Comisión Pontificia para América Latina propone un Sínodo sobre la mujer
3:00 p m| 27 abr 18 (VN/VATN/BV).- En marzo se realizó la Asamblea Plenaria anual de la Comisión Pontificia para América Latina, en la que se conversó sobre el tema: “La mujer, pilar de la construcción de la Iglesia y la sociedad en América Latina”, temática elegida por el propio Francisco. Reunidos en el Vaticano, esta vez se convocó a quince personalidades femeninas latinoamericanas, además de los veintidós cardenales y obispos miembros y concejales de la asamblea.
El documento final refleja la importancia que se le dio a la dimensión social en el debate -además del rol en la Iglesia-. Por ejemplo, se abordó con detalle los obstáculos que afectan la realización personal de la mujer en América Latina, poniendo en riesgo su dignidad: el machismo, la falta de oportunidades para acceder a la educación, los altos índices de pobreza e indigencia, la marginación y la exclusión. Al final se proponen recomendaciones pastorales, donde destaca la sugerencia de un Sínodo sobre la mujer.
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Seria reflexión en el Vaticano sobre la mujer
(por Susana Nuin Núñez – VN)
* Participante de la Asamblea General de la CAL realizada en marzo de 2018
La propuesta del papa Francisco a la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) de realizar su Asamblea General en el mes de marzo, en torno al tema de la mujer en América Latina –de hecho, la convocatoria fue sobre el título: “La mujer, pilar en la edificación de la Iglesia y de la sociedad de América Latina”–, fue sin lugar a dudas una de las sugerencias más significativas que recibió la CAL en este principio de año y también uno de los eventos más importantes en el marco de la curia romana.
Como sabemos la CAL está constituida por obispos latinoamericanos y caribeños. La Asamblea esta vez tomó un carácter del todo particular al invitar a 15 mujeres. En todas se pudo constatar la identificación profunda con la realidad del continente y de sus propias especializaciones, al servicio del mismo.
Diálogo sincero y abierto
La metodología utilizada por la Asamblea fue muy interesante porque cada panel que presentaba propuestas, giró en torno a temas de investigación –con el peso específico de una investigación teórica-empírica–, estaba fundado en las prácticas sociales del continente de historiadoras, comunicadoras, sociólogas, politólogas y pastoralistas, y fue acompañado por una presentación pastoral en torno al tema, por parte de uno de los obispos presentes según la región. Creó una dinámica de diálogo al interior de los mismos paneles y con toda la Asamblea, diálogo sincero, abierto, claro, y no menos cuestionador.
La presentación del cardenal Marc Ouellet –Presidente de la CAL–, sobre la mujer en la Trinidad, abrió un horizonte que, nos pareció percibir, dejó sin palabras a más de uno de los presentes. Se trató de un tema teológicamente muy completo y seriamente presentado, pero como bien decía Karl Rahner, la Trinidad aparece para muchos cristianos alejada de la realidad.
En verdad, en la dimensión trinitaria de la mujer, se concentran elementos teológicos-pastorales de enorme envergadura para una lectura y comprensión profunda de la mujer. Fue un reto, y conversando más tarde con el cardenal Ouellet, coincidíamos que allí hay claves centrales, superadoras.
Las reivindicaciones en relación a la mujer han sido fundamentales, reales conquistas de derechos básicos, que han desocultado la realidad femenina en los tiempos que corren. La cruda realidad de los femicidios, parecen brotes exacerbados de una fuerza bruta en declive. También las conquistas son meritorias y limitadas. ¿Es acaso el varón, o la misma sociedad quien puede pensar en darle a la mujer la dignidad correspondiente? Puede y deben quitar el velo, la costra que cubre la dignidad femenina generada culturalmente, pero es Dios quien ha dado y da la dignidad a la mujer en sus más plenas posibilidades. Por lo tanto re-pensar la mujer a la luz de Dios Trinidad, puede y da mucha luz a la figura, designio y vocación y a su vez da luz a la relación varón-mujer como lógica consecuencia.
Sin duda el tema en su explicitación y expresión divulgativa, es una asignatura pendiente de la Iglesia, si bien consuela y estimula saber que se pone en movimiento un camino de pensamiento al respecto.
