Fallece cardenal Hummes: defensor de la Amazonía

9:00 p.m. | 7 jul 22 (RD/VTN).- Un extenso historial de apoyo y cercanía con los menos favorecidos -en especial con las comunidades indígenas de la Amazonía- nos deja la vida del cardenal Cláudio Hummes OFM, arzobispo emérito de São Paulo y prefecto emérito de la Congregación para el Clero. Ha fallecido a los 87 años tras una larga enfermedad. Resaltamos lo difundido en una comunicación por el episcopado peruano: “dedicó los últimos años de su vida a la defensa de la Amazonía y de sus pueblos originarios, recorriendo muchas de las iglesias particulares de la región y siendo siempre una voz en defensa de los más vulnerables. No dudó en denunciar la deforestación, los megaproyectos depredadores y las enfermedades de la tierra y de los pueblos”.

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Ante la muerte de las personas las reacciones se suceden, más aún cuando se trata de alguien que marcó la vida de la sociedad y de la Iglesia. Se han dicho muchas cosas sobre Don Cláudio después de su muerte, pero podemos recordar lo que marcó su vida en los últimos años. En 2010, el cardenal Hummes dejó la Congregación del Clero, donde era prefecto desde 2006, y regresó a Brasil. A los 76 años, a petición de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el “cardenal jubilado” se hizo cargo de la Comisión Episcopal para la Amazonía en 2011, y comenzó a visitar las iglesias de la Amazonía.

A pesar de sus muchos años, no dudó en ir a los lugares más lejanos para escuchar, conocer la vida de los pueblos y asumir como propias las causas de la Amazonía, de las personas que la habitan. Mons. Edson Damian hablando sobre una visita del Cardenal Hummes a la comunidad indígena de Iauraté, en el río Uaupés, en la frontera entre Brasil y Colombia, decía que el purpurado se embarcó en la voladora, navegó durante horas y se sentó pacientemente a escuchar a la gente, para descubrir la riqueza de su vida, pero también los gritos que nacían de las amenazas que afectan a los pueblos de la Amazonía.

Don Cláudio será recordado por haber sido presidente de la Red Eclesial de Panamazónica (REPAM), de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), relator general del Sínodo para la Amazonía, pero todo ello fue consecuencia de la misión asumida como presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonía, misión que le permitió hacer realidad un sueño que siempre tuvo, el de ser misionero en la Amazonía. En Don Cláudio podemos decir que se han hecho realidad las palabras de quien puede considerarse una referencia para la vida de la Iglesia en la Amazonía después del Concilio Vaticano, Don Pedro Casaldáliga, obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, que decía que “mis causas valen más que mi vida”. Incluso con la salud debilitada, el cardenal Hummes siguió dando su vida por la Amazonía hasta el final.

Poco a poco, las aguas de la Amazonía fueron inundando su vida, alimentando su existencia, hasta hacer desbordar en todo el mundo lo que poco a poco iba descubriendo. Siempre pensaba en la vida en plenitud, para los pueblos y para un bioma cada vez más amenazados. La voz profética de Don Cláudio llegó más lejos y se hizo más fuerte, más firme, ayudando a muchas personas, en la Iglesia y en la sociedad, a no permanecer indiferentes ante el necesario cuidado de una región y de los pueblos que están cada día más en peligro. Una voz que denunció el avance de la minería ilegal, de la deforestación, del agronegocio y tantas otras realidades que han degradado el bioma amazónico. Una voz que siempre nos ha llamado a estar atentos a la destrucción de la Amazonía, para “comprometernos en la lucha por la preservación y el cuidado de la Amazonía y de nuestra Casa Común”, como recordó en la conmemoración del Día de la Amazonía, el 5 de septiembre de 2021.

Podemos decir que el legado de Don Cláudio debe llevarnos a mirar al futuro a partir de lo que dijo aquel 5 de septiembre de 2021: “debemos tener esperanza, y también debemos comprometernos en la construcción de modelos sostenibles de producción, consumo y economía”. Esto se convertirá en una realidad concreta en la medida en que consigamos realizar “pequeños gestos simbólicos, como plantar un árbol, revitalizar el huerto de casa o buscar información sobre cómo y dónde se producen los alimentos que compartimos en las mesas de nuestros hogares”. Todavía en la Capilla Sixtina, en el momento en que el cardenal Bergoglio se convirtió en el papa Francisco, Don Cláudio le dijo una frase que se recuerda a menudo desde ese momento: “No te olvides de los pobres”. Francisco nunca olvidó a los pobres, pero tampoco a la Amazonía, dos causas compartidas por dos grandes amigos.

ENLACE. Card. Hummes: El Paso del “deber de hacer” al “hacer”, la aplicación del Sínodo en el territorio

Hummes, defensor de los pobres que inspiró al Papa el nombre de Francisco

“Omnes vos fratres” (“Todos ustedes hermanos”) se leía en su escudo episcopal, haciendo eco de la expresión de San Francisco de Asís, “Fratelli tutti”, que también inspiró la última encíclica del Papa. Otro claro signo de la unidad de intención y pensamiento que le unía al otro Francisco, el Pontífice reinante, cuyo nombre –era inédito al mundo hace diez años atrás, sin precedentes ni números– fue fruto de su sugerencia. “Dom Cláudio”, como le llamaban cariñosamente quienes conocían al cardenal Cláudio Hummes.

