Francisco se reúne con jesuita James Martin: signo de respaldo a la comunidad LGTB
3:00 p m| 2 oct 19 (AM/RNS).- El Papa recibió al P. James Martin en una audiencia privada de media hora, en lo que se considera una declaración pública muy significativa de apoyo y aliento para este jesuita estadounidense. El P. Martin es conocido como orador y escritor, comprometido con el acompañamiento de la pastoral LGTB.
“Hoy me sentí alentado, consolado e inspirado por el Santo Padre”, declaró Martin después de la reunión. Compartió su felicidad por “los católicos LGTB y las personas LGTB de todo el mundo por esta señal de cuidado y preocupación del Papa”. Reunimos una nota informativa, un comentario y una entrevista del portal Crux.
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“Me conmovió mucho mi encuentro con un verdadero pastor”, dijo con alegría el P. Martín después de la reunión. “Estoy muy agradecido con el Santo Padre por su generosidad al concederme una audiencia en medio de su apretada agenda”, dijo.
El P. Martin no quiso revelar lo que el Papa le dijo durante la conversación, excepto que “ambos nos reímos varias veces”. Dijo, sin embargo, que “entre otras cosas, compartí con el papa Francisco las experiencias de los católicos LGBT en todo el mundo, sus alegrías y esperanzas, sus penas y preocupaciones. También hablé de mi propio ministerio con ellos y de cómo se sienten excluidos”. Concluyó diciendo: “Vi esta audiencia como una señal del cuidado del Santo Padre por la gente de LGBT”.
Es importante resaltar el significado que no se reunieran en Santa Marta (la casa de huéspedes del Vaticano donde vive Francisco), sino en la biblioteca privada del Papa, donde se reúne con jefes de estado y organizaciones internacionales, cardenales y conferencias episcopales, líderes de otras denominaciones cristianas y de las principales religiones del mundo, así como con personas distinguidas.
Al elegir encontrarse con él en este lugar, el papa Francisco hizo una declaración pública. En cierto modo, la reunión fue el mensaje. Conversaron, sentados a la mesa donde el Papa se reúne con sus visitantes de alto nivel. El encuentro duró 30 minutos y se llevó a cabo en inglés y español con la ayuda de un traductor, que fue la única persona presente.
El P. Martin, editor general de America Magazine, se reunió por primera vez con Francisco después de una Misa en Santa Marta -la casa de huéspedes del Vaticano donde vive el Papa- en el 2016. En ese momento, Francisco lo saludó brevemente. Se reunieron por segunda vez a principios de la semana pasada cuando el Papa lo saludó junto con otros miembros de la asamblea plenaria del Dicasterio de Comunicaciones del Vaticano. En esa ocasión, Francisco, que había nombrado al jesuita como consultor del dicasterio en 2017, invitó al P. Martin a reunirse con él en una audiencia privada.
Una fuente del Vaticano (que pidió no ser nombrada) declaró antes de la audiencia, que el Papa había leído el libro del P. Martín, “Tender un puente. Cómo la Iglesia católica y la comunidad LGTBI pueden entablar una relación de respeto, compasión y sensibilidad”. La misma fuente dijo que el Papa también estaba al tanto de que el P. Martin ha sido fuertemente atacado por algunas personas, incluyendo clérigos, en los Estados Unidos, a veces con maldad, por ese libro, así como por sus conferencias y su ministerio a la comunidad LGBT.
Comentario sobre la reunión Martin-Francisco (Gerard O’Connell, vaticanista de America Magazine)
Francisco se reunió en Roma con James Martin, un sacerdote jesuita que es constamente atacado por su compromiso con la comunidad LGBT y con los católicos LGBT en particular. Los dos jesuitas comparten un enfoque pastoral que hace hincapié en la compasión y el acompañamiento más que en la condena y la exclusión.
Cuando se le preguntó sobre los sacerdotes homosexuales durante su primer año como pontífice, Francisco respondió: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Este es un papa que reconoce que todos somos pecadores, incluso él mismo, y que todos estamos en una peregrinación común hacia Dios.
