Por la paz en Sudán del Sur: Gobierno y oposición en el Vaticano
1:00 p m| 24 abr 19 (VI/LN).- Gracias a la propuesta del primado anglicano, Justin Welby, y el aval e impulso de Francisco, se realizó en Santa Marta -residencia habitual del Papa- un “retiro espiritual” en el que fueron reunidos los líderes de las partes en conflicto en Sudán del Sur (gobierno y oposición). El retiro busca respaldar un acuerdo para la formación de un nuevo Ejecutivo de transición, en el que habrá representantes de los bandos enfrentados y cuya constitución está prevista para el próximo 12 de mayo. El país africano de 13 millones de habitantes de mayoría cristiana, arrastra más de un lustro de cruenta y olvidada guerra civil.
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El objetivo de este evento “diplomático y ecuménico” fue “ofrecer, por parte de la Iglesia, una ocasión proficua para la reflexión y la oración, así como para el encuentro y la reconciliación, en un espíritu de respeto y de confianza, a aquellos que en este momento tienen la misión y la responsabilidad de trabajar por un futuro de paz y de prosperidad para el pueblo de Sudán del Sur”, comentó el vocero de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.
Sudán del Sur, el país más joven del mundo, se independizó de Sudán en 2011 después de una cruenta guerra civil que duró 20 años. Pero en 2013 estalló otra guerra civil de dimensiones étnicas entre el presidente Salva Kiir, miembro de la etnia mayoritaria dinka y las fuerzas de oposición del exvicepresidente Riek Machar, miembro de los nuer, el segundo grupo étnico del país y líder del mayor partido de la oposición.
Kiir, actual presidente de la república y Machar, junto a otros, participarán del inédito retiro espiritual, que fue convocado por Francisco en base a una propuesta presentada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, cabeza de la Iglesia anglicana, según detalló Gisotti.
Pese a un acuerdo de paz alcanzado en 2015, el conflicto entre los dos grupos siguió adelante, en una guerra civil olvidada que causó estragos y hambruna: se estima que murieron casi 400.000 personas, 3,5 millones fueron obligados a irse de sus hogares y 1,5 millones (el 80% de los cuales, mujeres y niños) a escapar a países vecinos, como Kenya, Sudán y Uganda. Después de Siria y Afganistán, la población de Sudán del Sur es la tercera con más refugiados del mundo.
En septiembre del año pasado fue alcanzado otro acuerdo de paz en Addis Abeba, Etiopía, que contempla un gobierno de unidad hasta las elecciones fijadas para 2022. Pero sigue habiendo grandes dificultades para que funcione para superar el conflicto, desde el principio está relacionado el petróleo. Su control es “un gran premio en la lucha por el poder político y económico”, indicó un informe de la ONU.
El retiro espiritual de las dos partes rivales, que fue organizado por común acuerdo entre la Secretaría de Estado y el despacho del Arzobispo de Canterbury, tiene como fin ayudar a normalizar la situación y lograr la paz. El 60% de la población de Sudán del Sur es cristiana, mayoritariamente católica (37%) y anglicana.
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Francisco: “La paz es posible”
El Pontífice implora la paz para el pueblo de Sudán del Sur, destrozado por casi seis años de guerra civil. Hizo concreta esta oración arrodillándose ante el presidente Salva Kiir y ante los vicepresidentes designados Rebecca Nyandeng De Mabior, viuda del líder sud sudanés John Garang, y Reik Machar, líder de la oposición. En virtud del acuerdo firmado en septiembre (el Revitalised Agreement on the Resolution of Conflict in South Sudan), asumirán altos argos de responsabilidad a nivel nacional el próximo 12 de mayo.
“A ustedes tres, que firmaron el acuerdo de paz, les pido, como hermano: permanezcan en la paz”, dijo Bergoglio. “Lo pido con el corazón: sigamos adelante, habrá muchos problemas, pero no se espanten. Sigan adelante, resuelvan los problemas. Ustedes han puesto en marcha un proceso; ¡que acabe bien! Habrá luchas entre ustedes, pero que sean adentro de la oficina. ¡Ante el pueblo, las manos unidas! Así, de simples ciudadanos se convertirán en padres de naciones. Permítanme pedírselo con el corazón, con mis sentimientos más profundos”.
“La paz es posible, no me cansaré nunca de repetirlo”, afirmó varias veces Francisco durante su discurso a la cúpula del estado más joven del mundo, que logró su independencia de Sudán en 2011. “La paz es posible”, pero requiere un “fuerte compromiso de los hombres responsables hacia el propio pueblo”.
Precisamente el pueblo es la mayor preocupación del Obispo de Roma. “Mis pensamientos –dijo– van principalmente a las personas que han perdido a sus seres queridos y sus casas, a las familias que se han separado y que nunca han vuelto a encontrarse, a todos los niños y a los ancianos, a las mujeres y a los hombres que sufren terriblemente debido a los conflictos y las violencias que han sembrado muerte, hambre, dolor y llanto”.