Tenía 87 años el cardenal Hummes y un gran corazón que latía –y no hay retórica en afirmarlo– por los “pobres”. Los pueblos indígenas de la Amazonia, como los misioneros consagrados y laicos; los sedientos y hambrientos del Sur del mundo, como los trabajadores mal pagados o las víctimas del cambio climático. Esos pobres estuvieron en su mente todo el tiempo, incluso en las últimas votaciones del Cónclave de 2013 que eligió al arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. A su amigo argentino, sentado a su lado, cuando alcanzó el número de votos necesarios para ser elegido, le susurró al oído: “No te olvides de los pobres”. De ello surgió otra intuición del recién elegido Papa para la elección del nombre.

En los últimos tiempos, especialmente desde 2020, año de su nombramiento como presidente de la recién formada Conferencia Eclesial Amazónica, insistió en la “aplicación” de las indicaciones del Sínodo. “El Sínodo es el punto culminante que ilumina el camino. Pero continúa ahora, todo el proceso continuará también en la aplicación postsinodal, en el territorio y en cada lugar donde haya una conexión”, dijo a los medios de comunicación del Vaticano, a través de los cuales también denunció la “grave crisis climática y ecológica” que realmente pone “en riesgo el futuro del planeta y, por tanto, el futuro de la humanidad”.

La misma urgencia fue reiterada por el cardenal en una carta de julio de 2021, en la que pedía al mundo pasar del “tener que hacer”, es decir, de las bonitas promesas, al “hacer”, es decir, a la acción concreta, para que las resoluciones del Sínodo sobre la Amazonia no caigan en saco roto, sino que encuentren una aplicación práctica en las distintas comunidades. “Es bueno seguir discerniendo en lo que debemos hacer, pero, aunque esto sea bueno, no es suficiente”, escribía el Purpurado.

ENLACE. El cardenal Cláudio Hummes en la memoria del cardenal Pedro Barreto

La vida y el largo servicio a la Iglesia

Nacido en Montenegro, en el estado brasileño de Río Grande del Sur, en el seno de una familia de origen alemán, Auri Afonso –su nombre de bautismo– adoptó el nombre religioso de Cláudio una vez que ingresó en la Orden de los Hermanos Menores en 1956. Estudió filosofía en Roma y se especializó en ecumenismo en el Instituto Bossey de Ginebra; ha sido profesor, rector, teólogo y obispo. Veintiún años, a partir de 1975, los transcurrió en Santo André, donde se distinguió por su defensa de los trabajadores, su apoyo a los sindicatos y su participación en las huelgas como obispo responsable de la Pastoral Obrera en todo Brasil. En 1996 fue nombrado arzobispo de Fortaleza, en Ceará. Durante sus dos años de ministerio fue responsable de la familia y la cultura en el episcopado brasileño. Fue uno de los artífices del II Encuentro Mundial de las Familias con el Papa, celebrado en Río en 1997.

El 15 de abril de 1998, Juan Pablo II lo quiso como Arzobispo Metropolitano de São Paulo, donde impulsó la pastoral vocacional, la formación de sacerdotes y la evangelización de la ciudad. También es importante su papel en el campo de la comunicación de masas, porque la Iglesia –afirmaba– tiene que hablar a la ciudad, acercando a los católicos y llevando el Evangelio a las familias. Wojtyla le creó cardenal el 21 de febrero de 2001. Luego participó en el Cónclave que eligió a Joseph Ratzinger en abril de 2005. Y en 2006 Benedicto XVI lo nombró Prefecto de la Congregación para el Clero, en sucesión del Cardenal Darío Castrillón Hoyos. En mayo de 2007, participó en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, más conocida como Conferencia de Aparecida, cuyo relator del documento final fue el cardenal Bergoglio.

En 2010, Hummes presentó su renuncia como prefecto y presidente del Consejo Internacional para la Catequesis, organismo dependiente de la Congregación, por límite de edad. A su regreso a Brasil, fue elegido presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonía de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) y de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM). El 29 de junio de 2020 fue elegido presidente de la Conferencia Eclesial Amazónica (CEAMA), establecida por una asamblea web especial como “instrumento eficaz” para poner en práctica muchas de las propuestas surgidas del Sínodo y convertirse en “un puente que anime otras redes e iniciativas eclesiales y socioambientales a nivel continental e internacional”. Esto es lo que intentó hacer Dom Cláudio hasta los últimos días de su vida terrenal.

ENLACE. Mauricio López, sobre el cardenal Hummes: “Su vida es semilla; su ser, raíces; su camino, tronco firme”

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Fuentes

Religión Digital / Vatican News / ANCEP / Videos: Universidad Javeriana – CELAM TV / Foto: REPAM

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