Me gustaría poder soñar, mejor dicho, vivir soñando los mundos que a mí y únicamente a mí me gustaría que existan. Me gustaría pensar que este mundo de cristal en que viví tanto tiempo y yace hecho trizas puede reensamblarse nuevamente con alegría, porque no tolero la idea de vivir de este modo eternamente, ni esta realidad ni ninguna otra, porque algún día dejaremos esta vida y nos iremos a otra parte, sin carne y sin huesos. No quiero pensar que todos mis esfuerzos van a ir a parar a la nada y no salir de allí para nada. Quiero creer que todo esfuerzo mío por mejorar mi carácter y mejorar este mundo redituarán a mi favor en algún momento y que ello no demorará mucho. Sin embargo, no exijo prontitud, sólo gratitud. No obstante todo, dicen que una vida de miseria se borra con una muerte bella; esperanza fúnebre para quien no dio ni recibió, por lo que no deja de ser un bonito adagio, pero no me lo deseo ni se lo deseo a nadie.
Los seres humanos tendemos a creer que lo sabemos todo o que lo debemos saber todo y eso se comprueba con la prontitud con que muchas veces la gente da respuestas nefastas a algunas interrogantes lanzadas al aire. Es terrible cuando ello sucede porque a la mayoría le da ganas de reír, pero a mí me dan ganas de llorar por el protagonista. ¿Es que esta persona piensa que está obligado a ser Dios? ¡Caramba! Lo mejor que puede hacer y todo lo que se le puede exigir también es responder con absoluta honestidad. Sin embargo, debo reconocer que la causa de este hecho responde a más variables que la aquí descrita, como muchas otras cosas más funestas que pasan en la vida.
Me gustaría que se acabe el frío, que no existan enfermedades, que el ser humano sepa lo que necesita para ser feliz y se conduzca conforme a ese razonamiento. Me gustaría que no haya odio, rencor, infidelidad, ironía, envidia, celos, tristeza, etc. Me gustaría que nos organizáramos en torno a un sinnúmero de juegos para satisfacer nuestras necesidades, juegos divertidísimos según el gusto de cada quien, entretenimiento en cadena podríamos llamarlo, creo que ello es más que posible. Sin embargo, somos imperfectos y, por ello, no podemos pedir más que una sonrisa, por el momento. Me gustarían tantas cosas y, sin embargo, sólo puedo seguir soñando, despierto y dormido, como ahora.