Francisco: “Mesías solo hay uno. Los demás son payasos del mesianismo”

11:00 a.m. | 20 oct 23 (RD/IB).- El Papa aseguró que “las rupturas no son buenas” y animó a la Iglesia a conservar su unidad, y pidió que, en medio de los debates que se dan en la Asamblea del Sínodo, se vaya progresando “en armonía” con un norte claro: “La Iglesia tiene que cambiar (…) en el modo de proponer una verdad que no cambia”. En una nueva entrevista con la agencia argentina de noticias Télam, Francisco también criticó los liderazgos mesiánicos así como a los que denominó “flautistas de Hamelin” de la política, y volvió a rechazar que le digan comunista por su defensa de los descartados. “El Papa solo sigue el Evangelio”, remarcó.

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“La Iglesia tiene que cambiar, pensamos cómo cambió desde el Concilio hasta ahora y cómo tiene que seguir cambiando en la modalidad, en el modo de proponer una verdad que no cambia”, planteó el pontífice en la entrevista. Para Francisco, “la revelación de Jesucristo no cambia, el dogma de la Iglesia no cambia, pero crece, se desarrolla y se sublima como la savia de un árbol. El que no está en esta vía es uno que da un paso atrás y se encierra en sí mismo”.

“Los cambios en la Iglesia se dan en este flujo de identidad de la Iglesia. Y tiene que ir cambiando a medida que los desafíos le vayan presentando cosas. De ahí que el núcleo de su cambio sea esencialmente pastoral, sin renegar de lo esencial de la Iglesia”, propuso en ese marco. Hecha a fines de setiembre y publicada en medio del Sínodo, la entrevista sirve de medio para que el pontífice plantee, por ejemplo, que “desde los inicios del Concilio Vaticano II, Juan XXIII tuvo una percepción muy clara: la Iglesia tenía que cambiar” y luego “Pablo VI coincidió y continuó, al igual que los Papas que los sucedieron”.

Para Jorge Bergoglio, “no se trata solamente de cambiar por moda, se trata de un cambio de crecimiento y en favor de la dignidad de las personas. Y ahí está la progresión teológica, de la teología moral y todas las ciencias eclesiásticas, incluso la interpretación de las escrituras, que han ido progresando de acuerdo al sentir de la Iglesia. Siempre en armonía”. A propósito de un cuestionamiento planteado por cinco cardenales -en modalidad de dubia con varias preguntas sobre la doctrina- el Papa muestra su mano tendida a la unidad y aseveró que “las rupturas no son buenas. O se progresa por desarrollo o terminamos mal. Las rupturas te dejan fuera de la savia de un desarrollo”.


Lo positivo de las crisis. El problema de los mesianismos

Con referencias implícitas a los liderazgos aparecidos en muchos países con outsiders políticos a la cabeza, el Papa sostuvo que “a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica”. Francisco señala que “el Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo. Ninguno puede prometer la resolución de conflictos, si no es a través de las crisis saliendo hacia arriba. Y no solo”, profundizó luego.

“Pensemos cualquier tipo de crisis política, en un país que no sabe qué hacer ¿qué se hace? ¿Buscamos un mesías que venga a salvarnos de afuera? No. Busquemos dónde está el conflicto, agarrémoslo y resolvámoslo. Manejar los conflictos es una sabiduría. Pero sin conflictos no se va para adelante”, llamó el Papa, en una continuidad conceptual con su oda a la Política del capítulo 5 de Fratelli tutti. En términos generales, Francisco consideró también que “a la humanidad le falta protagonistas de humanidad, que haga ver su protagonismo humano”.

“A veces noto que falta esa capacidad de gestionar las crisis y de hacer aflorar la propia cultura. No tengamos miedo a que salgan los verdaderos valores de un país. Las crisis son como voces que nos señalan dónde hay que proceder. En cambio, los problemas que a veces están un poco tapados o guardados, son como el flautista de Hamelin, que tocan la flauta, vos creés que todo es flauta, vas allá y todos se ahogan. Yo le tengo mucho miedo a los flautistas de Hamelin porque son encantadores. Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente y las terminan ahogando. Gente que se cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para el otro. No. La crisis debe ser asumida y superada, pero siempre hacia arriba”, agregó.

VIDEO. Francisco: Mesías hay uno sólo (parte 1)

 

¿Defender a los vulnerables es de comunistas? Observar el Evangelio

El Pontífice es preguntado también por otro de sus grandes temas: el trabajo digno. Para Bergoglio, “es importante concebir el trabajo como algo inherente a la persona humana. La vagancia es una enfermedad social. Incluso están los vagos ricos, los que viven a costa de los demás sin pensar en un bienestar común. La pereza y la vagancia son muy traicioneras porque alimentan toda esta viveza de aprovechar para mí, a costa de los demás. Por eso, una persona que trabaja, trabaje donde trabaje, asume dignidad”.

