Los caminos de la vida,
No son los que yo esperaba
No son los que yo creía,
No son los que yo imaginaba
No son los que yo esperaba
No son los que yo creía,
No son los que yo imaginaba
Después de 6 horas de clases consecutivas, el sábado salí del salón más confundido de lo que había llegado. Pero era una confusión bastante gratificante, de las que provoca volver al estudio. Sin embargo, no he podido dejar de recordar –con bastante gracia- el comentario que Gonzalo lanzó en una reunión de trabajo: ¡Nada bueno podía venir de eso (del Psicoanálisis)!”. Con esta sensación y este comentario, he pasado el fin de semana pensando en el extremadamente psicológico cómo así.
Para esto tendría que intentar responder a una pregunta previa: ¿Cómo así Psicología? Lo he intentado varias veces, ya sea en conversaciones o entrevistas, y siempre la respuesta cambia. Quizá tengo varios motivos o quizá el único cambia de un momento a otro. En todo caso, a finales de 1999 decidí dejar el Derecho, donde me fue bastante bien, para incursionar en algo que hasta ahora me sigue generando dudas e incertidumbres.
Pero cuando entré a Psicología era extremadamente tímido, casi bordeaba la fobia. Había descartado por completo la orientación psicoterapéutica y el psicoanálisis en especial. Me proyectaba haciendo investigación científica, de laboratorio. Algunos ciclos después, ya menos tímido, llevé precisamente los cursos que había decidido no llevar: Psicoterapia Psicoanalítica con Adultos y Psicoanálisis.
¡Menuda sorpresa!
La posibilidad que brinda el Psicoanálisis de abordar la subjetividad humana como una narrativa me abrió la posibilidad de entrar en contacto con intentos de comprender desde lo patológico hasta lo cultural.
De hecho, hace unos días leí en el blog de una profesora de Psicología que el Psicoanálisis nada o casi nada tenía que ver en temas de Educación. Nada más equivocado. Precisamente hace unos meses terminé un interesante diplomado al respecto y ya me tomaré el tiempo para hacer una réplica.
En todo caso puedo entender a esta profesora ya que el Psicoanálisis ha vivido durante años en una torre de cristal. La relación que ha podido tener con otras corrientes y áreas de trabajo ha sido escasa. De hecho ésta es una de las principales autocríticas de la generación más joven de psicoanalistas.
Por otro lado casi he tenido el mismo camino con la Educación. De pronto me he encontrado trabajando en temas educativos sin perder de vista mi identidad de psicólogo clínico con orientación dinámica.
Y más aún cuando en mis años de infancia veía a mis tíos paternos renegar tanto de su trabajo. Ellos eran profesores y, para ser honesto, aún lo son. De hecho aún reniegan de lo mal que les pagan y lo complicado que es educar en el Perú.
Jamás pensé que yo mismo terminaría en ese mismo intenso trabajo. Porque valgan verdades nunca Freud estuvo tan cierto cuando dijo que analizar y educar (y gobernar) eran profesiones imposibles.
Para esto tendría que intentar responder a una pregunta previa: ¿Cómo así Psicología? Lo he intentado varias veces, ya sea en conversaciones o entrevistas, y siempre la respuesta cambia. Quizá tengo varios motivos o quizá el único cambia de un momento a otro. En todo caso, a finales de 1999 decidí dejar el Derecho, donde me fue bastante bien, para incursionar en algo que hasta ahora me sigue generando dudas e incertidumbres.
Pero cuando entré a Psicología era extremadamente tímido, casi bordeaba la fobia. Había descartado por completo la orientación psicoterapéutica y el psicoanálisis en especial. Me proyectaba haciendo investigación científica, de laboratorio. Algunos ciclos después, ya menos tímido, llevé precisamente los cursos que había decidido no llevar: Psicoterapia Psicoanalítica con Adultos y Psicoanálisis.
¡Menuda sorpresa!
La posibilidad que brinda el Psicoanálisis de abordar la subjetividad humana como una narrativa me abrió la posibilidad de entrar en contacto con intentos de comprender desde lo patológico hasta lo cultural.
De hecho, hace unos días leí en el blog de una profesora de Psicología que el Psicoanálisis nada o casi nada tenía que ver en temas de Educación. Nada más equivocado. Precisamente hace unos meses terminé un interesante diplomado al respecto y ya me tomaré el tiempo para hacer una réplica.
En todo caso puedo entender a esta profesora ya que el Psicoanálisis ha vivido durante años en una torre de cristal. La relación que ha podido tener con otras corrientes y áreas de trabajo ha sido escasa. De hecho ésta es una de las principales autocríticas de la generación más joven de psicoanalistas.
Por otro lado casi he tenido el mismo camino con la Educación. De pronto me he encontrado trabajando en temas educativos sin perder de vista mi identidad de psicólogo clínico con orientación dinámica.
Y más aún cuando en mis años de infancia veía a mis tíos paternos renegar tanto de su trabajo. Ellos eran profesores y, para ser honesto, aún lo son. De hecho aún reniegan de lo mal que les pagan y lo complicado que es educar en el Perú.
Jamás pensé que yo mismo terminaría en ese mismo intenso trabajo. Porque valgan verdades nunca Freud estuvo tan cierto cuando dijo que analizar y educar (y gobernar) eran profesiones imposibles.