Cumbre climática: Compromisos de megaciudades en la Santa Sede

7:00 p.m. | 5 jun 24 (VTN/C40).- Una reciente cumbre en la Santa Sede, enfocada en el cambio climático, ha insistido que es tarde para solo dedicarse a la mitigación y hay que sumar esfuerzos hacia la “resiliencia climática” (adaptación). El encuentro marcó un hito en este ámbito, al contar con el aporte de delegados de la C40, la red global de alcaldes de grandes ciudades contra la crisis climática, sumados a expertos, quienes han compartido experiencias e iniciativas locales. Al final, incluyendo al Papa, han firmado el “Protocolo Planetario para la Resiliencia al Cambio Climático”, que se presentará a la ONU y luego podrá ser guía para las naciones.

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Ya no sólo medidas para mitigar la crisis climática, sino medidas inmediatas para adaptarse a sus efectos. No hay más tiempo: mientras el calentamiento global se precipita hacia el temido aumento de 1,5 grados para el primer semestre de 2030, los efectos son ya evidentes y afectan gravemente a porciones cada vez mayores de la población mundial. Hay que actuar y hacerlo a nivel local para tener efectos globales. Y a escala mundial para tener efectos locales.

Ese fue el objetivo de la cumbre que se realizó en el Vaticano, en la sede de las Pontificias Academias de Ciencias y Ciencias Sociales, titulada “De la crisis climática a la resiliencia climática”. Fue un encuentro de tres días en el que tomaron parte representantes de organizaciones internacionales, investigadores, líderes religiosos, expertos y, especialmente relevante, alcaldes pertenecientes a la red C40. Su presencia tuvo una importancia singular, ya que representaron la voz de las ciudades que buscan asumir el liderazgo en la lucha contra el cambio climático. Durante estas jornadas, compartieron valiosas experiencias y sentaron los cimientos de un compromiso compartido.

El resultado tangible de la cumbre, según señalaron los organizadores, fue la creación de un “Protocolo Planetario para la Resiliencia al Cambio Climático” con todos los participantes como cofirmantes. Este protocolo, que sigue el modelo del Protocolo de Montreal, proporciona directrices para que todos seamos resilientes al clima. Más adelante, el protocolo se presentará a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para que lo apliquen todas las naciones. “Cuando el calentamiento supere el umbral de 1,5º en 2030, el protocolo podrá modificarse para incluir normas estrictas que curven drásticamente la curva de emisiones y aumenten el gasto en medidas de adaptación”, se explicó en el encuentro.

Los trabajos en la cumbre se centraron en cuatro elementos clave de la crisis climática: el agua, el aire, los alimentos y la energía, para examinar a continuación las mejores prácticas ya aplicadas por los alcaldes de la C40. La primera sesión se abrió con los saludos del cardenal Peter Turkson, Canciller de las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales, y de los presidentes de las mismas academias, Joachim von Braun y la Hermana Helen Alford respectivamente, quienes observaron cómo la firma del mencionado protocolo puede ser un pilar del esfuerzo para mitigar y adaptarse a la crisis climática.

El científico Veerabhadran Ramanathan, de la Universidad de California (San Diego) y asesor de la Pontificia Academia de las Ciencias, recordó la frase de Thomas Edison: “Cuando hayas agotado todas las posibilidades, recuerda esto: no lo has hecho”, para subrayar la necesidad de pasar de la prevención a la adaptación a una situación que ya es una realidad: “Es demasiado tarde -dijo- para confiar solo en la mitigación del calentamiento global. La adaptación a los riesgos climáticos se ha convertido en el tema central de la acción por el clima. Necesitamos un esfuerzo mundial para aumentar la resiliencia climática”.

Exactamente lo que se pretende hacer a través de la iniciativa “MAST” (Mitigación, Adaptación, Transformación Social, por sus siglas en inglés). Las medidas sociales parecen especialmente urgentes, también en relación con el hecho de que, como apuntó Marcelo Suárez-Orozco, de la Universidad de Massachusettes, y consejero de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, hoy en día solo las personas relativamente instruidas y con medios económicos abandonan la zona afectada por los daños climáticos: el resto, sencillamente, queda atrapado. Ahí es donde hay que actuar.

Es crucial, pues, la acción de la política local, como reconoció la gobernadora de la Commonwealth de Massachusetts, Maura Haley: “Tenemos que cambiar. Y para cambiar tenemos que saber escuchar, entre otras cosas porque, como administradores, se nos pone a prueba constantemente y se nos seguirá poniendo a prueba”. Hakey pasó a ilustrar las iniciativas que ya se han puesto en marcha en su Estado, como un Banco Verde para promover la descarbonización, “el primero de Estados Unidos”, o el fondo de reciclaje de los trabajadores. Son medidas que intentan dar un nuevo rostro a las ciudades, apoyándose, subrayó, “también en la fraternidad de las relaciones”, porque, corrigiendo en parte lo que dijo Edison, cuando se acaban los recursos, necesariamente hay que encontrar otros.

