Francisco en Armenia: transformar la memoria en reconciliación
11:00 p m| 28 jun 16 (AGENCIAS/BV).- A pesar de la concentración mediática sobre el uso del término “genocidio” por parte del Papa para definir el exterminio de los armenios hace un siglo, es evidente que Francisco en todos los mensajes que ha lanzado desde Armenia tenía un único objetivo: subrayar que la indispensable memoria del pasado se debe convertir no en un motivo más para enfrentamientos, conflictos o venganzas, sino en una ocasión para construir puentes y ofrecer perdón y reconciliación.
Y, en esta óptica, se entrelaza con el testimonio de unidad y de colaboración que los cristianos pueden ofrecer, a pesar de que pertenezcan a Iglesias diferentes. Recogemos análisis y notas oficiales de cada actividad en la visita de tres días del Papa Francisco.
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Comentario en Vatican Insider (Andrea Tornielli)
“El compromiso paciente y renovado hacia la plena unidad —dijo el Papa en el primer discurso público que pronunció en Armenia, a su llegada a la catedral de Etchmiadzin—, la intensificación de las iniciativas comunes y la colaboración entre todos los discípulos del Señor con vistas al bien común, son como luz brillante en una noche oscura, y una llamada a vivir también las diferencias en la caridad y en la mutua comprensión”. El espíritu ecuménico, el camino del diálogo y de la colaboración, explicó Francisco, “adquiere un valor ejemplar, incluso fuera de los límites visibles de la comunidad eclesial, y representa para todos una fuerte llamada a componer las divergencias mediante el diálogo y la valorización de lo que une”.
Durante la misa en Gyumri, el sábado 25 de junio, Francisco invitó a construir sobre los fundamentos de la memoria, de la fe y del “amor misericordioso”, porque “el amor concreto es la tarjeta de presentación de los cristianos: otras formas de presentarse son engañosas e incluso inútiles, porque todos conocerán que somos sus discípulos si nos amamos unos a otros. Estamos llamados ante todo a construir y reconstruir, sin desfallecer, caminos de comunión, a construir puentes de unión y superar las barreras que separan”
Y este es uno de los temas que afrontó particularmente el Papa durante el Encuentro Ecuménico en la Plaza de la República en Yerevan, cuando dijo que: “solamente la caridad es capaz de sanar la memoria y curar las heridas del pasado: sólo el amor borra los prejuicios y permite reconocer que la apertura al hermano purifica y mejora las propias convicciones”. Y es por ello que, siguiendo el ejemplo de Jesús, “estamos llamados a tener la valentía de dejar las convicciones rígidas y los intereses propios, en nombre del amor que se abaja y se da, en nombre del amor humilde”.
“La memoria, traspasada por el amor —continuó Francisco—, se vuelve capaz de adentrarse por senderos nuevos y sorprendentes, donde las tramas del odio se transforman en proyectos de reconciliación, donde se puede esperar en un futuro mejor para todos, donde son “dichosos los que trabajan por la paz. Hará bien a todos comprometerse para poner las bases de un futuro que no se deje absorber por la fuerza engañosa de la venganza; un futuro, donde no nos cansemos jamás de crear las condiciones por la paz: un trabajo digno para todos, el cuidado de los más necesitados y la lucha sin tregua contra la corrupción, que tiene que ser erradicada”.
Para concluir, al final de la divina liturgia de este domingo, celebrada por el Catholicos Karekin II, Francisco afirmó: “Acojamos la llamada de los santos, escuchemos la voz de los humildes y los pobres, de tantas víctimas del odio que sufrieron y sacrificaron sus vidas a causa de su fe; tendamos la oreja a las jóvenes generaciones, que imploran un futuro libre de las divisiones del pasado. Que desde este lugar santo se difunda de nuevo una luz radiante; la de la fe, que desde san Gregorio, padre de ustedes según el Evangelio, ha iluminado estas tierras, y a ella se una la luz del amor que perdona y reconcilia”.
La memoria vivida desde la fe y desde la misericordia se convierte, pues, en perdón y reconciliación, no en un elemento que crea divisiones y enfrentamientos. Con esta mirada, el papa conmemoró el genocidio armenio y vivió días de profunda comunión con sus hermanos de la Iglesia apostólica armenia.
