Cisma ortodoxo: Jefe de la nueva iglesia de Ucrania asume cargo
10:00 a m| 26 feb 19 (AN/VI).- Dos eventos consumaron el anunciado cisma en la ortodoxia: el llamado “Concilio de Unificación” y la posterior entrega del Tomos (documento de concesión de autocefalía). En la primera ceremonia, realizada en diciembre, se eligió al Metropolita Epifanio Dumenko como líder de la nueva Iglesia ortodoxa ucraniana autocéfala, independiente del Patriarcado de Moscú. Luego, en los primeros días de enero, se hizo entrega del Tomos en Estambul, por parte del patriarca Bartolomé.
Finalmente, hace un par de semanas se celebró la entronización de Epifanio, que hace oficial el inicio de su mandato. Además del significado y repercusiones religiosas, un seguimiento al desarrollo de estos últimos eventos ratifica la carga e intereses políticos en juego, considerando la cercanía entre Iglesia y gobierno en ambos países involucrados en esta división: Ucrania y Rusia. A eso, añadir el vínculo con antecedentes históricos. Por otro lado, ya hay información desde fuentes católicas que empiezan a considerar la unificación con la ortodoxia ucraniana.
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Ortodoxia, el “cisma ucraniano” se convierte en carta política (Gianni Valente)
La Iglesia ortodoxa ucraniana independiente acaba de nacer y ya tiene influencia en las inciertas elecciones presidenciales programadas para el próximo 31 de marzo. El presidente saliente Petro Poroshenko ha sido co-protagonista y esponsor decisivo del proceso entero que concluyó el 6 de enero con la atribución del “Tomos” (decreto de concesión de la autocefalia) entregado por el Patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I al metropolita Epifanio, primado de la nueva Iglesia ortodoxa ucraniana.
Después de la solemnidad de la Navidad –que en Ucrania se celebra el 7 de enero, calendario juliano-, la agenda institucional de Poroshenko se ha llenado de viajes a varias áreas urbanas de las diversas provincias ucranianas en compañía del metropolita Epifanio y de otros altos exponentes de la nueva Iglesia ucraniana independiente, para celebrar la concesión de la autocefalia en una larga serie de “ceremonias de agradecimiento”. Durante estas celebraciones, han llevado el mismo “Tomos” a cada una de las provincias de todo el país (comenzando por Vinnycja y Volinia) para ser expuesto y celebrado en las distintas catedrales como reliquia.
Esta participación en las ceremonias de agradecimiento busca tener un papel clave en la serie de iniciativas y compromisos programados por Poroshenko apuntando a la carrera final de la campaña electoral. Durante las celebraciones, en sus discursos en presencia del “Tomos”, el presidente saliente reivindicó el nacimiento de una Iglesia ortodoxa ucraniana como un punto de inflexión en el camino para afirmar los intereses de la nación. A mediados de enero, en la catedral de Lutsk, dijo que el proceso de fortalecimiento del Estado ha comenzado y que la Iglesia ucraniana independiente proporciona la base espiritual para la independencia de la nación.
ENLACE: Nace la nueva Iglesia ucraniana y la Ortodoxia se divide
En esa ocasión, la misa de acción de gracias fue oficiada por el metropolita Filaret, que en los años noventa del siglo pasado se había proclamado “Patriarca de Kiev” y había dirigido una comunidad eclesial considerada cismática por las otras Iglesias ortodoxas (y ahora se fusionó como miembro mayoritario de la nueva iglesia ortodoxa autocéfala de Ucrania). “Hubo muchos momentos”, dijo en aquella ocasión refiriéndose al proceso de obtención del “Tomos” de concesión de autocefalía, “en los que parecía haberse llegado a un camino sin salida, pero gracias a la sabiduría y perseverancia del Presidente hemos salido de la crisis”.
El ex auto-proclamado patriarca de Kiev se refirió también a los ortodoxos ucranianos que no apoyaron el proceso para obtener la autocefalía y han permanecido en la Iglesia ortodoxa ucraniana que responde al Patriarcado de Moscú, dirigida por el Metropolita Onufry: “Quien no quiere unirse a nosotros –ha dicho Filaret-, confía en la fuerza de Moscú, pero Moscú perderá su fuerza y la victoria será nuestra, ucraniana, junto con todo el mundo civilizado. Y, lo más importante, Dios está con nosotros”.