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La voz de las ciudades a través de la C40

Con respecto a la intervención de los delegados de la C40, en general se subrayó el trabajo que están haciendo las ciudades para impulsar la acción climática. Se argumentó que una visión ambiental positiva tiene beneficios reales para las economías de las ciudades y para abordar las desigualdades, y es recompensada en las urnas. Además, se coincidió en el pedido de una mayor colaboración entre las ciudades y los gobiernos nacionales para cumplir los objetivos climáticos, y en alinear los esfuerzos a nivel global ante la urgente necesidad de tomar medidas para la adaptación al cambio climático y las emisiones netas cero. Estos puntos también se revisan en el protocolo firmado.

Un momento destacado para los delegados fue la audiencia con el Papa, donde los alcaldes comentaron sus estrategias y desafíos climáticos, alineándose con el llamado a la acción del Papa en su Laudate deum. Luego, Francisco les ofreció un mensaje y los alcaldes también se dirigieron a la asamblea a lo largo del día en la “Cumbre de Alcaldes y Gobernadores”, participando en mesas redondas globales.

La vicepresidenta de la C40 y alcaldesa de París, Anne Hidalgo, elogió al papa Francisco por vincular el clima, la justicia social y la migración, una conexión evidente en los desafíos que enfrentan las ciudades. El alcalde de Yokohama, Takeharu Yamanaka, enfatizó la importancia del empoderamiento de los residentes y el papel del gobierno de la ciudad en la transformación social, compartiendo el éxito de Yokohama en la reducción de los desechos domésticos en un 43% a través de una mayor separación de residuos y la participación de los residentes.

El alcalde de Atenas, Haris Doukas, destacó la efectividad de la acción climática multinivel iniciada por el Acuerdo de París, posicionando a las ciudades a la vanguardia de la lucha climática. Haciéndose eco del Papa, el alcalde de São Paulo, Ricardo Nunes, reflexionó sobre la necesidad de apoyar a los más pobres y vulnerables en la transición hacia ciudades más sostenibles.

El gobernador de Santiago, Claudio Orrego, señaló la exacerbación de la desigualdad por el colapso climático y abogó por la participación de varios sectores para abordar el problema de manera efectiva. El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, discutió los esfuerzos de la ciudad en mitigación y adaptación, centrándose en intervenciones transformadoras y protegiendo a los más vulnerables a través de medidas como zonas de bajas emisiones. La alcaldesa de Boston, Michelle Wu, reflexionó sobre el compromiso histórico y continuo de la ciudad con los espacios verdes como componentes esenciales de la salud comunitaria y la resiliencia climática.

Al concluir la cumbre, el copresidente de la C40 y alcalde de Londres, Sadiq Khan, destacó el éxito de la zona de emisiones ultrabajas de Londres y enfatizó cómo la zona de aire limpio más grande del mundo está protegiendo la salud de los residentes. Reflexionando sobre la cumbre en The Standard, el alcalde Khan escribió: “Es un honor haber sido invitado por el Papa a hablar en una importante cumbre climática en el Vaticano. Tras mi reciente reelección en Londres, voy con un mensaje claro para otros líderes de la ciudad: este no es el momento de dar marcha atrás, sino de redoblar esfuerzos (…) este es un momento que exige coraje para tomar decisiones difíciles porque, independientemente de las diferentes creencias y credos que vivimos, compartimos un deber colectivo como custodios de este planeta”.

LEER. ¿Qué es la C40? ¿Quiénes son?

VIDEO. Transmisión completa de la Cumbre

 

Protocolo Planetario para la Resiliencia al Cambio Climático

El documento fue firmado por todos los participantes de la cumbre, además del papa Francisco. Se desarrollan ocho medidas críticas que recomiendan ser implementadas de manera inmediata. Entre ellas está el llamado a “un proceso ágil y multidisciplinar orientado a la resiliencia climática”, que exige menores plazos en la reducción de emisiones, pero además la aplicación de mecanismos de financiación innovadores. Esto demanda “la cooperación mundial para abordar, por ejemplo, las previsibles migraciones a gran escala, los cambios inmediatos de comportamiento para enfriar el planeta, la educación transformadora y la restauración de los océanos y la tierra”.