Paz, dijo el Papa, que es “el primero de los dones que el Señor nos ha traído”, es también la “primera tarea que los jefes de las naciones deben perseguir”: es “la condición fundamental para el respeto de los derechos de cada hombre y para el desarrollo integral del pueblo entero”. La gente de Sudán del Sur invoca esta paz y ahora la espera como un don que surja del evento en Roma. No “un acostumbrado y común encuentro bilateral o diplomático entre el Papa y los jefes de Estado”, precisó el Papa, y tampoco una “iniciativa ecuménica entre los representantes de las diferentes comunidades cristianas”, sino “un retiro espiritual” para suscitar, mediante el recogimiento interior, “buenos frutos” para sí mismos y para las comunidades a de pertenencia.
El Papa también recordó la “enorme corresponsabilidad para el presente y para el futuro del pueblo sud sudanés” que se traduce en comprometerse “con nuevo vigor y reconciliados, en la construcción de su Nación”. “El gemido de los pobres que tienen hambre y sed de justicia nos obliga en consciencia y nos compromete en nuestro servicio”, subrayó.
ENLACE: Discurso completo para las autoridades civiles y eclesiásticas de Sudán del Sur
Sudán del Sur abre la puerta a la paz tras un lustro de guerra
Tras cinco años de guerra que ha desangrado al país más joven del mundo, el Gobierno y la oposición de Sudán del Sur decidieron abrir un proceso de paz y buscar una solución duradera al conflicto que llegó como un rayo de esperanza para toda la población. El año 2018 ha sido testigo de la firma de la reconciliación para reavivar el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y la oposición en agosto de 2015, que quedó estancado hasta este año por las violaciones que se sucedían entre las partes beligerantes.
El 31 de octubre, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, declaró en una ceremonia en Yuba “el final de la guerra en Sudán del Sur” y pidió “perdón” al pueblo sursudanés: “esta guerra no era vuestra guerra”. En el evento histórico también participó el líder de la oposición armada de Sudán del Sur, Riek Machar, quien pisó por primera vez el país tras de su huida en el verano de 2016 en medio del colapso del acuerdo de paz rumbo a Sudáfrica donde pasó buena parte del tiempo bajo arresto domiciliario.
Machar estuvo en la ceremonia al lado de Kiir, quien le acusó de un intento de golpe de Estado en diciembre de 2013, dos años después de la independencia del país, desatando un conflicto de tintes étnicos entre las fuerzas leales al presidente, de etnia dinka, y los seguidores de Machar, de la tribu Nuer.
Otro de los protagonistas de la reconciliación ha sido el presidente sudanés, Omar al Bashir. Su país hospedó las negociaciones de paz que desembocaron en la firma del acuerdo el pasado 5 de agosto en Jartum en el que se pactó un alto el fuego durante un periodo transitorio de ocho meses y la posterior creación de un Gobierno de unidad nacional, prevista para abril de 2019. Este documento fue refrendado en Adís Abeba con el auspicio de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo en el Este de África (IGAD), principal mediador en el conflicto.
Machar recordó durante el discurso que para que la paz sea duradera tienen que cumplirse, entre otras, unas exigencias que pasan por “la liberación de todos los presos políticos y prisioneros de guerra”, así como la creación de “un Ejército nacional que no sea controlado por una sola tribu en Sudán del Sur”.
Queda por ver si las partes cumplirán con los acuerdos sellados. El conflicto étnico continúa dejando cifras alarmantes de una guerra que ha sumido en la hambruna al país y que ha visto cómo un tercio de su población ha huido, según Naciones Unidas. La ONU ha denunciado en numerosas ocasiones las violaciones cometidas por ambas partes beligerantes en el país africano.
En julio, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos apuntó que entre el 16 de abril y el 24 de mayo de este año se registraron 232 asesinatos. Dichos crímenes fueron “actos de terror”: personas colgadas de árboles o quemadas vivas en sus casas, además del empleo de la violencia sexual como arma de guerra, por lo que al menos 120 mujeres y niñas fueron violadas, incluidas algunas de 4 años de edad, según un informe de la ONU.
Además, según sus últimos datos, 1,2 millones de niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica, y varias partes del país afrontan condiciones de hambruna debido a que la población se ha visto atrapada en enfrentamientos en los últimos meses. Según un informe financiado por el Departamento de Estado de EEUU publicado el pasado 26 de septiembre, la guerra civil sursudanesa ha provocado la muerte de 383.000 personas desde diciembre de 2013 a abril de 2018, aunque ni la ONU ni las autoridades han ofrecido una cifra oficial de los decesos.
Debido a esta violencia, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso el pasado julio un embargo de armas hasta el 31 de mayo de 2019 a Sudán del Sur y añadió dos nuevos nombres a la lista de personalidades sancionadas: el líder rebelde Paul Malong Awan y Malek Ruben Riak, un alto mando del Ejército.
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Fuentes:
Vatican Insider / La Nación / EFE / Vatican News