Actividades del Papa en Armenia
Viernes: una denuncia y un abrazo
La primera jornada de Francisco en Armenia, ese pequeño país del Cáucaso marcado por un genocidio perpetrado hace más de cien años, estuvo marcada por la denuncia explícita del terror sufrido por su pueblo. Durante su encuentro con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático, y a pesar de que en el texto su discurso no figuraba la palabra “genocidio” –una palabra evitada por el Vaticano para evitar tensiones con Turquía, que sigue negando la matanza–, Jorge Mario Bergoglio la pronunció:
“Aquella tragedia, aquel genocidio, por desgracia, inauguró la triste lista de las terribles catástrofes del siglo pasado, causadas por aberrantes motivos raciales, ideológicos o religiosos, que cegaron la mente de los verdugos hasta el punto de proponerse como objetivo la aniquilación de poblaciones enteras. Es muy triste que las grandes potencias miraban hacia otro lado”.
El Papa estuvo en todo momento acompañado por el Patriarca Supremo de la Iglesia Armenia, Karekin II, a quien agradeció su hospitalidad nada más llegar al país: “Gracias, Santidad, por haberme acogido en su casa; este elocuente signo de amor dice, mucho más que las palabras, lo que significa la amistad y la caridad fraterna”, dijo Francisco durante su visita de oración a la catedral Apostólica de Etchmiadzin.
Una visita marcada por la visible unión entre el Papa católico y el Patriarca armenio, en la que Francisco recordó que “la Iglesia católica desea cooperar activamente con todos los que se preocupan por el destino de la humanidad y el respeto de los derechos humanos, para que en el mundo prevalezcan los valores espirituales, desenmascarando a todos los que desfiguran su sentido y su belleza. A este respecto, es vital que todos los que confiesan su fe en Dios unan sus fuerzas para aislar a quien se sirva de la religión para llevar a cabo proyectos de guerra, de opresión y de persecución violenta, instrumentalizando y manipulando el santo nombre Dios”.
- Visita de oración a la Catedral apostólica de Echmiadzín (Crónica en Vatican Insider / Discurso completo)
- Encuentro con las autoridades civiles y el Cuerpo Diplomático, en el Palacio Presidencial (Crónica en Vatican Insider / Discurso completo)
- “Genocidio”, cuándo quiere usar la palabra y cuándo no (Análisis Vatican Insider)
Sábado por la mañana: paz y futuro para las víctimas
“Aquí rezo con el dolor en el corazón para que nunca más haya tragedias como esta, para que la humanidad no olvide y sepa ganar con el bien el mal; Dios conceda al amado pueblo armenio y al mundo entero paz y consolación”.
Siguiendo los pasos de su predecesor Juan Pablo II, quien visitó el país en 2001, Francisco comenzó su segunda jornada en Armenia visitando el emblemático memorial del genocidio armenio Tzitzernakaberd, en Ereván. De pie y junto a Karekin II, el Papa pronunció una sencilla oración frente a la llama eterna del monumento en homenaje al millón y medio de víctimas del genocidio que sufrió el país hace más de 100 años. Un masacre que tantas llagas ha abierto entre la comunidad internacional pues, a diferencia del holocausto judío –que fue reconocido y condenado por Alemania– el genocidio armenio nunca ha sido reconocido ni condenado por el gobierno turco.
“Que Dios custodie la memoria del pueblo armenio. La memoria no debe ser diluida ni olvidada; la memoria es fuente de paz y de futuro”, escribió Francisco de su puño y letra en el libro de oro en el Museo del Memorial al culminar su visita al momumento.
Tras la visita al emblemático memorial, Francisco voló hasta Gyumri, una ciudad al norte del país golpeada en 1988 por un devastador terremoto, para celebrar una misa en la Plaza Vartanants. En su homilía –pronunciada en italiano y traducida por un sacerdote al armenio–, el Papa sentó las “tres bases estables sobre las que edificar y reconstruir incansablemente la vida cristiana”:
– “La primera base es la memoria. Una gracia que tenemos que pedir es la de saber recuperar la memoria, la memoria de lo que el Señor ha hecho en nosotros y por nosotros: recordar que, como dice el Evangelio de hoy, él no nos ha olvidado, sino que se ‘acuerda’ (…). ¡Qué bueno es recordar con gratitud que la fe cristiana se ha convertido en el aliento de vuestro pueblo y el corazón de su memoria!”.
– “La fe es también la esperanza para vuestro futuro, la luz en el camino de la vida, y es la segunda base de la que quisiera hablaros. La fe nace y renace en el encuentro vivificante con Jesús, en la experiencia de su misericordia que ilumina todas las situaciones de la vida. Es bueno que revivamos todos los días este encuentro vivo con el Señor”.
