Aprueban proceso para obispos negligentes ante abusos

6.00 p m| 23 jun 15 (NCR/BV).- La aprobación del Santo Padre de un nuevo procedimiento, que establece como delito canónico “el abuso de oficio episcopal” cuando los obispos fallan en su responsabilidad de proteger a los niños, y el asignar esta tarea a la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), es un paso importante en el esfuerzo de la Iglesia por librarse del flagelo del abuso sexual del clero, y para crear una cultura que ve la protección de los niños como una de sus funciones prioritarias.

La cuestión, dada su gravedad, se ha convertido en una cuestión decisiva para muchos católicos, es decir, si la jerarquía de la Iglesia no puede manejar esta crisis de los obispos, mucha gente en las parroquias no van a escuchar nada de lo que estos líderes tengan que decir. Columna de Michael Sean Winters en el National Catholic Reporter, que acompaña la reseña del procedimiento propuesto -y aprobado por unanimidad- por el cardenal Sean O’Malley, respecto al abuso de oficio episcopal y abuso sexual en contra de menores y adultos vulnerables.

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La cuestión clave aquí es la responsabilidad de los obispos. Es importante ponerlos sobre aviso, que si no se ocupan de darle el debido seguimiento a las denuncias de abusos, tendrán que hacer frente a la Congregación para la Doctrina de la Fe, y se sabe que nadie desea estar en esa posición. Los cánones de la Iglesia tienen consecuencias, y ahora las consecuencias recaen sobre los obispos que pongan en riesgo el esfuerzo de la Iglesia para hacer frente a este insidioso problema.

Es difícil exagerar el grado en que los obispos no han sentido previamente esta “responsabilidad”. Por supuesto, muchos, de hecho, creo que la mayoría sienten un profundo sentido de la responsabilidad: a la Palabra de Dios, a las tradiciones y enseñanzas de la Iglesia y, sobre todo, a las personas confiadas a su cuidado. Pero, la cultura clerical no siempre ha fortalecido este último y vital sentido de “responsabilidad”.

A modo de ejemplo, un sacerdote amigo mío recuerda que cuando estudiaba en Roma, estaba en una recepción conversando con un obispo. El obispo le preguntó de dónde era y él nombró la diócesis (en EEUU). El obispo dijo algo acerca de esa ciudad, sin embargo erró al mencionar el Estado donde estaba ubicado, situación comprensible ya que no era norteamericano. Mi amigo le corrigió suavemente, nombrando la ubicación correcta de la diócesis. Su superior, que era parte de la conversación, le corrigió: “¡Nunca se contradice a un obispo!”. Si un obispo no puede ser corregido en una cuestión tan insignificante como esa, multipliquemos ese incidente por un millón a lo largo de los años, y así nos podemos hacer una idea de lo que está mal en la curia.

La forma en que se redactó la propuesta justamente tiene que ver con la idea de poner de sobre aviso a los obispos. El primer tema establece que los nuevos procedimientos examinarán casos relacionados con “abuso de autoridad”. A mi juicio, la elección de palabras no debe pasarse por alto. El abuso de menores es un abuso evidente. Ahora, el abuso de poder se hace igualmente evidente.

También es muy importante que este nuevo proceso está siendo encargado a la CDF. Un curialista me dijo hace algunos años, hay muchos puestos de trabajo en la curia que se pueden fingir, pero no se puede fingir si se trabaja en la CDF. El prefecto se reune semanalmente con el Santo Padre. La Congregación se encarga de muchos de los temas más sensibles con los que la curia está llamada a tratar. Durante dos décadas, la CDF ha estado luchando con la Congregación para el Clero, que ha sido resistente a los esfuerzos para hacer frente a los sacerdotes que abusan de los niños. Ahora, la CDF puede tener un enfrentamiento similar con la Congregación para los Obispos. Confiar para esta labor en la CDF da buena espina.

Los críticos de las gestiones de la Iglesia respecto a la crisis de los abusos sexuales se apresuraron a decir que los nuevos procedimientos son insuficientes. Permítanme argumentar: Quien sufre de este tipo de abusos cuando es niño, se le permite estar amargado por el resto de su vida. Nunca se podrá olvidar. Pero, los defensores, como todos nosotros, tenemos la obligación moral de ser inteligentes.

Barbara Blaine de la Red de Sobrevivientes de los Abusados ​​por Sacerdotes, comentó: “Mientras sean clérigos los encargados de hacer frente a otros clérigos que cometen u ocultan delitos sexuales, poco va a cambiar”. En primer lugar, no sabemos eso… lo que podemos esperar es que no sea el caso. Las culturas cambian. En segundo lugar, la Iglesia no va a permitir que grupos de defensores elijan quién va a ser o no obispo.

