Human. El rostro de la humanidad. Un viaje imprescindible

3:00 p m| 24 ago 16 (CEPT/BV).- El director y artista Yann Arthus-Bertrand viajó durante tres años en los que visitó 60 países para entrevistar a más de 2000 personas de distintas nacionalidades con la intención de responder una pregunta: ¿Qué nos hace humanos? El resultado es el documental Human. Compuesto por testimonios e impresionantes planos aéreos, ofrece una introspección sobre el ser humano como individuo y como ser perteneciente a una comunidad, abarcando temas universales como la lucha contra la pobreza, la guerra, la homofobia pero también el amor, la familia y el futuro de nuestro planeta. Las imágenes aéreas transmiten la belleza de nuestra Tierra, acompañadas de una música con aires de ópera.

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El documental está dividido en tres capítulos de aproximadamente una hora y media cada uno, y su acceso gratuito se debe a que la Fondation Bettencourt Schueller ha financiado la producción con la intención de que esta mirada al corazón de la humanidad tenga el alcance más amplio posible. Se trata de una obra comprometida que quiere dar imágenes y voz a nuestro mundo con la finalidad que reconozcamos nuestra alianza común.

Tres son los grandes ejes de este proyecto audiovisual. El más significativo es el testimonio del rostro. En primeros planos van pasando mujeres y hombres, niñas y niños de todas las razas, religiones y países. Sobre un fondo negro la mirada se fija en las emociones y en las palabras que en forma de confesión nos hablan de la felicidad y el sufrimiento, de la violencia y el amor, del trabajo y de la familia.

El segundo eje son las imágenes aéreas del mundo y la humanidad. En ellas se recoge la belleza de las formas del mundo, los paisajes que acompañan a los hombres, la dureza escondida del medio natural, el color deslumbrante en sus variaciones de Oriente a Occidente, de Norte a Sur. Y sobre el fondo de la mundanidad, la comunidad, los seres humanos como colectivo que respira formando un cuerpo que va desde los aficionados al fútbol o la música a los ejércitos, de los devotos a los que levantan un castell humano. Los seres humanos que habitan en la tierra.

El último es la banda sonora compuesta por el músico francés, de origen marroquí y nacimiento en Jerusalén, Armand Amar. Su aportación nos muestra la diversidad de las músicas del mundo, traspasadas por una potente fuerza espiritual que llega a mostrar la dimensión sagrada del canto que se hace danza y que acompaña el viaje por la humanidad. “Deseaba que hubiera un sentimiento de apertura, que el corazón y la tristeza se abrieran, que no hubiera contenciones” dice el compositor.

Para el espectador, Human es una experiencia que exige recogimiento para entrar. La belleza y el color, la música minimalista casi litúrgica y la palabra como un prisma de emociones provocan en primer lugar la curiosidad de lo distinto. Aquí se produce el efecto de atracción. Cuando los planos se van desgranando, la narración va calando y la belleza se trastoca en dolor, el sufrimiento, los otros nos comunican sus heridas y sus gozos. Esto supone un ejercicio de sintonía. Pero no es un encuentro fácil, las diferencias son tantas en las formas, colores, miradas, tonos, lágrimas, incluso en las salidas pudorosas de plano.

Hay un punto que la mirada se hace impúdica entrando en un dolor que te hace responsable del maltrato de aquella mujer, de la pobreza que tritura la vida de aquel hermano, del sufrimiento del que tuvo que dejar su casa y no le he acogido, de la violencia que destroza las vidas de quienes han pasado por ella. Hay momentos incluso donde vemos de frente al mal que puede existir en nosotros. En los ojos del soldado congoleño que busca venganza o del excombatiente americano que siente la sed de matar. Y en el fondo los paisajes de la pobreza, los campos de basura, el trabajo agotador, la belleza en el padecimiento no quita un ápice al dolor pero lo mira desde más allá.

El reconocimiento es aquí un camino de descanso al corazón del otro que soy yo mismo. Y desde el fondo un relato de ascenso. Como la niña india de la calle que cada día recuerda a su padre muerto que le decía que hay que levantarse o el padre palestino al que asesinaron a su hija de 10 años y se niega a vengarse. O aquel soldado que ya no puede matar porque descubrió los ojos de su enemigo o aquella mujer maltratada que dijo basta, me voy. En medio de la profunda ambigüedad de lo humano emerge una fuerza de dignidad que el canto, entre el grito y la alabanza, nos recuerda.

En medio de las cenizas resurge el ser humano desde el cansancio, la prostitución, la violación permanece el rostro que se muestra a la cámara. Aparece la felicidad como destello al ver nacer un hijo, al encontrar alguno que cree en ti más allá de la discapacidad, al educador que te saca del abismo, al amor posible y vivido, gozado y sentido.

El verdadero interés de Human es que queden vencidos los esteriotipos. La universalidad del dolor y de la culpa, del sentido y la felicidad nos acercan al otro y mi piel se muda de color y mi lengua se trastoca en los sonidos de los diferentes idiomas. Todos somos distintos pero somos uno. Esta es la alianza que puede permitir vencer el mal, la pobreza y el dolor. Esta alianza sagrada puede salvar la belleza del mundo.


Fuente:

Cine Espiritual para Todos

Puntuación: 5 / Votos: 5

Buena Voz

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Un pensamiento en “Human. El rostro de la humanidad. Un viaje imprescindible

  • 30 agosto, 2016 al 7:36 am
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    Que buen trabajo! Una oportunidad para adentrarnos en el mundo en realidades tan lindas pero tambien tan dispares

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