Tres miradas históricas
Tres temas de corte histórico hicieron aportes singulares y complementarios: el del Dr. Guzmán Carriquiry –Secretario de la CAL–, quien hizo una reseña histórica de personalidades femeninas que han incidido en el continente muy interesante, donde la santidad, la historia, la dimensión social y cultural se entrelazan dando un resultado interesante, aporte a una historia aun no trazada por la sociedad.
De la misma manera, y con un mayor énfasis puesto en lo histórico socio-político y la configuración de la mujer en América Latina, fue la valiosa y multifacética presentación de la Dra. Ana María Bidegain. En línea con ellos, desde una visión también histórica entroncada en cifras y en pertenencias a la Iglesia y la política, la Dra. mexicana María Luisa Aspe presentó una singular ponencia.
Religiosas audaces
Golpeó a la conciencia de la Asamblea con particular conmoción la presentación de la Hna. Mercedes Casas –Presidente de la CLAR–, quien recorrió con humildad, fineza y firmeza el camino comprometido con la audacia del Evangelio de las mujeres consagradas en América Latina. No se puede dejar de decir, que llegó a los oídos del papa Francisco la fuerza del tema de la Hna. Mercedes y éste –en el saludo que ofreció a todos los presentes al finalizar la Asamblea– la felicitó por su tema.
En lo personal se nos solicitó desarrollar el tema de la mujer y el trabajo en América Latina, un cuadro que mostró toda la crudeza de la situación laboral de la mujer hoy en el continente, conllevando dos propuestas que se consideraron por parte de la Asamblea posibles a tener en cuenta en las praxis posibles, por parte de las Conferencias Episcopales.
En primer lugar, favoreciendo el desarrollo urgente en las universidades católicas de una comprensión de la teoría-praxis de la economía y las finanzas, que conciba la realidad mujer-varón, para superar la actual cosmovisión masculinizada de la economía que invisibiliza e ignora a la mujer como componente central de la economía.
El reivindicar de la mujer
En segundo lugar, la reivindicación que la Iglesia debe hacer de frente a los Estados por una previsión social justa, equitativa, que atienda las múltiples funciones de la mujer hoy entre la familia y la sociedad. Habían pasado pocos días de la grave denuncia de L’Osservatore Romano, sobre el trabajo esclavo de las religiosas en el Vaticano. Por lo tanto, el tema del trabajo y la mujer en América Latina, si bien no se tocó en su centralidad, se mencionó en la presentación, diciendo que también en ciertos ámbitos de América Latina se pueden dar casos similares.
Temas varios, además de los centrales, coronaron las jornadas, con el aporte de mujeres, obispos y el afable equipo de la CAL. No evidenciamos en este relato los temas de los señores obispos por entender que la novedad de la participación estaba dada por las mujeres allí convocadas.
Sin embargo, como parte del interesante diálogo que ya señalamos, se suscitó entre los presentes un diálogo promovido entre Jorge Patrón Wong, obispo mexicano encargado hoy a nivel mundial en El Vaticano de los Seminaristas, y el cardenal de Ciudad de México, Carlos Aguiar Rettes, quien subrayó la importancia de que la formación de los seminaristas también esté acompañada por la presencia y aporte de las mujeres, sean religiosas o laicas. Esto ya sucede en algunas iglesias, pero se veía indispensable ampliar la formación de los seminarios dado que se evidencia con mucha preocupación la parcial, masculinizada y no menos conflictuada formación en muchos de los seminarios.
El Papa y la mujer en América Latina
Cerrando las jornadas de trabajo, el papa Francisco recibió en un círculo pequeño y de gran calidez a los participantes a la Asamblea, allí dio tres pistas sobre la realidad de la mujer en América Latina. La primera en relación con el mestizaje, la segunda en relación con la mujer generadora y expresión del pueblo, y en tercer lugar, la importancia de la vida de la mujer que no es importante por las funciones.
La Asamblea pasó, marcó un hito, un tema serio, arduo y urgente la signó. Allí estaban presentes representantes del CELAM, como los cardenales Salazar y Lacunza.
Sin lugar a duda la CAL no considera este evento como uno que cierra las conversaciones sobre la realidad de la mujer. Por lo tanto, en su vínculo con el CELAM es de desear que esta realidad pueda profundizarse y hacerse vida, pues se trata de un tema que no puede ser tratado solo desde las miradas y cosmovisiones masculinas, sería una seria equivocación.