Terence McKiernan, presidente de BishopAccountability.org, expresó una preocupación diferente. Se quejó de que el proceso aún carecía de transparencia, llamando a la CDF “un caja negra”. Yo creo que la Iglesia necesita una buena dosis de “debido proceso”, pero al menos empecemos con el proceso. Mi preocupación es que se exige transparencia por una necesidad sentida de algún tipo de humillación pública de los que abusan de los niños o los que ocultan sus crímenes. No me gusta la humillación pública, sin importar el origen o la razón. Tampoco creo que sea necesaria. Recuerdo un episodio de “La Ley y el Orden” en el que los fiscales perseguían una gran corporación por temas de responsabilidad corporativa. El resultado del juicio no fue tan efusivo como McCoy quería, pero la fiscal Nora Lewin le aseguró que cada sala de juntas de norteamérica había oído el mensaje que se quería entregar. Al anunciar esta nueva oficina en el CDF, cada cancillería en el mundo escuchó el mensaje que el Papa ha querido entregar.

Los grandes barcos no cambian de dirección en un abrir y cerrar de ojos, y la barca de Pedro es un gran barco. Todos los que dicen que el Papa Francisco no se está moviendo lo suficientemente rápido en la reforma es porque probablemente no saben mucho sobre el grado de resistencia que enfrenta dentro de la burocracia. Hay resistencia a las reformas financieras, resistencia a las reformas organizativas, resistencia a las reformas sinodales, resistencia a las reformas sobre los abusos sexuales del clero.

Ciertamente, el valor del Consejo de Cardenales, creado por el mismo Francisco y que se reúne varias veces al año para asesorarlo, está demostrando su valía. Estos asesores, procedentes de los cuatro rincones del mundo, cuentan solo con tres miembros que trabajan en la curia. La mayoría son obispos residenciales. Si esta reforma hubiera seguido los canales regulares, simplemente ya no existiría como tal. En su lugar, su avance va a una velocidad bastante aceptable para los estándares del Vaticano.


¿Cómo se aprobó el procedimiento y qué plantea?

El Consejo de Cardenales en la reunión del 8 de junio de 2015, escuchó la relación del cardenal Sean O’Malley, sobre una propuesta para someter a la evaluación del Papa en relación con las denuncias de abuso de oficio episcopal, una propuesta preparada por la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores.

La relación del cardenal O’Malley incluyó también una propuesta sobre el tema de las denuncias de abusos sexuales en contra de menores y adultos vulnerables por parte del Clero. La relación indicó los términos generales que definen estas dos propuestas, las cuestiones relacionadas con los procedimientos y con el Tribunal que se encarga de los juicios, además de las ventajas de las mismas propuestas con respecto a otras hipótesis.

El texto concluye con una lista de cinco propuestas específicas, como se lee en una nota de la Sala de prensa vaticana:

1. Que la competencia para recibir y examinar las denuncias de abuso de oficio episcopal pertenezca a las Congregaciones para los Obispos, para la Evangelización de los Pueblos o para las Iglesias Orientales, y que todas las denuncias deberán ser presentadas a la Congregación apropiada.

2. Que el Santo Padre dé un mandato a la Congregación para la Doctrina de la Fe para juzgar a los obipsos en relación con los delitos de abuso de oficio.

3. Que el Santo Padre autorice la institución de una nueva Sección Judicial dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el nombramiento de personal estable que preste servicio en el Tribunal Apostólico. La realización de este punto se llevara a cabo después de consultas con el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

4. Que el Santo Padre nombre a un Secretario para asistir al Prefecto en relación con el Tribunal. El Secretario tendría la responsabilidad de la nueva Sección Judicial y el personal de la Sección podría ser utilizado también para los procesos penales por abuso de menores y de adultos vulnerables por parte del Clero. Estas decisiones también deberán ser tomadas después de consultar al Prefecto de la Congregación.

5. Que el Santo padre establezca un periodo de cinco años en vista de ulteriores desarrollos de las presentes propuestas y para completar una evaluación formal de su eficacia.

El Consejo de Cardenales aprobó unánimemente tales propuestas y deliberó someterlas al Santo Padre Francisco. El Santo Padre aprobó las propuestas y concedió la autorización para que se ofrezcan los recursos adecuados para obtener estos fines.


Fuentes:

National Catholic Reporter / Vatican Information Service / Vatican Insider

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