También se insta a las naciones y personas que acumulan mayores riquezas en el mundo, a través de iniciativas conocidas y de la creatividad, “a un firme compromiso con los tres mil millones más pobres, que son los que menos contribuyen al cambio climático, con acceso a energía, agua, alimentos y aire limpios”. Estas acciones contribuirán a la justicia climática y a la paz, a nivel local y mundial.

Por último, desarrollan cada propuesta del MAST, en la que observan la “trasformación social” (tercer pilar) como esencial para prosperar en un futuro sostenible tras sobrevivir a la crisis. “La transformación social implica cambios fundamentales en el comportamiento, incluido el consumo, y en los sistemas socioeconómicos y la gobernanza”. Eso demanda, entre muchas otras cosas, una educación integral sobre medio ambiente y sostenibilidad, incorporado en los programas escolares de todo el mundo.

LEER. Protocolo planetario (versión simplificada / completo)

El Papa: La destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios

El dilema es entender si “estamos trabajando por una cultura de la vida o por una cultura de la muerte”, es decir, por una cultura de destrucción total del planeta que representa “una ofensa a Dios”. Y si se trabaja por una cultura de la vida, entonces hay que estar “atentos al clamor de la tierra” y “escuchar la súplica de los pobres”, y después desarrollar “una nueva arquitectura financiera que responda a las necesidades del Sur del mundo y de los Estados insulares gravemente afectados por los desastres climáticos”, procediendo también a la “reestructuración y reducción de la deuda, junto con el desarrollo de una nueva carta financiera mundial para 2025”, reconociendo así la “deuda ecológica”. Es una hoja de ruta sobre la defensa de nuestra Casa Común que el papa Francisco dirigió a los participantes en la Cumbre.


Los pobres son víctimas

En la audiencia, Francisco relanzó los llamamientos ya expresados en Laudato si’ y Laudate deum y reiteró su preocupación por los datos del cambio climático que “empeoran año tras año”: “Es urgente, por tanto, proteger a las personas y a la naturaleza”, afirmó. “Las poblaciones más pobres, que tienen muy poco que ver con las emisiones contaminantes, deben recibir más apoyo y protección. Son víctimas”.

Como en su discurso en la COP28 de Dubai en diciembre de 2023, el Papa reiteró que “la destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios, un pecado no sólo personal sino también estructural, que pone en grave peligro a todos los seres humanos, especialmente a los más vulnerables, y amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones (…) la pregunta es: ¿trabajamos por una cultura de la vida o por una cultura de la muerte?”.


Amenazas existenciales para la humanidad

Está en juego una “grave responsabilidad”: garantizar que no se niegue un futuro a los jóvenes y a los niños. Los retos que tenemos por delante son numerosos: “Sistémicos, distintos pero interconectados: cambio climático, pérdida de biodiversidad, degradación medioambiental, desigualdades globales, inseguridad alimentaria y una amenaza a la dignidad de las poblaciones afectadas (…) A menos que se aborden de forma colectiva y urgente, estos problemas suponen amenazas existenciales para la humanidad, otros seres vivos y todos los ecosistemas”.


Las naciones más ricas producen más de la mitad de los contaminantes

Que quede claro: “Son los pobres de la tierra los que más sufren, aunque sean los que menos contribuyen al problema”, dijo el Papa. “Las naciones más ricas, unos mil millones de personas, producen más de la mitad de los contaminantes que atrapan el calor”. En cambio, “los tres mil millones de personas más pobres contribuyen con menos del 10%, pero soportan el 75% de las pérdidas resultantes”. Luego están los 46 países menos desarrollados -en su mayoría africanos- que sólo representan el 1,1% de las emisiones mundiales de CO2, mientras que las naciones del G20 son responsables del 80% de estas emisiones.

Es pues “una carga desproporcionada”, denunció Francisco, la que se desprende de la investigación de las dos Pontificias Academias, que muestra “la trágica realidad” que sufren las mujeres y los niños. “A menudo, las mujeres no tienen el mismo acceso a los recursos que los hombres; además, el cuidado del hogar y de los hijos puede obstaculizar su capacidad de emigrar en caso de catástrofe. Sin embargo, las mujeres no son sólo víctimas del cambio climático: también son poderosos agentes de resiliencia y adaptación”.


Culpas graves

En cuanto a los niños, Francisco recordó que cerca de “mil millones” de menores residen en países que se enfrentan a un riesgo extremadamente alto de devastación relacionada con el clima. “Su edad de desarrollo los hace más susceptibles a los efectos, tanto físicos como psicológicos, del cambio climático”. Es una “falta grave” negarse a actuar rápidamente para proteger a los más vulnerables expuestos al cambio climático. Por no hablar de que, señala el Pontífice, el “progreso ordenado” se ve obstaculizado por la “voraz búsqueda de ganancias a corto plazo y la desinformación” de las industrias contaminantes, que “genera confusión y obstaculiza los esfuerzos colectivos para invertir el rumbo”.