Mientras que la propuesta de abrir este asunto a las Conferencias Episcopales ha sido también explicitada por el cardenal Ouellet, los ámbitos en los que se llevan a cabo la recomendación de la CAL, podrán ofrecer más luz al continente, o bien permanecer en la oscuridad que atraviesa la temática. Al final de las quince páginas de las conclusiones y recomendaciones pastorales de la Asamblea Plenaria, se lee: “esta Pontificia Comisión para América Latina no pretende proyectar sus propios planteamientos y necesidades a la Iglesia universal, pero se plantea seriamente la cuestión de un Sínodo de la Iglesia universal sobre el tema de la mujer en la vida y la misión de la Iglesia”.
Apuntes sobre el documento
La Comisión hace hincapié, en que el documento conclusivo “no busca ofrecer unas conclusiones fijas tras esta Asamblea”, sino una serie de reflexiones que ayuden a ampliar las perspectivas de los nuevos roles que desempeña la mujer en la actualidad.
“Nuestros tiempos están marcados profundamente por una renovada autoconciencia de la mujer sobre su dignidad, libertad y derechos, sobre su participación en todos los ámbitos de la convivencia, sobre sus reivindicaciones y anhelos”, se lee en esta síntesis final; que subraya la visión del Papa Francisco sobre el papel fundamental de la mujer y renueva su llamamiento a que sean reconocidas como “fuerza social y eclesial”; una fuerza que debe ser acompañada, sostenida, alentada e incluso potenciada para que produzca todos sus incalculables beneficios.
Especifidades de la mujer latinoamericana
Asimismo, la Comisión destaca el hecho de que América Latina ha quedado en las últimas décadas cada vez más integrada en la “cultura global”, que, en gran medida, es la mundialización de la cultura occidental como cultura dominante y hegemónica; resquebrajando así todos los estereotipos sobre el género femenino, imponiendo una figura “moderna” y “post-moderna” de la mujer como totalmente contrapuesta a la de la mujer “tradicional”, considerada según una contraposición maniquea, como esclava desde los tiempos de las “cavernas”.
Sin embargo, la realidad social y el arraigo de la propia cultura imponen todavía la consideración de especificidades latinoamericanas: “hay que contar la historia de los pueblos latinoamericanos desde la mirada de las mujeres, con especial consideración de las distintas generaciones y personalidades femeninas que han reflejado y marcado grandes fases de transformación cultural en América Latina”.
Obstáculos que anulan la dignidad de la mujer
Por otra parte, el documento de la CAL, también señala los principales obstáculos que impiden el desarrollo y la realización personal de la mujer en América Latina, poniendo en riesgo su dignidad: el machismo, la falta de oportunidades para acceder a la educación, los altos índices de pobreza e indigencia, la marginación y la exclusión.
También ellas son las más sufridas en el campo laboral, ya que por su condición de mujeres, a menudo son sometidas a trabajos ilegales, sin contratos, ni seguros, siendo explotadas, en muchas ocasiones, física y psicológicamente.
Jesús, el primero en dignificar a la mujer
Y este contexto, la voz de la Iglesia católica resuena pidiendo igualdad de condiciones para la mujer, siguiendo el ejemplo de Jesús, y exhorta “a estar muy libre de los prejuicios, estereotipos y discriminaciones”.
El documento concluye con una serie de recomendaciones pastorales entre las que destaca la invitación a que las comunidades cristianas, realicen una seria revisión de vida en pos de una conversión pastoral: “que sepa pedir perdón por todas las situaciones en que, han sido y aún son, cómplices de atentados a su dignidad”.
“La apertura a las mujeres debe proceder de la visión de fe y conversión de la Iglesia, que mira con esperanza al futuro desde el evangelio de Jesús, quien demostró libertad, respeto y una extraordinaria capacidad para reencender la llama del amor y de la entrega personal en tantas mujeres que Él encontró en su vida pública”.
Fuentes:
Revista Vida Nueva / Vatican News
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“a estar muy libre de los prejuicios, estereotipos y discriminaciones” abre el camino hacia un diálogo abierto y ponderado sobre el tema del sacerdocio de la mujer.