Medidas concretas y escucha para encarar la crisis de abusos

2:00 p m| 22 feb 19 (LOR/VATN).- El encuentro sobre la protección de los menores en la Iglesia se inició en la mañana del jueves 21 de febrero, en el Aula nueva del Sínodo. En la primera sesión se mostró un video con testimonios de cinco víctimas de abusos, que con dolor, detallaron sus experiencias, exponiendo la falta de respuesta de los obispos: “Ustedes se han convertido en los asesinos de las almas, en los asesinos de la fe”, les espetó uno de los supervivientes.

En su intervención inaugural, Francisco enfatizó en la gran responsabilidad de “encarar este mal que aflige a la Iglesia”, y recalcó que se necesitará escuchar y actuar con “valentía y concreción” para “curar las heridas graves” que ha causado la crisis de la pedofilia. También compartió 21 “Puntos de reflexión”, que servirán de guía a los trabajos durante la cumbre. Luego, iniciaron las conferencias de miembros del comité organizador y otros cardenales invitados. Finalmente, la primera jornada cerró con las reuniones de los grupos de trabajo por idiomas.

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Sabemos que las víctimas de los abusos siguen pidiendo que se las escuche y se les crea. ¿Cómo se puede profesar la fe si cerramos los ojos ante las situaciones de injusticia? Y ¿cómo encarar este problema, esta lacra, también en las Iglesias más pequeñas? Sin escapar de la responsabilidad, incluso económica, puesto que de este modo los recursos se emplearían mejor. Ideas y estímulos en orden a la concreción y al carácter sinodal con que hay que proceder, dedicándose a esta causa tan importante.

Esa es la síntesis de lo que se afirmó en la sesión informativa (conferencia de prensa) sobre la primera jornada del Encuentro “La Protección de los Menores en la Iglesia”, y que contó con la participación de Mons. Charles Scicluna, Secretario Adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Miembro del Comité Organizador; el Dr. Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación; el Padre Federico Lombardi, Moderador del encuentro; y del Padre Hans Zollner, Presidente del Centro para la Protección de los Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana y Miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, Referente del Comité.

ENLACE: Francisco: “Se espera de nosotros no solo obvias condenas sino medidas concretas”

Los participantes de este briefing fueron explicando cómo se desarrollaron los trabajos del primer día en el Aula Nueva del Sínodo, tras la inauguración por parte del Santo Padre, que comenzó con la oración, a la que siguió su alocución introductoria en la que manifestó su deseo de que se llegue a “medidas concretas” y ofreció unas “líneas-guía” para ayudar en la labor de estos días. Son veintiún “Puntos de Reflexión”, formulados por las mismas Conferencias Episcopales con vistas a este evento y que el Pontífice resumió en una lista que se distribuyó a los presentes afirmando que se trata de “un simple punto de partida, que viene de ustedes y vuelve a ustedes, y que no quita la creatividad que debe haber en este encuentro”.

ENLACE: “21 Puntos de Reflexión” del Papa para el encuentro “Protección de Menores”

En efecto, los periodistas abordaron algunos de estos “Puntos de Reflexión” en sus preguntas. Los que más llamaron la atención son los referentes al hecho de elaborar un vademécum práctico en el que se especifiquen los pasos a seguir por la autoridad; implementar procedimientos compartidos para el examen de las acusaciones y la protección de las víctimas; realizar una revisión periódica de los protocolos y de las normas para salvaguardar un ambiente protegido para los menores en todas las estructuras pastorales; acompañar, proteger y cuidar a las víctimas, ofreciéndoles todo el apoyo necesario para su completa recuperación y elevar la edad mínima –que actualmente es de 14 años– para contraer matrimonio a los 16. Sobre este último punto se explicó que el Santo Padre está proponiendo un cambio como derecho universal y no sólo canónico, en su visión global del mundo.

A continuación, contaron en la sesión informativa, se invitó a los líderes religiosos a escuchar “el grito de los pequeños que piden justicia”, para “sanar las graves heridas del escándalo de la pederastia”. Los cardenales y obispos recibieron “bofetones morales”, sin lograr frenar la conmoción ante los testimonios (proyectados en video) de cinco víctimas, hombres y mujeres que sufrieron el abuso de sacerdotes. El primero fue un chileno, que quiso hablar sobre sí “en cuanto católico. Una vez que me armé de valor, lo primero que pensé fue: voy a contarle todo a la Santa Madre Iglesia, en donde me escucharán”. Por el contrario, “me trataron como a un mentiroso”.

