Aunque Humala se vista de seda

Te vi, con cierta incredulidad, saliendo de la casa del inefable. Llevabas saco, corbata y, lo que es peor, una rosario. No porque esté mal ser católico sino porque algo quisiste decir con esas bolitas de plástico en la mano.
Pero ¿qué?

Algunas pistas has venido dando estas últimas semanas. Que hayas dejado el polo rojo por otros más casuales fue un gesto inteligente. Made in Brasil diría yo. Pero no fue sólo el polito. Ya no atacas como antes, ya no eres tan abiertamente antisistema y casi casi ya no suenas a militar, a cachaco como diría Martha Hildebrandt.
Es más, ahora reconoces que algo se ha avanzado y dices que es cierto lo del crecimiento pero que tú quieres hacerlo igual para todos, que los más pobres también se beneficien. Hasta te permitirías sentarte en una mesa junto con la gente de la DEA y, en este punto, me pregunto ¿qué diría esa sombra tuya llamada Hugo, apellidado Chávez y que tiranea un país no muy lejos de aquí?
Y eso, hay que ser honestos, te ha dado resultados. En la última encuesta de IPSOS Apoyo, algo así como el último grito de la moda electoral, estás primero. Un grito que suena desgarrador en el Decano que en sus ediciones del fin de semana ya no tiene escrúpulos para decir que se caga de miedo (¡!) de tenerte como presidente y se esfuerza por presentarte –y de paso recordarnos- que todavía eres un rebelde antisistema, una suerte de Alan García I reloaded.
Pero no te reconozco.
Te escucho y casi es como si escuchara a Toledo, a PPK o a Castañeda. Me pregunto si en eso radica tu éxito. Ahora suenas más de centro pero ¿por qué has necesitado incluir en tu discurso (¡ojo! Solo doy fe a tu discurso público y no ha tu Plan de Trabajo que sigue siendo el mismo de antes) las propuestas de la derecha, de los conservadores? Una respuesta sencilla se me viene a la mente: esta versión peruana de lo neoliberal, de la economía de mercado o mejor dicho de la política (macro)económica parece tener contento a la mayoría.
Hay mucho en juego en estas elecciones y la gente parece que no quiere arriesgar.
Pero he de corregirme. Te escucho y no escucho a Toledo, PPK o Castañeda. Suena y no suena. Y es que contigo no se puede saber muy bien a donde apuntas. Dices una cosa pero escribes otra. ¿Por quién votará quien vote por ti? ¿Por una izquierda radical, tipo dictador caribeño o por una izquierda honesta y progresista, tipo presidente brasilero?
Quizá solo el Inefable lo sepa.
Ciudadano Cínico
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