ENLACE: Epifanio es el primado de la nueva Iglesia ucraniana auto-céfala
La creación de una Iglesia ucraniana independiente de Moscú es, de hecho, el argumento que Poroshenko recuerda con más insistencia cuando pide a los votantes que lo confirmen como líder del país. Pero precisamente la fuerte relación entre el resultado obtenido a nivel eclesial y la cambiante alquimia de la política pesa de manera imponderable sobre el futuro de las comunidades cristianas en Ucrania: el resultado de las próximas elecciones presidenciales también se presenta como un factor desconocido en el camino del nuevo grupo eclesial “autocéfalo”… si Poroshenko gana, el proyecto para la creación de una iglesia nacional ucraniana encontrará su consagración política, pero actualmente el presidente saliente ocupa el tercer lugar en las encuestas de aprobación, detrás de la ex primera ministra Yulia Tymoshenko y de Volodymyr Zelenski.
Si los resultados de las urnas confirmaran las últimas tendencias, el presidente ucraniano saliente ni siquiera tendría acceso a la segunda ronda de votación y no podría tener ninguna posibilidad de continuar en el poder. En ese momento, la elección de aquellos que han trenzado las exigencias de independencia de la ortodoxia ucraniana y el diseño político de Poroshenko al final podría revelarse como una apuesta miope.
El resultado incierto de las elecciones presidenciales en Ucrania también explica en parte la falta de reacciones oficiales por parte de las otras Iglesias ortodoxas con respecto al surgimiento de una nueva Iglesia autocéfala, que tuvo lugar con la legitimidad del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Como era de esperarse, el Patriarcado de Moscú ha venido incrementando las iniciativas y presiones para denunciar el perfil canónicamente inválido de la nueva entidad eclesial ucraniana.
ENLACE: La ceremonia de entronización de Epifanio de Kiev
Los otros primados, por ahora, se toman su tiempo, y parecen estar esperando a ver cómo terminará el proceso electoral. Y verificar si un posible cambio de escenario político puede abrir nuevas perspectivas también en el lado eclesial. Casi todos los candidatos presidenciales están obviamente a favor de la autocefalia de la ortodoxia ucraniana, pero no todos comparten la estrategia y los métodos utilizados por Poroshenko para lograr el objetivo y apuntarse los beneficios políticos de la operación.
-Putin “el teólogo”
Los líderes y sínodos de las Iglesias ortodoxas parecen estar a la expectativa sobre la elección presidencial antes de intervenir de manera clara y oficial sobre la “cuestión de Ucrania”. Esa misma actitud de espera no es compartida por Vladimir Putin. El presidente ruso, durante su triunfante visita a Serbia, también recurrió a temas de orden eclesial y espiritual para estigmatizar como “operación política” el nacimiento de la Iglesia Ortodoxa Nacional de Ucrania.
“La administración ucraniana”, dijo Putin en las entrevistas concedidas a medios serbios como Politics y Vecernje Novosti, “está dispuesta a sacrificar su acuerdo interconfesional a cambio de favorecer la campaña del presidente saliente, que se basa en la búsqueda de enemigos para poder conservar el poder a toda costa”.
El líder del Kremlin aseguró que Rusia “no pretende interferir en los procesos eclesiales, especialmente cuando tienen lugar en el territorio de un país soberano vecino”. Pero calificó todo el proceso como un intento de “legitimar a las comunidades cismáticas presentes en Ucrania” y como “un diseño secular exclusivamente político”, que apunta a “dividir a los pueblos de Rusia y Ucrania, arrojando semillas de discordia étnica y religiosa” y no tiene “nada que ver con la vida espiritual”.
Putin también afirmó que la Iglesia Ortodoxa Ucraniana vinculada al Patriarcado de Moscú “es en realidad completamente independiente en sus acciones, y su conexión con la Iglesia Ortodoxa Rusa es puramente canónica”.