“El espectro del cambio climático se cierne sobre todos los aspectos de la existencia, amenazando el agua, el aire, los alimentos y los sistemas energéticos. Igual de alarmantes son las amenazas para la salud pública y el bienestar”, advierte Francisco. El escenario es dramático: disolución de comunidades; desplazamiento forzado de familias; contaminación atmosférica que “se cobra prematuramente millones de vidas cada año”; más de tres mil quinientos millones de personas “que viven en regiones muy sensibles a los estragos del cambio climático”; migraciones forzadas. Precisamente en este último punto se detiene el Papa, en los numerosos hermanos y hermanas que pierden la vida en viajes desesperados: “Defender la dignidad y los derechos de los migrantes climáticos significa afirmar el carácter sagrado de toda vida humana y exige honrar el mandato divino de custodiar y proteger la casa común”.


Enfoque universal, acciones rápidas, incisivas y en armonía

Ante esta crisis planetaria, el llamamiento del Obispo de Roma es múltiple. En primer lugar, “adoptar un enfoque universal y una acción rápida y decisiva, capaz de producir cambios y decisiones políticas”; después, “invertir la curva del calentamiento, tratando de reducir a la mitad el ritmo de calentamiento en el breve espacio de un cuarto de siglo” y apuntando a “la descarbonización global, eliminando la dependencia de los combustibles fósiles”. En tercer lugar, eliminar “grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera mediante una gestión medioambiental que abarque varias generaciones”.

“Es un trabajo largo, pero también con visión de futuro. Pero debemos emprenderlo todos juntos”, anima Francisco. “El trabajo debe ser sinfónico, armonioso, todos juntos”. Salvaguardemos las riquezas naturales: las cuencas del Amazonas y del Congo, las turberas y los manglares, los océanos, los arrecifes de coral, las tierras de cultivo y los casquetes polares, por su contribución a la reducción de las emisiones globales de carbono. “Con este enfoque holístico -aseguró- se combate el cambio climático, y también se aborda la doble crisis de la pérdida de biodiversidad y la desigualdad, cultivando los ecosistemas que sustentan la vida”.


Nueva arquitectura financiera

El último punto que abordó el Papa es el de “una nueva arquitectura financiera que responda a las necesidades del Sur del mundo y de los Estados insulares gravemente afectados por las catástrofes climáticas”. Explicó que “la reestructuración y reducción de la deuda junto con el desarrollo de una nueva carta financiera global para 2025 -que reconozca una especie de “deuda ecológica”- puede ser de valiosa ayuda para mitigar el cambio climático”. De ahí el llamamiento a “actuar con urgencia, con compasión y determinación (…) lo que está en juego no podría ser mayor”.

LEER. Discurso completo del Papa en la Cumbre

VIDEO. Francisco aborda el problema climático ante científicos y alcaldes

Antecedentes a esta cumbre climática en la Santa Sede

El Vaticano, a través de la Pontificia Academia de las Ciencias, creó una nueva iniciativa sobre resiliencia climática en 2022 y reunió a investigadores, responsables políticos y líderes religiosos para comprender los retos científicos y sociales del cambio climático y recomendar soluciones para que las personas y los ecosistemas sean resilientes. El concepto de Resiliencia Climática adaptado para organizar esta reciente cumbre sigue estas recomendaciones.

La resiliencia climática forma parte de un triplete de crisis medioambientales interrelacionadas: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad global. Al preparar el último encuentro, aunque centrada en el cambio climático, además se han destacado las soluciones que también abordan la biodiversidad y la desigualdad. Los factores humanos concretos en los que nos centramos están interrelacionados: el aumento de la pobreza, las migraciones humanas forzosas y la salud pública, incluida la salud mental.

La resiliencia climática requiere asociaciones interdisciplinares entre investigadores, ingenieros y empresarios, así como asociaciones transdisciplinares entre la ciencia y los líderes comunitarios, incluidos los líderes religiosos, las ONG y el público. Los alcaldes y los gobernadores constituyen el núcleo de estas asociaciones transdisciplinares.

VIDEO. Transmisión completa de la Cumbre. Presentación

Información adicional
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Fuentes

Vatican News (2) / C40.org / UMass Boston / Movimiento B Mex / PAS.va / Videos: Radio María Argentina – Rome Reports – Vatican News / Fotos: Flickr (Yida Xu- Antonio Roberts – Stokes Rx – Willian Colindres)

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