Jóvenes de todo el mundo reflexionan en Roma sobre identidad, tecnología y trascendencia
9:00 p m| 27 set 17 (VI/LOR/BV).- Del 11 al 15 de setiembre, 82 personas entre jóvenes y expertos de diferentes contextos geográficos y religiosos compartieron sus reflexiones en un seminario internacional organizado por la secretaría general del Sínodo de los obispos, como antecendente a su 15ª Asamblea en octubre de 2018, que estará enfocado en la juventud.
Además de profundizar en algunos aspectos de sus problemáticas y potencialidades, los representantes juveniles expresaron su deseo de participar en la preparación de los debates y diálogos durante las jornadas de trabajo sinodales, e incluso de manera permanente en los órganos de la Santa Sede.
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Participaron en el Seminario, según informó un comunicado de la Sala de Prensa vaticana, 82 invitados de los cinco continentes: 21 jóvenes, 17 expertos de universidades eclesiásticas, 15 expertos de otras universidades, 20 formadores y agentes de pastoral juvenil y vocacional, 9 representantes de organismos de la Santa Sede. Desde el punto de vista geográfico, 52 participantes eran europeos, 18 americanos, 7 asiáticos, 4 africanos y una australiana.
Fue particularmente significativa la presencia de chicos y chicas de diferentes contextos geográficos, socio-culturales y religiosos, que contribuyeron activamente en las jornadas de estudio, también introduciendo y concluyendo con sus experiencias de vida y sus reflexiones. Puesto que el Seminario estaba abierto a todos los que estuvieran interesados en el tema, participaron alrededor de 50 huéspedes, entre los que también había otros jóvenes.
Durante las sesiones, algunos catedráticos afrontaron con sus comunicaciones los diferentes temas previstos en el programa. Hubo una sesión dedicada a cada uno de ellos: las matutinas comenzaron con una meditación bíblica y después de cada comunicación siguió un amplio debate, que después continuó en los diferentes círculos lingüísticos en italiano, inglés, francés y español.
La primera sesión, del lunes por la tarde, comenzó con el saludo del cardenal Lorenzo Baldisseri y una reflexión bíblica. Después tomaron la palabra cinco jóvenes para compartir sus testimonios sobre, entre otras cosas, situaciones concretas de conflicto bélico, de recuperación de valores, de confrontación con los desafíos cotidianos, de compromiso y de decisiones de vida.
La segunda sesión estuvo dedicada al primero de los temas, el de la identidad, y se llevó a cabo el martes 12 por la mañana. A los lugares que plasman las nuevas generaciones y a su malestar, comparado con un grito no escuchado, dedicó su intervención Chiara Amirante, fundadora de la comunidad Nuevos horizontes. Bajo su punto de vista, los signos de tal malestar son “fruto de los tantos venenos” de los que “sobre todo sin saberlo, se nutren” los jóvenes. Si hasta hace pocos años “la identidad era una construcción cierta, donde continuidad y coherencia no eran” a menudo puestos en discusión, hoy los jóvenes “están en el centro de procesos de negociación y renegociación dentro de los cuales se encuentran a menudo eligiendo solos”.
Tal incertidumbre deriva de “condiciones instrumentales y globales pero se manifiesta en las relaciones humanas y sociales, traduciéndose en identidades fragmentadas, narcisistas y precarias”. Se trata, añadió, de identidades “constituidas por imágenes y discursos sociales fluctuantes que cada individuo debe aferrar al vuelo utilizando instrumentos y capacidades propias”.
Cuanto más la sociedad se globaliza y se descontextualiza, “impidiendo al sujeto poseer los puntos de referencia sólidos y seguros”, tanto más el concepto de identidad se convierte en “indistinto y complejo”. Por lo tanto, las dos caras de la identidad del sujeto, es decir personal y social, encuentran “con dificultad orientación y dirección”.
El tema de los proyectos fue el objeto de dos comunicaciones durante la tercera sesión ese mismo día por la tarde: los jóvenes y el trabajo, y los jóvenes y las migraciones. Surgió la relación entre diferentes aspectos, puesto que muchos jóvenes migran de sus países no solo para huir de situaciones de violencia y de guerra, sino también para poder construir un futuro mejor, pues en sus países de origen parecería cerrado.
Durante la cuarta sesión, el miércoles 13 por la mañana, dos comunicaciones afrontaron el tema de la alteridad: los jóvenes y el compromiso social, los jóvenes y el compromiso político. Con respecto a la política, según la experiencia latinoamericana y en particular argentina, habló Ángela Cristina Calvo, de la universidad de Buenos Aires. Por su frescura e idealismo característicos, subrayó, los jóvenes tienen el impulso y el espíritu creativo para imprimir procesos participativos de cambio político y social a favor del bien común.