-Los efectos sobre el diálogo con los católicos
Mientras tanto, la Santa Sede también registra los efectos del conflicto intraortodoxo en Ucrania sobre el diálogo teológico en curso entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas sobre los temas de la Primacía y la Sinodalidad. “A pesar de la posición de neutralidad absoluta de la Iglesia católica sobre la autocefalia ucraniana”, escribió en L’Osservatore Romano Mons. Andrea Palmieri, subsecretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, “la decisión del Santo Sínodo del Patriarcado de Moscú adoptada el 14 de septiembre, tras el nombramiento del Patriarcado Ecuménico de dos exarcas para Ucrania, según el cual, entre otras cosas, está prohibida la participación de representantes del Patriarcado de Moscú en todas las comisiones presididas por un obispo del Patriarcado Ecuménico, tiene consecuencias potencialmente negativas para la labor de la Comisión Mixta Internacional (del diálogo teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas).
Iglesia ucraniana autocéfala: una historia que se prolonga desde hace 100 años
La iniciativa que ha llevado a la constitución de la nueva Iglesia ucraniana se remonta, en su origen, al primer intento de constituir un Estado independiente luego de la revolución de 1917. El 1º de enero de 1919 el Poder Ejecutivo de la República Popular Ucraniana aprobó una ley “Sobre la auto-cefalia de la Iglesia ucraniana”, pero todo quedó empantanado con la anexión de la nueva república al Estado soviético; finalmente, el Tomos fue concedido al cumplirse exactamente 100 años del primer pedido.
La aspiración a la independencia eclesiástica se renovó con el fin de la Unión Soviética en 1991. Antes del colapso del régimen, el 10 de junio de 1990, se consumó una fractura en la elección del nuevo patriarca de Moscú, tras la muerte del patriarca Pimen (Izvekov) que estaba en el cargo desde 1971, durante toda la larga etapa de “estancamiento” brezneviano.
Entre los principales jerarcas de la Iglesia rusa se contaban algunos metropolitanos muy “alineados” que como consecuencia habían aceptado la colaboración activa con la política del régimen, con el sólo objeto de salvar lo que se podía de la estructura eclesial. Dos de los más importantes entre ellos fueron Aleksij (Ridiger), el metropolitano de Leningrado, que fue electo en lugar de Pimen como nuevo patriarca, y Filaret (Denisenko), que obtuvo el segundo lugar en la votación y, por ende, permaneció como metropolita de Kiev.
La decepción sufrida al resultar electo, sumada a los vientos de independencia que ya soplaban en aquél entonces entre las repúblicas soviéticas, empujaron a Filaret a anunciar la separación de Moscú y por tanto, la puesta en marcha del procedimiento para obtener la auto-cefalia. Al año siguiente, la tentativa de reforma de Gorbachov llegó a su fin con el intento del putsch (golpe de Estado) promovido por la KGB y la destitución obrada por Yeltsin; en 1992 nació una Ucrania independiente, que devino finalmente nación, por primera vez en su atormentada historia.
El premier y luego primer presidente Leonid Kuchma apoyó las ambiciones de Filaret, quien se dirigió al Patriarcado de Constantinopla para solicitar oficialmente la concesión de la auto-cefalia. La mayor parte de los obispos ortodoxos ucranianos suscribió la solicitud, incluido el actual metropolita de Kiev, Onufry (Berezovsky), responsable de la jurisdicción que había quedado vinculada a Moscú y que hoy ha perdido oficialmente su título, según la ley ucraniana.
-La obra de Filaret
En tanto, en Moscú se reunió en varias ocasiones el Sínodo del patriarcado, que terminó excomulgando a Filaret, declarándolo cismático y reduciéndolo al estado laical. Como toda respuesta, Filaret se hizo elegir y nombrar patriarca de los obispos ucranianos fieles a él, adoptando los mismos símbolos y paramentos que el patriarca de Moscú (que se distinguen de todos los utilizados por los demás patriarcas ortodoxos, por la pomposidad y la imitación de los hábitos papales “romanos”) si bien durante la elección del nuevo primado, por respeto, se mantuvo con la cabeza descubierta.