Según sus palabras, “la traición más grande a este camino de dignidad es la explotación. No de la tierra para que produzca más, sino la explotación del trabajador. Explotar a la gente es uno de los pecados más graves. Y explotarla para provecho propio. El trabajo te confiere dignidad y de ahí que el trabajador tiene derechos concretos. Quien lo contrata para trabajar tiene que proveer servicios sociales, que son parte del derecho”. “El trabajo es con derechos o es esclavo”, remarca.

“Cuando un trabajador no tiene derechos o se lo contrata por poco tiempo para ir cambiándolos y no pagar aportes –continúa–, se lo convierte en esclavo y uno se transforma en verdugo. Verdugo no es solamente aquel que mata a una persona, sino también el que explota a una persona. Tenemos que tener conciencia de esto”.

Tras su explicación, remata señalando por qué el Papa no es comunista: “A veces cuando me escuchan decir las cosas que escribí en las encíclicas sociales, dicen que el Papa es comunista. No es así. El Papa agarra el Evangelio y dice lo que dice el Evangelio. Ya en el Antiguo Testamento, el derecho hebreo pedía que se cuidara a la viuda, al huérfano y al extranjero. Si una sociedad cumple estas tres cosas anda fenómeno. Porque se hace cargo de situaciones límites de la sociedad. Y si se hace cargo de las situaciones límites, lo hará con las otras también. Cuando se empieza a contratar en negro para no pagar los aportes y negociar el futuro de esa gente a la esclavitud, ahí empieza a enfermarse el trabajo. Y en vez de dar dignidad, el trabajo confiere esclavitud. Tenemos que estar muy atentos a esto. Y aclaro que no soy comunista como dicen algunos. El Papa sigue el Evangelio”.

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¿Cómo es la relación del papa Francisco con Dios?

“El Señor es un buen amigo, me trata bien. Me cuida mucho, como nos cuida a todos. Tenemos que pescar cómo nos cuida, a cada uno nos cuida con nuestro estilo. Eso es muy lindo”, explica. ¿Y tiene el Papa la tentación de enfadarse con Dios? “No, me enojo con los demás. Por ahí le protesto alguna vez, pero sé que me está esperando siempre. Cuando meto la pata o cuando me enojo injustamente con alguien. Pero nunca me reprocha. En el diálogo que tengo con el Señor, el reproche siempre es caricia. Dios es cercano. Dios es misericordioso, nos perdona todo y nos tiene una paciencia impresionante. Y es tierno, esa cosa delicada de Dios aún en las pruebas difíciles. Así lo vivo yo”.

La entrevistadora termina preguntándole al Pontífice por sus miedos. “Sé que si me equivoco en alguna cosa, mi ejemplo va a hacer daño a mucha gente. Por eso hay algunas decisiones que las pongo en la incubadora para que el tiempo las vaya madurando. Hay otras que las someto a un sínodo para que sea toda la Iglesia la que se exprese”, responde expresando su gran temor.

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Algunos otros temas destacados de la entrevista

La humanidad. “A la humanidad le falta protagonistas de humanidad, que haga ver su protagonismo humano. A veces noto que falta esa capacidad de gestionar las crisis y de hacer aflorar la propia cultura. No tengamos miedo a que salgan los verdaderos valores de un país. Las crisis son como voces que nos señalan dónde hay que proceder”.

La indiferencia. “Yo le tengo más miedo a la indiferencia, porque es una especie de abulia cultural. Que pase esto, que pase aquello, mientras el flautista sigue tocando y los pueblos, ahogándose. Las grandes dictaduras nacen de una flauta, de una ilusión, de un encanto del momento. Y después decimos: Qué lástima, nos ahogamos todos”.

La austeridad. “La austeridad en sí misma no existe. Existen hombres y mujeres austeros. ¿Y qué es eso? Alguien que vive de su trabajo, que tiene una cultura y la sabe expresar, y que sabe caminar adelante contagiando austeridad. En la cultura de lo fácil, de la coima y de tantos escapismos es muy difícil hablar de austeridad. Lo que unge a una persona de austeridad es su trabajo, su compromiso, su ganarse el pan con el sudor de su frente”.

El sentido del humor. “Desde hace más de cuarenta años, rezo todos los días la oración para pedir el sentido del humor, de Santo Tomás Moro, un grande. El sentido del humor humaniza. La gente que no tiene sentido del humor es aburrida”.

La esperanza. “La esperanza es la virtud humilde, la de todos los días, a la que le damos menos importancia. Siempre hablamos de la fe, la caridad y el amor. Y la esperanza es la de la cocina, pero precisamente porque es la de la cocina es la de todos los días. No solo no hay que perder la esperanza, sino que hay que cultivarla. ¡Es tan fecunda la esperanza! Un poeta la llamaba la virtud humilde. No podemos vivir sin esperanza. Si cortáramos las pequeñas esperanzas de cada día, perderíamos la identidad. No nos damos cuenta de que vivimos de ellas”.

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Fuentes

Religión Digital / Infobae / Vida Nueva / Videos: Télam / Foto: Vatican Media

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