Actualmente, añadió, estos se caracterizan generalmente desde el punto de vista político como “apáticos”, “indiferentes” frente a las generaciones precedentes. Aún así, frente a las nuevas tecnologías e inquietudes, exigen nuevos canales de participación y nuevas formas de guía, fundadas sobre valores de transparencia, horizontalidad, flexibilidad, colaboración y participación, tanto en lugares de proyección como de decisión. Para los jóvenes de hoy, lo que es no se puede encerrar en los cánones de la representación política usual.
Calvo después hizo notar cómo de algunas investigaciones conducidas a nivel mundial, los llamados “millennial” o “generación y” —nacidos entre el 1980 y el 2000 que dentro de pocos años representará el 75 % de la fuerza de trabajo mundial— buscan la franqueza y la pasión y no la radicalización. Y la participación en causas solidarias y organizaciones sociales les hace sentir fuertes para trasformar el mundo que les rodea.
Por la tarde, durante la quinta sesión, los jóvenes reflexionaron sobre la tecnología: los escenarios futuros del desarrollo tecnológico y los jóvenes y las consecuencias antropológicas del desarrollo tecnológico. Surgió que la relación de los jóvenes con las nuevas tecnologías mediáticas puede abrir nuevos horizontes que, por una parte, suscitan problemas complejos a nivel antropológico, moral y en el campo de las relaciones, y por otra planean procesos interesantes para la evangelización.
La trascendencia fue el tema de la sexta sesión, del jueves por la mañana. El argumento fue afrontado en dos comunicaciones: los jóvenes, lo sacro y la fe, y los jóvenes y la Iglesia. Las intervenciones ilustraron que la búsqueda de lo trascendental se vive en la actualidad no solo mediante diferentes formas de espiritualidad, sino también dentro de la Iglesia que, abierta y dispuesta a escuchar a los jóvenes, en muchos casos presenta la figura de Jesús de una manera que los involucra. En la séptima sesión se presentó una síntesis de los trabajos de los diferentes círculos lingüísticos.
En la octava y última sesión se hizo un balance y se indicaron algunas perspectivas en vista del próximo Sínodo. Los jóvenes presentaron un video en el que sintetizaron su experiencia, que se puede resumir en una frase: “Somos una familia, escuchémonos y crezcamos juntos”. De esta frase surgió el deseo de los jóvenes de encontrar en la Iglesia una casa, una familia y una comunidad en la que poder madurar las propias decisiones de vida para contribuir con el bien común. En la síntesis general de las sesiones de trabajo, se recordaron las premisas y las condiciones para acompañar a las nuevas generaciones, además del compromiso y del deseo de la Iglesia de responder a las peticiones de los jóvenes de ser protagonistas en la construcción de un mundo mejor.
El cardenal Lorenzo Baldisseri concluyó las sesiones de trabajo agradeciendo a los participantes y confirmando que la Iglesia, que permanece a la escucha de los jóvenes, desea dejarse estimular por ellos en vista de la renovación misionera invocada por el Papa Francisco. Los canales de Facebook, Twitter e Instagram utilizados durante el Seminario seguirán abiertos con el hashtag #Synod2018.
Los jóvenes no quieren ser oyentes, piden voz y presencia dentro del Vaticano
Tras concluir el encuentro, el secretario general del Sínodo, Lorenzo Baldisseri, explicó a la agencia Sir que portavoces de los distintos continentes han propuesto que “haya un equipo de jóvenes junto a la Secretaría General del Sínodo para preparar los debates y diálogos durante las jornadas de trabajo”. “Es algo nuevo, una propuesta interesante. Los jóvenes estarán presentes en el Sínodo como oyentes y, desde ahí, también pueden hacer su contribución directa, pero intentaremos ampliar su presencia tanto como sea posible”, asegura el prelado.
Además, Baldisseri explicó que la demanda fue más allá pues también pidieron que “se incluya de forma permanente a algunos jóvenes en los organismos de la Santa Sede”. Ante esta iniciativa, el secretario del Sínodo reconoció que “se trata de una iniciativa que recogemos pero que va más allá de nuestras competencias, habrá que confiarla a los padres sinodales”.
Junto a esto, también ofreció un adelanto de los resultados del del cuestionario online propuesto por la Santa Sede para analizar la realidad de esta generación. Aunque sigue abierto el plazo para participar hasta noviembre y se esperan además los resultados de los informes que ya están ultimando las conferencias episcopales, Baldisseri desveló que “han respondido directamente a través de la web unos 130.000 jóvenes, un número importante”.
“En un primer análisis, la familia es uno de los temas que más valoran, pero también destaca cómo perciben la Iglesia como un lugar de prohibición”, desveló.
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Fuentes:
Vatican Insider / L’Osservatore Romano / Vida Nueva