Religiones unidas para “servir a un mundo herido”

11:00 a.m. | 9 set 20 (VTN/CMI).- Iglesias y organizaciones cristianas deben reconocer la importancia de la solidaridad interreligiosa, más aún en un mundo “herido por la pandemia COVID-19 y por muchas otras heridas”. Esa es la inspiración del nuevo documento firmado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, diseñado también para creyentes de otras religiones que ya han respondido a la COVID-19 con ideas basadas en sus propias tradiciones. El trabajo conjunto entre religiones debe ser paradigma para abordar otras diferencias, subrayando la riqueza de la diversidad. Para eso, el texto revisa principios y recomendaciones desde lo cristiano para establecer una relación práctica de servicio y apoyo entre religiones.

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El documento “Servir a un mundo herido en la solidaridad interreligiosa” tiene como finalidad animar a las iglesias y organizaciones cristianas a reflexionar sobre la importancia de la solidaridad interreligiosa en un mundo herido por la pandemia COVID-19.

Se reconoce el contexto actual de la pandemia como un momento para descubrir nuevas formas de solidaridad para repensar el mundo posterior a COVID-19. Compuesto por cinco secciones, el texto reflexiona sobre la naturaleza de una solidaridad sostenida por la esperanza y ofrece una base cristiana para la solidaridad interreligiosa, unos pocos principios clave y un conjunto de recomendaciones sobre la forma en que la reflexión sobre la solidaridad puede traducirse en medidas concretas y creíbles.

“La esperanza es una característica esencial de todas las religiones. A lo largo de la historia de la humanidad, sabemos que la esperanza religiosa ha inspirado a menudo a los creyentes a preocuparse en el amor y la compasión por aquellos que sufren las tragedias de la condición humana. Hoy en día, necesitamos valores éticos y espirituales universales y compartidos para inyectar una nueva esperanza en el mundo devastado por la pandemia”, afirma el documento.

 

¿Qué recomienda el documento?

Hace un llamado a todos los cristianos a servir al prójimo, y a servir juntos también, teniendo en cuenta estas recomendaciones:

1.- Encontrar maneras de testimoniar el sufrimiento, llamar la atención sobre él y enfrentar cualquier fuerza que pretenda silenciar o excluir la voz de los heridos y vulnerables entre nosotros, señalando a los responsables que están detrás de este sufrimiento.

2.- Promover la cultura de la inclusión;

3.- Alimentar la solidaridad a través de la espiritualidad;

4.- Ampliar la formación del clero, agentes de pastoral y los fieles en la importancia de la cooperación con otros;

5.- Comprometer y apoyar a la gente joven;

6.- Crear espacios para el diálogo;

7.- Reestructuras proyectos y procesos que permitan la solidaridad interreligiosa.

 

¿Cuál es la conclusión que propone el texto?

La solidaridad ecuménica e interreligiosa permite que nuestro compromiso religioso se convierta en un factor que une, en lugar de dividir, a las personas. Cuando trabajamos de la mano con creyentes de otros credos y personas de buena voluntad, caminamos hacia la paz, la justicia y la interconexión que están en el corazón de nuestras convicciones de fe, al mismo tiempo que recreamos y reforzamos estos valores.

Para los cristianos, la solidaridad interreligiosa es una forma tanto de experimentar el mandamiento de Jesucristo de amar al prójimo, como de trabajar con él para buscar la paz que es la voluntad de Dios para el mundo. Crecer en el amor por aquellos a los que ayudamos, por aquellos con los que ayudamos y por aquellos que nos ayudan, crea muchas maneras de vivir plenamente en lo que Dios nos creó para ser -portadores de la imagen divina y compartiendo esta imagen con los demás.

Mientras nos disponemos a servir un mundo herido por la COVID-19 mediante la solidaridad ecuménica e interreligiosa, podamos sacar fuerzas del modelo que seguimos, Jesucristo. No vino a ser servido sino a servir (Mateo 20:28). Imitando el amor y la generosidad del Buen Samaritano, busquemos apoyar a los débiles y vulnerables, consolar a los afligidos, aliviar el dolor y el sufrimiento y asegurar la dignidad de todos. Que, abriendo nuestros corazones al diálogo y abriendo nuestras manos en solidaridad, construyamos juntos un mundo marcado por la sanación y la esperanza.

 

Respuesta conjunta en un mundo interconectado

El cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, Presidente del PCID, reflexionó sobre el hecho de que el servicio cristiano y la solidaridad en un mundo herido ha formado parte del programa del PCID/CMI desde el año pasado. La pandemia de COVID-19 impulsó el proyecto a la acción como “una respuesta ecuménica e interreligiosa oportuna”, y añadió que “la pandemia ha expuesto las heridas y la fragilidad de nuestro mundo, revelando que nuestras respuestas deben ofrecerse en una solidaridad inclusiva, abierta a los seguidores de otras tradiciones religiosas y a las personas de buena voluntad, dada la preocupación por toda la familia humana”.

 

Fe y diálogo para responder a los desafíos

El secretario general interino del CMI, el Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, reflexionó sobre el hecho de que el diálogo interreligioso es vital para la curación y el cuidado mutuo a nivel mundial. “Frente a la pandemia de COVID-19, la familia humana se enfrenta junta a un llamamiento sin precedentes para protegerse unos a otros y para sanar nuestras comunidades”, dijo. “El diálogo interreligioso no sólo ayuda a aclarar los principios de nuestra propia fe y nuestra identidad como cristianos, sino que también abre nuestra comprensión de los desafíos -y las soluciones creativas- que pueden tener otros”.

El documento es el último en ser coproducido por el CMI y el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso después de la publicación de “Educación para la Paz en un Mundo Multirreligioso”: Una perspectiva cristiana” en mayo de 2019.

ENLACES. Conferencia de prensa / Documento completo

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Antecedentes en Buena Voz Noticias
Fuentes:

Vatican News / Imagen: Mural “Coexistencia” del muralista brasileño “Kobra” – Foto de AFP

 

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