‘¡Despierten al mundo!’, pide el Papa a los religiosos

Vida Consagrada

3.00 p m| 4 dic 14 (NEWS.VA/BV).- En vísperas de la apertura oficial del Año de la Vida Consagrada, que tuvo lugar el primer domingo de Adviento con la solemne celebración de la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco, quien se encontraba en Turquía, dirigió un video mensaje a todos los consagrados y las consagradas que viven y trabajan en el mundo. Asimismo envió una carta a los consagrados y consagradas que enumera los objetivos, las expectativas y los horizontes del Año de la Vida Consagrada, que concluirá el 2 de febrero 2016 y se inspira en las indicaciones contenidas en la Exhortación Vita Consecrata de San Juan Pablo II.

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“¡Despierten al mundo! ¡Despierten al mundo!” Es la invocación que el Papa Francisco hace nuevamente con el video mensaje de saludo a los consagrados y consagradas que gastan su vida en las periferias del mundo. El Santo Padre manifiesta su deseo de que este Año dedicado de modo especial a este estado de vida sea una ocasión para valorizar de modo conveniente el don precioso de la vocación a la vida consagrada.

“Pongan a Cristo en el centro de su existencia” -les dice el Papa Francisco- porque “la vida consagrada consiste esencialmente en la adhesión personal a Él”. Y pide a los consagrados y a las consagradas de todo el mundo que se transformen en la “memoria viva del modo de ser de Jesús, como Verbo encarnado frente al Padre y frente a los hermanos” (cit. Vita Consacrata 22).

Escuchemos algunas de las consideraciones del Obispo de Roma, comenzando por la afectuosa cercanía que les manifiesta:

“Queridos hermanos y hermanas, si bien lejos físicamente a causa de mi servicio a la Iglesia universal, me siento íntimamente unido a todos los consagrados y a las consagradas al inicio de este Año que he querido que estuviera dedicado a la Vida Consagrada”.

Tras saludar a los miembros de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, así como a todos los que en ese momento estaban presentes en la Basílica de Santa María la Mayor, bajo la tierna mirada de la Bienaventurada Virgen Salus Populi Romani, para asistir a esa vigilia de oración, el Pastor de la Iglesia universal extendió, con su agradecimiento, su mirada a todos los consagrados de los cinco continentes:

“En esta ocasión, mis primeras palabras son de gratitud al Señor por el don precioso de la vida consagrada a la Iglesia y al mundo. Que este Año de la Vida Consagrara sea una ocasión a fin de que todos los miembros del pueblo de Dios del gracias al Señor, del que proviene todo bien, por el don de la vida consagrada, valorizándola de manera conveniente.

A ustedes, queridos hermanos y hermanas consagrados, va igualmente mi gratitud por lo que son y hacen en la Iglesia y en el mundo: que éste sea un ‘tiempo fuerte’ para celebrar con toda la Iglesia el don de su vocación y para reavivar su misión profética”.

Tras insistir en que deben despertar al mundo, poniendo a Cristo en el centro de su existencia, dejándose tocar por su mano, conducir por su voz y sostener por su gracia, porque están llamados a ser “exégesis viva” del Evangelio, el Papa les pide:

“¡Salgan de su nido hacia las periferias del hombre y de la mujer de hoy! Para esto, déjense encontrar por Cristo. El encuentro con Él los impulsará al encuentro con los demás y los llevará hacia los más necesitados, hacia los más pobres. Lleguen a las periferias que esperan la luz del Evangelio. Vivan en las fronteras. Esto les pedirá vigilancia para descubrir las novedades del Espíritu; lucidez para reconocer la complejidad de las nuevas fronteras; discernimiento para identificar los límites y la manera adecuada de proceder; e inmersión en la realidad, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo”.

Francisco les recuerda que ante ellos se presentarán numerosos desafíos, que sin embargo pueden ser superados, siendo realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la esperanza. De ahí que exclame: “¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!”. Y antes de concluir manifestando su deseo de que el Señor los bendiga y la Virgen los custodie, y de pedir, por favor, que recen por él, el Santo Padre desea:

“Que María, mujer en contemplación del misterio de Dios en el mundo y en la historia, mujer diligente en el ayudar con prontitud a los demás, y por esto modelo de todo discípulo misionero, nos acompañe en este Año de la Vida Consagrada que ponemos bajo su mirada materna”.

Click aquí para ver el video mensaje del Papa Francisco (italiano) / Click aquí para leer la transcripción


Carta del Papa por la inauguración del Año de la Vida Consagrada

En su carta Francisco indica tres objetivos a los consagrados y consagradas en la realización de la propia vocación: en primer lugar, “mirar al pasado con gratitud”, para tener viva la propia identidad, sin cerrar los ojos de frente a las “incoherencias, fruto de las debilidades humanas -afirma el Papa- y quizás también del olvido de algunos aspectos esenciales del carisma”. El segundo objetivo es el de “vivir el presente con pasión”, viviendo el Evangelio en plenitud y con espíritu de comunión. El tercero, “abrazar el fututo con esperanza”, sin dejarse desalentar por las tantas dificultades que se encuentran en la vida consagrada, a partir de la crisis de las vocaciones.

Dirigiéndose a los más jóvenes, el Papa los invita a no ceder a la tentación de los números y de la eficiencia, todavía menos a aquella de confiar exclusivamente en las propias fuerzas. “La fantasía de la caridad -recalca el Pontífice- no conoce límites y tiene necesidad de entusiasmo para llevar el soplo del Evangelio a las culturas y a los más diversos ámbitos sociales. De hecho, saber transmitir la alegría y la felicidad de la fe vivida en la comunidad hace crecer a la Iglesia por capacidad de atracción. Es el testimonio del amor fraterno, de la solidaridad, del compartir el dar valor a la Iglesia”.

Una Iglesia que debe ser una fábrica de poetas y, como tales, capaces de escrutar la historia en la cual viven y de interpretar los acontecimientos, denunciando el mal del pecado y las injusticias. Francisco no se espera que los consagrados mantengan vivas “utopías” sino que sepan crear “otros lugares” en donde se viva la lógica evangélica del don, de la fraternidad, de la diversidad, del amor recíproco.

El lugar ideal para que esto suceda son las comunidades del Instituto del cual se es parte y que no debe reducirse a una realidad aislada. Es más, el Papa desea precisamente que “este Año de la Vida Consagrada sea ocasión de una más estrecha colaboración entre las diferentes comunidades -también de Iglesias diferentes- en la acogida de los refugiados, en la cercanía a los pobres, en el anuncio del Evangelio, en la iniciación a la vida de oración”

En la carta a los consagrados y a las consagradas el Papa Francisco no olvida el importante rol de los laicos que con los consagrados comparten ideales, espíritu y misión. De ahí la última exhortación contenida en la carta, reservada a los hermanos en el episcopado para que sean atentos en el promover, en las respectivas comunidades, los distintos carismas, apoyando, animando y ayudando en el discernimiento “para hacer resplandecer la belleza y la santidad de la vida consagrada en la Iglesia”.

Click aquí para leer la carta completa del Papa Francisco


Fuente:

News.va

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