Los católicos conservadores están molestos porque Francisco está más preocupado por los pecados de explotación e injusticia que por los pecados sexuales de los adultos. Para muchos católicos, los pecados sexuales son el peor tipo de pecado. Siempre fueron graves. Aunque los teólogos alababan el matrimonio y la procreación, en la homilética popular, con demasiada frecuencia, el sexo se presentaba como algo sucio y malvado. Para los escrupulosos, la confesión semanal básicamente se trataba sobre los “malos” pensamientos.
El sexo entre personas del mismo sexo era un pecado indecible. Crecí en la década de 1950 y no tenía ni idea de lo que eran los homosexuales hasta que cumplí los 20 años, aunque los “mariquitas” eran objeto de intimidación en la escuela primaria y secundaria. Tal vez solo no le tomé la suficiente atención.
Al mismo tiempo, el clero y el convento siempre fueron una vocación atractiva para buenos católicos gays. Después de todo, si no quieres casarte y no puedes tener sexo, ¿por qué no ser sacerdote o religiosa? El sacerdocio o la vida religiosa daban una excusa socialmente aceptable de por qué no llegabas al matrimonio.
El celibato, sin embargo, no es ni fácil ni natural. Los conservadores sienten que cualquier suavización del enfoque de la Iglesia hacia los pecados sexuales liberará una inundación de promiscuidad. Sin castidad, habrá embarazos no deseados y enfermedades. La única manera de evitar que los jóvenes tengan relaciones sexuales es asustarlos.
Las personas mayores que crecieron bajo este régimen moral quedaron horrorizadas por la revolución sexual de las décadas de 1960 y 1970. Los embarazos fuera del matrimonio, los abortos y las enfermedades aumentaron. Vieron a la Iglesia como el último baluarte contra esta revolución cultural.
Pero poca gente hoy en día se preocupa por ir al infierno. Incluso usando la moral católica tradicional, muchos moralistas y confesores creen que la mayoría de los pecados sexuales ocurren bajo condiciones en las que no hay “suficiente reflexión” o “pleno consentimiento de la voluntad” para calificarlos como pecados mortales, incluso si se cree que todos los actos sexuales son “materia grave”.
Otros moralistas rechazan la idea de que todos los actos sexuales califican como asuntos graves. Sostienen que deben tenerse en cuenta las circunstancias y actitudes de las personas implicadas. Muchas iglesias cristianas incluso aceptan las relaciones amorosas entre parejas del mismo sexo como bendecidas por Dios.
Ni Martin ni Francisco han llegado tan lejos. Nunca han ido en contra de la enseñanza tradicional de la Iglesia contra el sexo fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer. Esto decepciona a muchos que quieren ver un cambio en la enseñanza de la Iglesia.
Mientras los teólogos debaten estos temas, los sacerdotes deben tratar con personas reales en sus parroquias. Aquí, la compasión y el amor de Jesús deben ser nuestra guía. Comió con pecadores. Nunca se enojó con las pecadoras sexuales. Sólo se enojó con los escribas y fariseos, a quienes veía como hipócritas.
Ciertamente, todos están de acuerdo en que los homosexuales no deben ser objeto de violencia o discriminación. Todos somos hermanos y hermanas del mismo Dios. Y si la Iglesia no es un club de campo para los perfectos, sino un hospital de campaña para los heridos, entonces todos deben ser acogidos y amados.
Francisco y Martín simplemente imitan a Jesús, quien, con su ejemplo y sus palabras, nos enseñó que nuestro Dios es un Padre compasivo que cuida de todos sus hijos.
Entrevista en Crux (Inés San Martín)
Según New Ways Ministry, un grupo de defensa de católicos LGBT, el encuentro privado entre el Papa y el P. Martin “refuta la injustificada avalancha de críticas que (Martin) ha recibido de una minoría de líderes eclesiásticos y otros sectores anti-LGBT de la Iglesia”.
