicos en China, lo que, en el país del Dragón Rojo, representa una minoría ínfima, pero de gran peso específico. El acuerdo sobre el nombramiento de obispos se renovará probablemente por otros dos años, pero solo este año se ha producido una aceleración en los nombramientos episcopales: tres a principios de año, y un cuarto, Joseph Yang Yongjang, trasladado a la diócesis de Hangzhou, con un nombramiento que por primera vez implicaba a alguien que ya era obispo.
No obstante, todo el mundo es consciente de las limitaciones del acuerdo. Empezando por la cuestión territorial. La Iglesia católica en China tenía 20 arquidiócesis, 96 diócesis (incluidas Macao, Hong Kong, Baotou y Bameng), 29 prefecturas apostólicas y 2 administraciones eclesiásticas. En su lugar, las autoridades chinas han creado una geografía de 104 diócesis (excluidas Macao y Hong Kong) delimitadas según los límites de la administración civil, y excluyendo las filas de la Iglesia católica, que también consideran arquidiócesis.
Sin embargo, la situación de los católicos en China no ha mejorado. Recientemente, el obispo Peter Shao Zumin, de la diócesis de Yongija-Whenzou, en el este de China, fue detenido y puesto bajo arresto domiciliario en una propiedad estatal. No era la primera vez que el obispo Shao, de 60 años, era detenido. Líder de la diócesis desde 2016, detenido y acosado repetidamente en 2017, Shao fue “puesto bajo custodia” principalmente por su negativa a unirse a la Asociación Patriótica de Católicos Chinos, la asociación dirigida por el gobierno que representa oficialmente a la Iglesia católica en China y es independiente de la Santa Sede.
Hay al menos otras tres diócesis que llevan varios años sin tener noticias de sus obispos. Monseñor Joseph Zhang Weizhu, obispo de Xiangxiang, fue detenido el 21 de mayo de 2021; monseñor Augusti Cui Tai, obispo de Xuanhua, también desapareció en la primavera de 2021; y monseñor James Su Zhimin, obispo de Baoding, fue detenido en 1996 y ahora tendría 91 años. Todos estos obispos están reconocidos por la Santa Sede, pero no por el gobierno chino. También está el caso de Thaddeus Ma Daqin, que abandonó la Asociación Patriótica al ser nombrado obispo de Shanghai en 2012. También él acabó bajo arresto domiciliario, y apenas ha administrado la diócesis. Por ello, el gobierno chino pensó en nombrar unilateralmente al obispo Shen Bin en Shanghai, desplazándolo de la diócesis de Haimen.
La Santa Sede, sin embargo, parece dispuesta a ceder. En recientes nombramientos, la Santa Sede aceptó en un caso la división de las diócesis de Pekín, estableciendo la diócesis de Weifang en lugar de una prefectura, e incluso admitió a un candidato que parece haber sido nombrado por Pekín ya en 2022, al menos según el sitio web chinacatholic.cn.
¿Qué quiere hacer la Santa Sede?
La Santa Sede quiere tener una oficina de representación en Pekín, un enlace no diplomático, que siga de cerca la situación y ayude a interpretar el acuerdo en los términos adecuados, para evitar malentendidos. Sin embargo, no parece que la parte china esté dispuesta a crear una oficina no diplomática. Y, si fuera una oficina diplomática, la Santa Sede tendría que cortar drásticamente las relaciones con Taiwán. Por ahora, el acuerdo no debería firmarse de forma permanente. Y es seguro que Parolin y su entorno intentarán retocar el acuerdo, para definir con mayor precisión los derechos y deberes de los obispos y el papel que el Papa tiene en relación con ellos.
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Fuentes
Agencia Fides / Omnes Magazine / AsiaNews / Videos: / Foto: AFP