El proyecto de Francisco para un mundo después de la COVID-19

7:00 p.m. | 5 set 20 (TT/LN).- El Vaticano confirmó que Francisco escribió una nueva encíclica (documento papal más importante) que trazará las claves para una solidaridad global después de los estragos causados por el coronavirus -y que se reflejan en una creciente desigualdad social. La firmará el 3 de octubre en Asís, tierra del santo del que el Papa tomó el nombre, cuya fiesta se celebra al día siguiente. Como un adelanto, Francisco ha venido subrayando algunas preocupaciones durante sus audiencias de los miércoles en agosto, en lo que se conoció como un ciclo de catequesis “para sanar el mundo”.

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“De esta crisis no podremos salir iguales que antes. En nuestras manos está salir mejores o peores”. Este será el eje de la nueva encíclica del papa Francisco, que verá la luz el próximo 3 de octubre y que abordará la construcción de la sociedad global post-coronavirus. El título que llevará será Fratelli tutti (Hermanos Todos).

Francisco viajará en la tarde del 3 de octubre hasta Asís -su primera salida de Roma desde el inicio de la emergencia por coronavirus-, donde después de celebrar una misa ante la tumba de San Francisco, en el subsuelo de la Basílica, firmará la nueva encíclica, informó el Vaticano. Al día siguiente la Iglesia celebra la festividad del santo de Asís, el “padre” de la ecología y de la fraternidad, y precisamente el tema de la encíclica de Bergoglio será la “Fraternidad humana”.

Se comentó que es un texto que Francisco ha ido escribiendo durante el confinamiento, y cuyas líneas-guía han visto la luz en las cuatro audiencias generales que ha pronunciado a lo largo de estos miércoles de agosto, en los que ha denunciado la desigualdad social y el aumento de la brecha entre ricos y pobres, también en tiempos de pandemia.

Esta será la tercera encíclica de puño y letra de este pontificado, tras Lumen Fidei (2013, firmada por Francisco aunque dejada a medias por su antecesor, Benedicto XVI) y Laudato Si (2015), la primera encíclica “verde” en la historia de la Iglesia y que ha marcado la primera parte del pontificado de Francisco.

Catequesis “para curar el mundo”

De menos a más, en las últimas semanas, el Papa ha ido ofreciendo ideas y reflexiones en lo que considera algunas pautas para que los gobiernos, la sociedad civil y la Iglesia puedan reconstruirse tras la pandemia por la COVID-19. Francisco ha dedicado sus audiencias generales de los miércoles a cómo el Evangelio social y las virtudes teológicas de la fe, la esperanza y la caridad pueden ayudar a sanar el mundo. En los cuatro miércoles de agosto, ha “sazonando” sus reflexiones con mensajes centrados en temas económicos, diseñados para hacer que los líderes mundiales se detengan a pensar. Y seguramente continuará en esa línea en las próximas semanas.

 

Sus reflexiones no están diseñadas para ofrecer propuestas políticas o apoyar ningún programa político. Pero están teniendo un impacto geopolítico. El 19 de agosto, el Papa dijo que sería “triste” si una vacuna para el coronavirus se convirtiera en propiedad de las naciones ricas y no fuera compartida universalmente. Argumentó que el “virus de la injusticia social” es un desafío tan grande como la respuesta médica al COVID-19, lo que llevó a Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, a tuitear que “no podría estar más de acuerdo” con el Papa.

 

Los mensajes de Francisco son parte de su plan para “preparar el futuro” que nos tocará después de la COVID-19. Para el Papa y sus asesores en el Vaticano, este trabajo no es sólo para los “expertos” que trabajan en salud, desarrollo o política, sino para toda la Iglesia. Él cree que la tradición católica tiene mucho que aportar al mundo postvirus. “La pandemia ha expuesto y agravado los problemas sociales, sobre todo el de la desigualdad”, dijo el Papa el 26 de agosto, hablando desde la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano.

A lo largo de su pontificado, Francisco ha criticado repetidamente los excesos del capitalismo y la creciente brecha entre los ricos y los pobres. Como resultado, ha sido criticado por los católicos ricos. Se sienten incómodos con el enfoque de este Papa en asuntos socio-políticos y desean que se apegue a un ámbito más estrecho de la enseñanza católica. Sin embargo, Jesús no se alejó de la política, como lo demuestra el Sermón de la Montaña.

Y aunque así lo afirmen sus detractores, el Papa no intenta acabar con el capitalismo, sino que pide un sistema económico más justo. “Las propiedades, el dinero son instrumentos que pueden servir a la misión”, explicó el Papa, “sin embargo, los transformamos fácilmente en fines, individuales o colectivos. Y cuando esto sucede, se socavan los valores humanos esenciales”.

 

A través de los mensajes en sus audiencias, el Papa está exponiendo los principios de la Doctrina Social Católica, a veces descrita como el tesoro escondido de la Iglesia católica. El cuerpo de la enseñanza está diseñado para aplicar los valores del Evangelio en los espacios públicos. Incluye los principios de la dignidad humana, el bien común, la opción preferencial por los pobres, la solidaridad, la subsidiariedad y el cuidado del medio ambiente. La COVID-19, y las profundas cuestiones que los efectos de la pandemia plantean sobre la organización de las sociedades, ofrecen la oportunidad de comunicar el mensaje social de la Iglesia a un público más amplio.

Francisco está tratando de aprovechar esta oportunidad.

El 19 de agosto, el Papa describió la “opción preferencial por los pobres” como un “criterio clave para la autenticidad cristiana” y que todos en la Iglesia deben participar en “la liberación y la promoción” de los pobres. Estas observaciones tienen resonancia histórica: después de años de ser vista con suspicacia en el Vaticano, por sus vínculos con el pensamiento marxista, la teología de la liberación está ahora en el medio del su mensaje.

En ese discurso, el Papa subrayó que la opción preferencial por los pobres no es política o ideológica, sino que está en el centro del Evangelio. Curiosamente citó, como nota a pie de página, una instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe (de 1984) sobre la teología de la liberación, escrita por el predecesor de Francisco, el cardenal Joseph Ratzinger. La instrucción era muy crítica. En ese momento el cardenal Ratzinger estaba preocupado por la “ideologización de la fe”. Es una preocupación que Francisco comparte. La diferencia es que la “ideologización de la fe” en este pontificado no está ocurriendo en América Latina -sino en América del Norte.

A finales de este año, en Asís, el Papa participará en una cumbre, la “Economía de Francisco”. El evento, al que asistirán estudiantes, académicos y empresarios, tiene previsto ofrecer un nuevo tipo de modelo económico más sostenible, más local y que sirva a la gente común. Este evento “anti-Davos” tiene como guía a San Francisco de Asís, el fraile del siglo XI que se alzó por su testimonio de la pobreza, la paz y el cuidado de la creación.

San Francisco también es tocayo de este Papa, quien, como el fraile pobre de Asís, está tratando de aplicar el mensaje del Evangelio a las grandes cuestiones de su época.

Enlaces a los mensajes de Francisco durante el mes de agosto
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Fuentes:

The Tablet / Religión Digital / Vatican News / La Nación / Foto: Getty

 

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