¿Quién es Jesús?
Jesús es un súper héroe. Con capa y todo. Aunque su capa es su pelo largo, rubio y ondulado, cayendo sobre su espalda. Y con barba de 78 días. Jesús, el musculoso, el de los abdominales perfectos y los brazos bien formados. El de los ojos verdes. O azules. Depende del grado de daltonismo que tengamos. Con nariz perfecta. Ustedes saben. Jesús, la imagen y semejanza del hombre.
Jesús volaba. Jesús caminaba sobre el agua. Y era bueno como él solo. Pero bueno, bueno. Podríamos decir que era ingenuo de tan bueno que era. No quebraba ni un huevo. Era el súper mago que hubiese querido yo para mis cumpleaños de niño. Cuánto hubiera deseado que llegara Jesús a mis fiestas y dijera: “¿Quién quiere que le sane el ojo ciego a la tía Josefina?”. O también: “¿Quién quiere que le salga la pata que le falta al Rocky?” (el perro del hogar). O quizá: “¿Quién quiere que levite por la casa?”… y muchos otros trucos de magia. Imagínense que pudiera convertir el agua en chocolate con leche o que pudiera multiplicar el pan, pero con queso y jamón adentro. O la multiplicación de los dulces. No sé. Igual estoy seguro que él habría cortado la torta y, obviamente, me hubiera dado el pedazo más grande a mí, y a los otros “cabros chicos” uno mucho más pequeño. Pero bueno, como Jesús vivió hace tantos años, difícilmente podría haberlo contratado.
Así es Jesús. Es el hijo de María y José. Pero hijo de María siempre virgen, amén. El súper golazo que le metieron a don Pepe y que, parece, lo tomó de la mejor manera. Grande don Pepe igual. Creo que si no hubiera ido Jesús de mago a mi cumple, yo hubiera contratado a María. ¡Ésa si que es magia! Y bueno, como Jesús salió a su mamá, nunca en su vida tuvo tensión sexual. Ni tampoco se enamoró nunca de una mujer. Nada. Esas cosas no iban con él. Era mucho el pecado.
Jesús murió por nosotros para salvarnos. ¿Por qué? No sé. Pero murió por nosotros. Eso me dijeron en el colegio. Jesús venía con un chip desde el cielo que decía: “tienes que morir por ellos y no tienes opción”. Así que todo fue mecánico. Al pie de la letra. Jesús vino, sacó unos cuantos conejos del sombrero, lo mataron, resucitó al tercer día, se subió a la nube voladora de Gokú y desapareció. Jesús fue el menos libre de la historia de la humanidad y una marioneta de Dios. Y ni pensemos en que alguna vez dudó. Eso es muy humano como para Dios. Nada que ver. Es como si Jesús se enojara. O tuviera opciones. O se aburriera. O anduviera desganado. O tuviera pena. O sintiera dolor. O llorara. ¿Dios llorando? Absurdo. ¿Dios con dolor? Más estúpido. Si Jesús es Dios, entonces no tiene pena ni llora, ni sufre ni se enoja, ni siente dolor. Es bueno hasta el tuétano. Terrible de bueno. Tonto de bueno.
Nota del autor: Perdón si alguien se siente ofendido con lo que he expuesto. Pero quiero hacer notar un punto importante. Ésta era mi fe hace algunos años. Y sé que ésta es la fe de muchos de los que estamos dentro de la Iglesia. Esto nos enseñaron en la parroquia vecina, de buena fe, no lo dudo, pero así nos enseñaron a Jesús. Esto fue lo que yo tuve en mi escuelita municipal en religión. Esta fue mi catequesis de primera comunión y de confirmación. Todo de buena fe, porque fue algo transmitido desde hace muchos años.
Lo que quiero decir es que hay cosas que nos enseñaron bien y otras que son francamente inaceptables. Que estamos seguros de que Dios nos ama sin saber por qué. Estamos seguros de que Jesús murió por nosotros pero tampoco nos explicaron bien. Dios nos ama y punto. Y nuestros pastores han sido negligentes. Nosotros hemos sido negligentes al no querer más respuestas. Quizá por “temor a Dios”, quizá por el pecado de querer saber más.
Tienes razón, lo que escribes solo es fruto de una mala formación.