Influencia del trabajo y pensamiento de Hans Küng
8.00 p m| 6 may 14 (NCR/BV).- El teólogo suizo Hans Küng ha escrito más de 70 libros que han influenciado no solo la búsqueda de una reforma de la Iglesia Católica, sino también a teólogos y profesionales que se dedican a la teología ecuménica y el diálogo interreligioso. En esta publicación el profesor Leonard Swidler y el veterano periodista John Wilkins, conocedores expertos del pensamiento de Küng, amplían el perfil de su vida de trabajo.
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La casa de Hans Küng en una colina fuera de la ciudad universitaria de Tubinga (Alemania), donde ha desarrollado toda su carrera académica, está llena de libros, incluyendo copias de sus obras, que son más de 70, de las cuales 50 se han traducido al Inglés. En muchos casos también llegaron a Best Sellers. Acompañando su profundo conocimiento con un estilo que es simple, directo y tajante -virtud de un gran periodista- se ha aventurado sin miedo en lugares que otros teólogos no llegan.
Al notar su calidad, el Papa Pablo VI trató de reclutarlo, pero Küng es suizo, y encarna en un grado notable la neutralidad de su nación. Se negó. Él no sería “un teólogo de la corte”, como él decía.
Se hizo famoso en su juventud -muy pronto, según alegan sus críticos. Tan solo a sus 20 años se atrevió a entrar en un diálogo ecuménico con el más grande teólogo protestante del siglo XX, Karl Barth (también Suizo). Küng argumentó que si la polémica se dejaba de lado, y si las fuentes católicas romanas y protestantes eran revisadas con equidad, la clave en la Reforma respecto a la doctrina de la justificación del pecador solamente por la fe ya no debía ser motivo de división entre protestantes y católicos. Barth reconoció que su pensamiento se reflejaba en el manuscrito que Küng le envió.
En El Vaticano no causó tanta impresión. Cuando Küng publicó el texto final en su libro “La justificación: Doctrina de Karl Barth y una interpretación católica” (1957 – las fechas de publicación se refieren a los originales en alemán), la Congregación para la Doctrina abrió un expediente sobre él, el cual crecería bastante con el transcurrir de los años.
Küng mismo ha comparado la evolución de su obra de vida a las ondulaciones que se extienden cuando se lanza una piedra en un estanque -la piedra en su caso es una decisión a favor del método científico de análisis histórico-crítico de la Escritura. Su esfuerzo ha sido el presentar a la sociedad moderna a un Jesús que empezó “desde abajo” -un hombre nacido de una mujer en Palestina.
El Concilio Vaticano II (1962-1965) se ha mantenido como la “piedra de toque” de su pensamiento. Juan XXIII es su “Papa modelo” -un verdadero siervo de los siervos de Dios. Los libros que Küng escribió en esos tiempos: “Concilio, Reforma y Reunion” (1960) y “Las estructuras de la Iglesia” (1962), resultaron ser proféticos.
En la década de 1970, la siguiente onda de influencia de Küng amplió su perspectiva sobre las estructuras de la Iglesia: ¿Cómo hacer llegar la fe cristiana a los hombres y mujeres en la sociedad secularizada de hoy? Tres libros revolucionarios siguieron: Ser cristiano (1974) , ¿Existe Dios? (1978) y ¿Vida Eterna ? (1982).
En el momento en que el último de estos volúmenes apareció, sin embargo, Küng ya no era un teólogo católico autorizado. En 1970, se publicó su libro “¿Infalible?: una investigación”. La infalibilidad papal, sostuvo, es lo que hizo tan difícil para la Iglesia católica el admitir y corregir sus errores. En su lugar, propuso que la Iglesia debe reclamar “indefectibilidad” -que a pesar de todos los errores, siempre sería mantenido en la verdad por obra del Espíritu..
Pero eso era desafiar la doctrina definida. Küng nunca dejó de creer que estaba en lo correcto. Volvió a la carga en 1978, cuando escribió una introducción a un libro de un colega más joven titulado “Cómo el Papa se volvió Infalible”. Se agrava la ofensa en 1979, cuando dio a conocer a los medios del mundo un balance crítico contundente como evaluación del primer año del pontificado de Juan Pablo II. Es difícil definir cuál resultó más provocativa .
El segundo volumen de sus memorias (Disputed Truth, 2007) contiene un fascinante relato de la crisis que siguió. Los obispos alemanes cuestionaron no sólo su rechazo a la infalibilidad, sino también su doctrina de Cristo tal como lo establece en su obra “Ser cristiano”. No creían que su “Cristo de abajo” alcanzara alguna vez al “Cristo de lo alto” que es igualmente parte de la fe cristiana. Criticaron su interpretación de la Resurrección y sentieron que ignoró la tradición de la tumba vacía. Cuando su licencia para enseñar como teólogo católico fue retirada en 1979, las memorias no dejan duda de que estuvo cerca de llegar a una crisis.
La Universidad de Tubinga lo rescató retirando su instituto ecuménico de la facultad católica y estableciéndolo fuera, con Küng como profesor independiente de teología ecuménica. A partir de ese momento sus “ondas de influencia” se ampliaron para abarcar las grandes religiones del mundo que tanto habían fascinado a Küng en sus múltiples viajes. En 1985, su “Christianity and the World Religions” consideró el Islam, el Hinduismo y el Budismo; en 1989 publicó “Christianity and Chinese Religions”, escrito en colaboración con Julia Ching de Shanghai, profesora en la Universidad de Toronto. En 1991, publicó “Judaism: The Religious Situation of our Time”, que abarca también la escena contemporánea en el Medio Oriente; y en el 2004, otro gran libro, “Islam: Past, Present and Future”.
Mirando hacia el tercer milenio, Küng acuñó un aforismo célebre: “No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones”.
La onda de influencia final del teólogo suizo aún estaba por llegar. Ahora las naciones del mundo en tiempos de crisis eran su preocupación, sobre todo por la aparición de “un nuevo modelo de capitalismo”, carente de fundamentos éticos y motivado exclusivamente por el beneficio. Se preguntaba cómo se podría encontrar un correctivo, una ética global que podría servir a todos. Se ciñó a la Regla de Oro: Haz como quisieras que hagan contigo. En 1995, creó la Fundación “Global Ethic” para difundir su convicción de que sólo una ética de ese tipo podría estar a la altura de las necesidades de un mundo en el que la economía, la tecnología y las comunicaciones están en una escala global. Argumentó su caso en “Global Responsibility” (1990) y en “A Global Ethic for Global Politics and Economics” (1997).
Continuar aquí la lectura (National Catholic Reporter):
– Ripples spread out from Hans Küng’s work
– Hans Küng knows church’s problems – and that change is inevitable
muito bom…obrigado