El patriarcado de Constantinopla prefirió “congelar” en aquél entonces su juicio, en parte para no llegar en los años 90 a la ruptura total con Moscú, con la cual ya había un conflicto en curso a raíz de una situación similar en Estonia (el país natal del mismo patriarca Aleksij II).
Luego de ello, la política ucraniana continuó balanceándose entre la línea filo-rusa y la línea filo-occidental, permaneciendo ligada a Rusia fundamentalmente por la dependencia energética y las dinámicas productivas y de mercado. El patriarca de Moscú intentó asistir y fortalecer lo más posible las filas de las comunidades que guardaban fidelidad a él, tratando de permanecer como la principal Iglesia de Ucrania, algo que ha logrado desde el punto de vista numérico, pero no así en términos simbólicos y políticos, dos planos en los que el patriarca Filaret siempre se mantuvo como la personalidad dominante (click aquí para leer el texto completo).
¿Es posible la unificación con la Iglesia Ortodoxa Ucrania?
El arzobispo mayor de la Iglesia Greco-católica Ucrania, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, manifestó en una entrevista televisiva su esperanza en una eventual unidad entre la Iglesia Greco-católica Ucrania y la Iglesia Ortodoxa de Ucrania. El prelado comentó que en el largo plazo esta posibilidad no se trataría de una utopía sino de una “perspectiva buena y feliz”.
La declaración del arzobispo mayor (un título equivalente al de patriarca) se hace eco de los análisis previos a la concesión del carácter de autocefalía a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que preveían un cambio en las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia Católica tras el cisma entre el Patriarcado de Moscú y el Patriarcado de Constantinopla. Éste último reconoció oficialmente la independencia de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania respecto del patriarcado de Moscú.
“Esta es una perspectiva buena y feliz, mientras todo el mundo cristiano, en particular la comunidad ortodoxa y católica, está buscando maneras de unirse”, dijo monseñor Shevchuk. “En el nivel universal hay un diálogo para restaurar esta unidad. Primero que todo se trata de la comunión eucarística”.
En Ucrania ya existe un clima de cooperación entre monseñor Sviatoslav y el primado Epifanio de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania. “Primero que todo queremos explorar juntos la herencia común de la cristiandad de Kiev: por qué históricamente la Iglesia Greco católica frecuentemente actuaba en consonancia con Occidente, en particular con la Iglesia latina; por qué la Iglesia Ortodoxa obraba bajo la influencia de Moscú, esto es, bajo la influencia de la reforma Nikon, gloriosa o infame, que está expresada en ciertos momentos rituales”.
La Reforma citada por el arzobispo mayor se trata de la introducida por el Patriarca Nikon de Moscú, quien gobernó el Patriarcado de Moscú de 1652 a 1658 y llevó a cabo una serie de reformas litúrgicas fuertemente criticada por los sectores conservadores.
“El más alto signo de unión eclesial es el sacramento de la Eucaristía. Por tanto, cuando se trata de buscar maneras de restaurar la unidad entre los cristianos, se trata de restaurar la unidad de la fe y por tanto su expresión en la vida litúrgica”, agregó monseñor Shevchuk. La cercanía de la Iglesia Greco-católica Ucrania es notable en este aspecto, ya que celebra la Eucaristía de acuerdo al rito griego que conserva elementos comunes con la celebración litúrgica de la Iglesia Ortodoxa.
Sin embargo, monseñor Shevchuk aclaró que el proceso en la búsqueda de la unidad no es local sino universal. “Del lado de los ortodoxos, el Patriarca Ecuménico encabeza este proceso y, del lado católico, la capital apostólica de Roma. De hecho, después de todas las intenciones de conceder la autocefalía a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, Moscú abandonó este diálogo ecuménico”, recordó el prelado. “Yo creo que la Iglesia Ucrania debe entrar activamente en ello, participar activamente en este movimiento, y entonces en Ucrania veremos su fruto real. Al parecer nadie necesita la unidad universal de las Iglesias tanto como nosotros”.
Fuentes:
AsiaNews / AICA / Vatican Insider