– “La tercera base, después de la memoria y de la fe, es el amor misericordioso: la vida del discípulo de Jesús se basa en esta roca, la roca del amor recibido de Dios y ofrecido al prójimo. El rostro de la Iglesia se rejuvenece y se vuelve atractivo viviendo la caridad. El amor concreto es la tarjeta de visita del cristiano”.
- Francisco en el Memorial del “Gran Mal”: “nunca más tragedias como esta” (Análisis Vatican Insider)
- Santa Misa en la Plaza Vartanants – Gyumri (Crónica en Vatican Insider / Homilía completa)
Sábado por la tarde: el ecumenismo del “amor humilde”
Por la tarde, Francisco se dirigió a la Plaza de la República de la capital armenia, Ereván, para celebrar un encuentro ecuménico por la paz junto a Karekin II, Patriarca Supremo de la Iglesia Armenia.
“Para lograr la unidad necesaria no basta la buena voluntad de alguien en la Iglesia: es indispensable la oración de todos. Es hermoso estar aquí reunidos para rezar unos por otros, unos con otros. Y es sobre todo el don de la oración que he venido a pediros esta tarde. Por mi parte, os aseguro que, al ofrecer el Pan y el Cáliz en el altar, no dejo de presentar al Señor a la Iglesia de Armenia y a vuestro querido pueblo”, fueron las palabras de Francisco.
“Estamos llamados a tener la valentía de dejar las convicciones rígidas y los intereses propios, en nombre del amor que se abaja y se da, en nombre del amor humilde: este es el aceite bendecido de la vida cristiana, el ungüento espiritual precioso que cura, fortifica y santifica”.
- Encuentro ecuménico y oración por la paz en la Plaza de la República – Erevan (Crónica en Vatican Insider / Discurso completo)
Domingo: dos palomas por la paz
La tercera y última jornada de Francisco en Armenia comenzó con la celebración de la Divina Liturgia (la “misa” de los ortodoxos) en el Palacio Apostólico de Echmiadzín, al oeste de la capital del país, sede del llamado “Vaticano de los armenios” y el corazón histórico de la Iglesia Apostólica Armenia.
Durante sus palabras y citando a san Gregorio de Narek –poeta, filósofo y teólogo armenio, proclamado el pasado año doctor de la Iglesia–, Jorge Mario Bergoglio llamó a acabar con el “escándalo” de “la falta de unidad entre los discípulos de Cristo”:
“Que la Iglesia Armenia camine en paz, y la comunión entre nosotros sea plena. Que brote en todos un fuerte anhelo de unidad, una unidad que no debe ser ‘ni sumisión del uno al otro, ni absorción, sino más bien la aceptación de todos los dones que Dios ha dado a cada uno, para manifestar a todo el mundo el gran misterio de la salvación llevada a cabo por Cristo, el Señor, por medio del Espíritu Santo'”.
Como última etapa de este viaje de tres días al país otomano, Francisco visitó junto a Karekin II el antiguo monasterio de Khor Virap, donde permaneció encerrado Gregorio I el Iluminador, patrón Armenia, quien llevó hasta el país el cristianismo en el año 301.
Tras rezar en su capilla, ambos líderes liberaron dos palomas, símbolo de la paz necesaria para Armenia, un país enfrentado con su vecina Turquía durante mas de un siglo por la matanza de los pueblos armenios en 1915.
- Participación en la Divina Liturgia, Catedral apostólica armenia (Crónica en Vatican Insider / Discurso completo)
- Firma de la Declaración conjunta en el Palacio Apostólico (Crónica en Vatican Insider / Documento completo)
- El Papa en el pozo en el que estuvo prisionero san Gregorio (Análisis en Vatican Insider)
- Transcripción completa de la conferencia de prensa en el viaje de vuelta a Roma (Informe en La Nación)
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Fuentes:
Vatican Insider / Oficina de Prensa de la Santa Sede / La Nación / Vida Nueva
Muy buen artículo, puesto que en estos tiempos necesitamos más la paz, el perdóny la reconciliación. Ya estamos cansados de guerras de odios insanos que sólo nos destruyen el alma y nos hacen seres violentos, esto que el Santo Padre indica de “transformar la memoria en reconciliación” es muy cierto y muy bueno para nuestra salud emocional, esa memoria de odios, de venganzas de querer destruir al otro que es semejante a mi, no es bueno, lo único que hace es destruirme como ser humano; pero si esa memoria me permite reconciliarme con el otro en cualquiera de los tipos que existen de reconciliación es saludable primero para uno mismo, para vivir bien con los otros y para la sociedad.