ENLACE: Los testimonios de las víctimas

Después una africana, que contó: “Desde la edad de 15 años tuve relaciones sexuales con un sacerdote. Esto duró 13 años. Quedé embarazada tres veces y me obligó a abortar tres veces, porque no quería usar métodos anticonceptivos”. Tenía miedo “de él y, cada vez que me negaba a tener relaciones, me pegaba”. El tercero, un sacerdote del este de Europa, reveló que “cuando era adolescente iba ver al cura para que me enseñara a leer la Escritura durante la Misa; y él me tocaba las partes íntimas. También pasé una noche en su cama”.

ENLACE: La conmoción de los obispos por el testimonio de las víctimas de abusos

Un estadounidense todavía siente “dolor por la disfunción, la traición, la manipulación que ese hombre malvado, que entonces era nuestro cura, infligió a mi familia y a mí”. Un asiático sufrió abusos sexuales “por mucho tiempo, y más de cien veces, y estas molestias me han provocado traumas y “flashbacks” durante toda la vida”.

-Comprender bien la gravedad de la situación

También Mons. Charles Scicluna se refirió a la experiencia sumamente poderosa que representó la reunión de esta mañana. “Todos nosotros nos hemos sentido muy afectados por los diversos testimonios de las víctimas, de las que hemos podido escuchar sus voces, para comprender bien la gravedad de la situación”. De ahí la importancia de escucharlas, subrayó, de donde “surgen deberes que llevar a casa”.

Luego se refirió a la selección de obispos que “es un grave pecado contra la integridad del ministerio episcopal ocultar o subestimar hechos que pueden indicar deficiencias en el estilo de vida o en la paternidad espiritual de los sacerdotes sujetos a una investigación pontificia sobre su idoneidad para el oficio de obispo”. Y es que “los obispos y superiores mayores tenemos el deber sagrado de ayudar al Papa a llegar a un discernimiento adecuado sobre los posibles candidatos para el liderazgo de la Iglesia”.

ENLACE: Scicluna: Responsabilidad y fidelidad al servicio de la justicia

En relación a las denuncias, ha recordado la necesidad de que se realicen con la ayuda de expertos y que no haya “demoras innecesarias”. Asimismo, ha señalado que “un espíritu de colaboración con las autoridades civiles beneficia tanto a la Iglesia como a la sociedad en general”.

Scicluna ha aprovechado su alocución para animar a los laicos a desempeñar un papel protagonista en la Iglesia –”el papel que os corresponde”–. Además, ha invitado a hacer un buen diagnóstico de cuáles son las causas de esta crisis en el seno de la Iglesia para poder plantear caminos de solución. Y a las víctimas les ha asegurado protección: “Los protegeremos a toda costa. Vamos a dejarnos la vida por los rebaños que se nos han confiado”.

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Se recordó que las historias son únicas, si bien presentan un común denominador. Por eso, escuchar a las víctimas en este contexto, ante la presencia del Santo Padre, les ha dado otra visión del problema. Un viaje de exploración. Una meditación. Y surgieron términos como “visión” y “táctica”, a la vez que se plantearon diversas preguntas.

Lo que ha sido evidente es el reto de encarar el problema en los diversos contextos. Tratando de definir la palabra “abuso”, porque puede tener diversos significados según la cultura, tal como lo plantearon algunos Obispos africanos.

-Tocar las heridas de las víctimas

Luego, regresaron sobre las palabras del cardenal Tagle, quien reflexionó sobre la crisis provocada por el abuso de los niños y el mal manejo de estos crímenes. El purpurado recordó que el pueblo necesita que “nos acerquemos a sus heridas y reconozcamos nuestras faltas si queremos dar un testimonio auténtico y creíble de nuestra fe en la Resurrección. Esto significa que cada uno de nosotros, y nuestros hermanos y hermanas en nuestros lugares de origen, debemos asumir la responsabilidad personal de llevar la sanación a esta herida en el Cuerpo de Cristo y comprometernos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que los niños estén seguros en nuestras comunidades”.

Finalmente, el cardenal Tagle expresó su preocupación que en algunos casos los obispos y los superiores religiosos son tentados -quizás incluso a veces presionados- a elegir entre la víctima y el perpetrador. “¿A quién se debe ayudar? Un enfoque en la justicia y el perdón nos muestra la respuesta: Nos centramos en ambos. En cuanto a las víctimas, tenemos que ayudarlas a expresar sus profundas heridas y a sanarlas. En cuanto a los perpetradores, necesitamos servir a la justicia, ayudarlos a enfrentar la verdad sin racionalización y, al mismo tiempo, no descuidar su mundo interior”.

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Luego, se informó que no habrá un documento final, sino sólo el discurso conclusivo del Santo Padre, si bien a medio plazo esperan elaborar un texto a partir de su llamamiento a la acción. Entre las preguntas surgió la del nexo entre los célibes y la posibilidad de que los religiosos puedan casarse, a lo que el Padre Federico Lombardi respondió que se sabe que el tema de los abusos no tiene que ver con el tema del celibato eclesiástico.

