Beca Darmasiswa: experiencia de una peruana
Como he señalado en un post anterior, la beca Darmasiswa es una oportunidad única para estudiar lengua indonesia en Indonesia misma y además familiarizarse con la cultura local. Este año ha habido cuatro ciudadanas peruanas que obtuvieron esta beca y se encuentran estudiando en Indonesia: Rubi Pozo en la Universitas Indonesia en Jakarta, Maricielo Purizaga en la Telkom University en Bandung, Annie Rommend en la Universitas Negeri Yogyakarta y Fiorella Santamaría en la Universitas Sebelas Maret en Surakarta (Solo). Hace unas semanas tuve la oportunidad de reunirme con Fiorella en Surakarta, donde ella me contó un poco sobre la experiencia.
Fiorella estudia traducción en la Universidad Ricardo Palma y llevó el curso gratuito de indonesio básico que ofrece la embajada de Indonesia en Lima (respecto del cual han escrito Fabrizio del Piélago y Gustavo Pecho). Fue a partir de esta experiencia que se animó a postular a la beca Darmasiswa. Cabe recordar que este programa no está concentrado en una sola ciudad o universidad; cada postulante puede elegir entre una larga lista de entidades académicas asociadas a esta beca gubernamental. En el caso de Fiorella y las demás becarias peruanas, decidieron escoger una universidad distinta cada una, con el fin de mejorar sus posibilidades de ingreso. Fiorella escogió Surakarta por ser una de las ciudades emblemáticas de la cultura javanesa tradicional (la otra siendo Yogyakarta), lo cual además le evitaba el difícil tráfico y mayor costo de vida de Jakarta.
La beca dura un año entero, durante el cual los becarios pueden perfeccionar su conocimiento de la lengua indonesia en un contexto de total inmersión. En la Universidad Sebelas Maret, las clases de indonesio duran seis horas a la semana, así como tres horas adicionales de tutoría de refuerzo. En otras universidades, las condiciones podrían ser diferentes, puesto que cada cual arma su programa para los becarios Darmasiswa de manera independiente. A diferencia de Malasia, Singapur o Filipinas, donde el inglés es una lingua franca hablada por grandes secciones de la sociedad, en Indonesia la vida diaria se lleva a cabo en indonesio; esto resulta en que las horas de práctica en situaciones de “mundo real” se suman rápidamente. Además de clases de lengua, los estudiantes pueden participar de talleres culturales, incluida la música gamelana.
La experiencia de la beca Darmasiswa es además muy internacional y multicultural, puesto que tienen becarios de todo el mundo. Fiorella cuenta, por ejemplo, que tan solo en su universidad hay cuatro estudiantes vietnamitas, quienes además tienen un nivel de indonesio bastante avanzado. Varios de los becarios viven en los pabellones residenciales internacionales de la universidad, de manera que se forma una comunidad interesante de personas, quienes además de apoyarse en el aprendizaje del indonesio, comparten experiencias o viajes a otras partes de Java.
Por supuesto, adaptarse a un nuevo contexto presenta sus desafíos. Fiorella cuenta que tuvo que enfrentarse a la situación de tener que comprar ropa nueva para poderse adaptar a los estándares de vestimenta observados en la ciudad, donde pese al calor que impera en Java se espera que la gente evite los shorts o polos sin mangas. Otro detalle que podría resultar de interés es la necesidad de adquirir un casco, puesto que la motocicleta es el medio de transporte más común y barato de la zona. Incluso apps como Grab o Go-Jek (equivalentes al Uber) tienen la opción de pedir motocicletas para ir de un lugar a otro. Asimismo, acostumbrarse a desayunar con verduras o arroz frito toma un poco de tiempo. Pero en el fondo, todo esto es parte de una experiencia de inmersión que difícilmente se puede reproducir al aprender la lengua fuera del país donde se habla.
La beca Darmasiswa cuenta con un estipendio de 2,5 millones de rupiah, que equivalen a unos 600 soles. En Surakarta, esta cifra puede cubrir las necesidades básicas de vida (en Jakarta el costo de vida es un tanto más alto). Para hacerse una idea de lo que significa esta cifra, esta es casi dos veces el sueldo mínimo de la región.
Al culminar su año en Indonesia, Fiorella espera regresar a la Universidad Ricardo Palma y terminar su pregrado. Piensa incluir el indonesio entre las lenguas de las cuales será traductora oficial, con lo cual sería la primera en dicha lengua en el Perú. Asimismo, espera tener la posibilidad de ser la primera peruana en ser docente de la lengua. Esperamos que así sea, y que así el Perú cuente con un contingente cada vez más robusto de personas con conocimientos académicos del Sudeste Asiático.