“Es una señal clara de que el papa Francisco está llamando a la Iglesia a que se aleje de los mensajes negativos que ha enviado en el pasado sobre las personas LGBTQ”, dijo el grupo en una declaración publicada el lunes. “Es un día de celebración para los católicos LGBTQ que han anhelado una mano extendida de acogida de la Iglesia que aman”.
¿Qué le diría a aquellos que piensan que Francisco, cuando habla de las personas LGBT, está siendo discriminatorio o es demasiado duro en su condena de la teoría de género, llamándola “una abominación”?
Yo les diría que miren a esta persona como un pastor que está tratando de llegar a la gente en sus experiencias como personas marginadas. Y que está tratando de hacer avanzar a la Iglesia en el cuidado pastoral de las personas. Así que yo diría que observemos lo que hace como un todo. No podría haber sido más atento, acogedor y cálido. Y el tema de nuestra reunión fue sobre el compromiso pastoral con las personas LGBT.
¿Cómo se preparó para la reunión?
Los únicos preparativos fueron los últimos dos o tres años de ministerio. Lo que le traje fueron las experiencias de los católicos LGBT que he conocido, sus alegrías y esperanzas, sus luchas y desafíos, sus experiencias como una forma de darles una voz con el Papa.
Escuchó lo que vine a contarle con mucha atención, y por las preguntas que hacía, se notaba que se preocupaba por esa gente. Para mí, se sintió como una conversación muy fácil, como la que podrías tener con tu sacerdote más cercano. Nunca antes había tenido una conversación tan extensa con un Papa, sin embargo, él me puso a gusto y me sentí completamente cómodo.
-Usted mencionó que el Papa es un hombre que está tratando de hacer avanzar a la Iglesia cuando se trata del ministerio de las personas LGBT. Suponiendo que se lo hubiera preguntado, ¿qué le habrías dicho?
Quiero dejar claro que esto no es lo que le dije. Pero para mí, sería una Iglesia que acoge a los católicos LGBT tanto como a cualquier otro católico. Un lugar donde no se sientan discriminados, donde no tengan que preguntarse cómo van a ser tratados cuando lleguen, y un lugar donde sean bienvenidos, porque son católicos bautizados y es su Iglesia también.
¿Cómo podemos hacer que eso suceda cuando la Iglesia ve algunas conductas como pecaminosas?
Este es el asunto. Si la Iglesia estuviera abierta sólo a personas cuya vida reflejara los Evangelios y el Catecismo, habría muy pocas personas en las bancas. Como dice Francisco, la Eucaristía es una medicina para los enfermos, no un premio.
A diferencia de cualquier otro grupo de personas, ellos están excluidos, atacados y marginados peor que cualquier otro. El otro grupo que se siente marginado son las mujeres, pero en el Vaticano hay el “Día de la Mujer”, la gente habla de poner a más mujeres en puestos de liderazgo, pero rara vez se oye esa invitación de los obispos en términos de personas LGBT porque siempre y en todas partes son tachadas por pecaminosas.
No creo que haya nadie que se sienta tan marginado en la Iglesia como el católico LGBT. Hace un par de meses oí una historia de una mujer lesbiana cuyo párroco le dijo: “los que son como tu no son bienvenidos aquí”. Espero que los católicos LGBT vean esta reunión como una señal del amor y la preocupación del papa Francisco por ellos.
Antecedentes en Buena Voz:
- “Los gays son tan católicos como el Papa”, reivindica el P. James Martin en el EMF
- Mons. McElroy: “Ataques al P. James Martin exponen un cáncer dentro de la Iglesia católica de los EE.UU.”
- James Martin, SJ: Necesitamos construir un puente entre la comunidad LGBT y la Iglesia
Fuentes:
Religion News Service / America Magazine / Crux
“… la compasión y el amor de Jesús deben ser nuestra guía. Comió con pecadores. Nunca se enojó con las pecadoras sexuales. Sólo se enojó con los escribas y fariseos, a quienes veía como hipócritas.”