A la pregunta referente a la concreción y al protocolo para las víctimas Mons. Charles Scicluna respondió aludiendo a los puntos presentados por el Papa como telón de fondo del debate y dijo que en el futuro se contará con mayor desarrollo en el discernimiento.

Asimismo se preguntó si hay preocupación por los nombres de los abusadores, a lo que respondió refiriéndose a los tres pasos: la acusación, la acusación creíble y luego algo que lo compruebe, de ahí la necesidad de corroborar la acusaciones y luego dar los nombres, como se hace en los procesos penales con acusaciones comprobadas.

Se preguntó también si la ausencia de la palabra “homosexualidad” ha sido casual o intencional. A lo que Mons. Scicluna respondió que no hay que generalizar sobre la categoría de las personas, puesto que también se podría hablar de la heterosexualidad. Y dijo que también la concupiscencia podría dar una inclinación a la delincuencia, por lo que jamás se especificaría una propensión al pecado. Pero lo que se sabe es que “sí es una tragedia”.

Se aludió a un libro que acaba de publicarse en el que se afirma que la mayoría de los miembros de la Iglesia son homosexuales. A lo que el Cardenal australiano Coleridge respondió que se trata de publicaciones de un determinado género, que aparecen cíclicamente, “es un tipo de libros de escándalos aquí en Roma”, dijo.

-Escuchar a las víctimas es la forma de proceder

Los periodistas manifestaron que también para ellos ha sido muy duro leer estos testimonios, de donde surgió la pregunta de ¿cuál puede ser la reacción de las personas? Y la respuesta del Padre Hans Zollner fue “escuchar a las víctimas es la forma de proceder”. Es la Hoja de ruta a tener en cuenta. Porque el aspecto más importante es que el Santo Padre quiere que se los asuma, sin subestimarlos. Con una motivación acertada. Puesto que en ausencia de una buena motivación se fracasa.

Entonces ¿cómo seguir comprendiendo y asumiendo a fondo la cuestión? Debemos prevenir estos abusos. Incluso desde el punto de vista del patrimonio financiero. Cuánto más tendríamos para centrarnos en aspectos importantes. Debemos rendir cuentas. Y solucionar este problema. De la misma manera se habló de las penalidades más acertadas para un abusador. No sólo sexual, sino también de esclavitud, o de niños soldado como en África.

Y lo importante, se explicó, es encarar la conversación desde el punto de vista más acertado. Algo que esta mañana no se tuvo la oportunidad de hacer. Si bien se recordó a san Juan Pablo II en cuanto a la política de la Iglesia a seguir, tras la crisis de Boston y Dallas. Es decir, la importancia de aplicar las sanciones más acertadas. No sólo la reducción al estado laical, o la expulsión del clero, sino también impedir el ejercicio de la profesión fuera de la Iglesia. También se prospectó la idea de enviar a los abusadores a una casa de retiro, pero destituyéndolos, a la vez que se reafirmó la importancia de pensar en la pena, si bien analizando caso por caso.

Por último se reiteró el hecho de no dejar a las víctimas sin información, sin que conozcan el resultado de un juicio, dándoles un seguimiento. Mediante comisiones de salvaguardia, de protección, las personas que prestan este servicio a la Iglesia y que tengan contactos con ellas, que estén cerca de ellas, para que también tengan un defensor. Y que reciban un ejemplar de la decisión tomada tras la causa.

En cada jornada de la Cumbre Mundial sobre Abuso y la Protección de Menores se desarrollan ponencias a cargo de los miembros del Comité Organizador del Encuentro, así como de otros Cardenales y Obispos que han sido invitados para este fin. Posteriormente se da una rueda de preguntas e intervenciones para luego dar paso a los grupos de trabajo por idiomas.

 

Presidente del Episcopado Peruano modera Mesa de habla hispana en Cumbre Mundial

Monseñor Miguel Cabrejos, Presidente de la Conferencia Episcopal, Arzobispo de Trujillo y Vice Gran Canciller de la PUCP, fue designado Moderador en uno de los Grupos de trabajo de habla hispana del Encuentro Mundial sobre la Protección de Menores en la Iglesia. Es el único representante peruano.

El Presidente del Episcopado Peruano moderó las discusiones de los Presidentes de los Episcopados y representantes de 19 países de idioma español. En el grupo se abordaron las 21 propuestas entregadas por el Santo Padre al inicio de la Cumbre y las diversas iniciativas que han surgido en estos países para proteger a los menores de cualquier tipo de abuso que puedan sufrir. En la Cumbre hay nueve grupos más de trabajo: de habla inglesa, italiana, francesa y portuguesa.

 

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Fuentes:

L’Osservatore Romano / Vatican News / Conferencia Episcopal Peruana / Vatican Insider

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Buena Voz

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