Drogba el futbolista pacifista

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4.00 p m| LIMA 23 may 12 (BV/EL PAIS).-La figura de la primera Liga de Campeones del Chelsea no es solo el mayor deportista que ha producido Costa de Marfil. Fuera de la cancha, es un héroe de la pacificación de su país, envuelto en guerras civiles desde hace casi una década.
Drogba quien es católico
y está casado con una mujer musulmana nacida en Mali, Diakité Lalla, con la que tiene tres hijos, ha declarado que “prefiere que la gente de su país le conozca como un hacedor de paz que como un futbolista”

Luego de la final de la Liga de Campeones,el marfileño Didier Drogba, está en boca de todos por sus goles, pero poco se comenta la asombrosa labor que realiza fuera de las canchas de juego.

La historia de Didier Drogba se inició hace mucho tiempo, cuando a los cinco años fue enviado por sus padres, una familia humilde, a vivir a Francia con su tío Michael Goba, un futbolista profesional. El pequeño Didier enfermó y tuvo que volver a África. Cinco años después, a los 13 y ya con sus padres, regresó a París para quedarse.

Allí, empezó a combinar sus estudios con el fútbol. Tras empezar su carrera en Le Mans y Guingamp y marcar 40 goles entre los dos, fue fichado por el Olympique de Marsella y en 2004 por el Chelsea de la Premier league de Inglaterra donde conseguiría al menos una vez, todos los títulos de los campeonatos jugados.

Pero Didier Drogba aparte de ser el capitán de la selección de Costa de Marfil y flamante campeón de Europa, es una pieza capital para la pacificación de su país. Todo empezó en octubre de 2005, cuando el equipo se clasificó por primera vez en su historia para un Mundial, el de Alemania 2006. Entonces, la televisión nacional del país africano, en el horario de máxima audiencia, conectó en directo con el vestuario del equipo, que acababa de derrotar a Sudán (3-1). Y lo que hasta ese momento era una celebración deportiva, se convirtió en un acontecimiento trascendental para la historia del país.

Rodeado por sus compañeros, el capitán miró fijamente a la cámara y se arrodilló. “Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, sur, este y oeste, les pedimos de rodillas que se perdonén los unos a los otros. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejen sus armas y organicen unas elecciones libres”, suplicó, consciente de que la nación llevaba tres años sumida en una guerra civil. Para ese mes se había anunciado la celebración de unos comicios pero, pese a la tregua firmada el año anterior, no se pudieron celebrar. Ante la incapacidad de los políticos para encontrar una solución al conflicto, la actuación de Drogba y de la selección de fútbol fue clave para la consolidación de la paz.

El país estaba dividido en dos: el sur, regentado por el gobierno, y el norte, dominado por los rebeldes. Drogba estaba decidido a unirlos. En 2006, recibió el premio a mejor futbolista africano y su primera decisión fue viajar con él a su país, a Bouaké, principal fortaleza de los insurgentes, para volver a pedir la unidad a su pueblo. Sería el preámbulo para el plan más ambicioso del delantero del Chelsea: la disputa de un partido de clasificación para la Copa de África en Bouaké al año siguiente, una zona en la que no se había jugado ningún encuentro de fútbol desde el inicio de la guerra.

Pese a las dificultades del proyecto las autoridades políticas y futbolísticas accedieron a su petición. No se trataba de un partido de fútbol, sino del intento de reconciliación de todo el país. De poner en práctica el “Perdonar, perdonar, perdonar” que Drogba había implorado de rodillas ante las cámaras de televisión. El 3 de junio de 2007, varios ministros del gobierno, escoltados por 200 miembros de las tropas leales a él, entraban en Bouaké, territorio con el que llevaban cinco años en guerra, para ver el partido. Antes del encuentro se vivió una escena que hace meses hubiera sido imposible: los ministros y los líderes rebeldes cantaron juntos el himno nacional. Costa de Marfil derrotó 5-0 a Madagascar, un triunfó que un diario local tituló como: “Cinco goles para borrar cinco años de guerra”.

Pese a que la situación en el país todavía se encuentra lejos de estar normalizada, la relevancia del trabajo de Drogba no ha pasado desapercibida. La ONU lo nombró en 2007 Embajador de Buena Voluntad y el año 2010 “Time” lo incluyó entre las 100 personas más influyentes del mundo, una lista en la que no ha entrado ninguno de los políticos que intervienen en el conflicto. Durante este tiempo los dirigentes han firmado hasta 14 acuerdos de paz en ciudades fuera del país. Sin embargo, ninguno de ellos ha logrado tener la trascendencia y la capacidad de unir a su pueblo que tuvo el partido apadrinado por Drogba en Bouaké.

Drogba también ha sido nombrado miembro de la Comisión para la Verdad, la Reconciliación y el Diálogo, que se ha constituido en este país de África occidental Esta institución tiene como cometido establecer mecanismos de justicia transicional en el país. Se calcula que por lo menos 3.000 personas murieron y medio millón huyeron de sus hogares. El presidente de esta Comisión es el antiguo primer ministro Konan Banny. Entre sus once miembros hay líderes religiosos, como el arzobispo católico de Bouaké y el líder del consejo musulmán de imanes. Drogba representa en la Comisión a los marfileños que viven en el extranjero.

La Comisión se inspira en el modelo de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación que se formó en Sudáfrica en 1995 tras los años del apartheid. Varios países que han superado años de conflicto han adoptado diversas comisiones que han copiado, en mayor o menor medida, este modelo sudafricano. Entre ellos están Perú, Guatemala, Sierra Leona y Liberia.

Imagen:Drogba eleva su mirada al cielo luego anotar el gol y persignarse en la final de la liga de campeones

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