La Universidad de Cornell como destino para estudios del Sudeste Asiático
Quien estuviera considerando estudiar un doctorado en historia del Sudeste Asiático haría bien en darle una mirada a la Universidad de Cornell. No solo es una de las Ivy Leagues, también tiene una de las colecciones bibliográficas de temas del Sudeste Asiático más extensas en el mundo, así como una historia de grandes especialistas en el área, como George Kahin o el famoso Benedict Anderson, y egresados como Vicente Rafael. Veamos qué oportunidades presenta esta universidad para el que deseara estudiar ahí.
En cuanto a posibles asesores y profesores, el departamento de Historia de Cornell cuenta con dos destacados especialistas en el Sudeste Asiático: Tamara Loos (especialista en Tailandia y autora de Subject Siam) y Eric Tagliacozzo (experto en Indonesia y autor de Producing Indonesia). La oferta de cursos de lenguas del Sudeste Asiático también es extensa, teniendo todas las lenguas nacionales de la región excepto el laosiano y el malasio (que es muy similar al indonesio, de manera que hay muy pocos lugares donde se enseña como lengua aparte). La biblioteca también cuenta con el bibliotecario Jeffrey Petersen, de quien puedo dar fe que es sumamente generoso con su tiempo y un recurso valiosísimo para cualquier investigación. Asimismo, la universidad cuenta con el Southeast Asia Program, que no otorga grados per se, pero cuenta con un edificio en el campus, y organiza eventos, trae invitados y en general promueve el estudio de la región. Por último, el departamento ofrece un muy generoso paquete de funding de cinco años (más cuatro veranos), dos de los cuales uno se encuentra con fellowship (es decir, uno se libera de responsabilidades de asistencia de docencia). Todo esto hace de la Universidad de Cornell uno de los mejores lugares para estudiar esta región.
Ahora bien, el ingreso es sumamente competitivo. La promoción ingresante más reciente está compuesta de unos diez estudiantes, seleccionados entre los más de 160 postulantes. Lo típico es que al año ingresen entre uno y tres estudiantes que aspiran a especializarse en el Sudeste Asiático. En tal situación, ¿qué posibilidades tiene un postulante latinoamericano sin un bagaje previo de conocimientos sobre la región? En un post anterior escribí algunas ideas generales respecto de cómo armar una postulación, pero aquí podríamos explorar algunas más específicas. Lo que me han señalado algunos profesores y estudiantes actuales de Cornell, es que la fluidez del español de un latinoamericano sigue siendo una ventaja a la hora de tratar las Filipinas, y que también puede buscar estudiar otras lenguas coloniales de la región, para compensar por la probable falta de conocimiento de lenguas nativas a la hora de postular. Tal como señalé anteriormente, quizá el proponer investigaciones comparativas también sirva, y para en ese sentido Cornell cuenta con los profesores Ernesto Bassi (Caribe) y Raymond Craib (México-Chile).
Sin embargo, la situación no deja de ser difícil. Uno se está enfrentando a postulantes estadounidenses que pueden hacer referencia a sus experiencias previas en la zona gracias a haber participado en el Cuerpo de Paz o haberse ganado una beca Fulbright, o a los cursos que llevaron sobre la región (y posiblemente las tesis de pregrado que escribieron al respecto). Y ni hablar de la experiencia de vida de un nativo de la región que está postulando para estudiar su propio país, cuya lengua ya maneja a la perfección. Una idea que me participaron fue que sería importante que el o la postulante tomara el toro por las astas: la falta de experiencias directas con la región o el no haber llevado cursos al respecto no serían el resultado de una falta de interés, sino que el gobierno peruano (o del país del que provenga uno) sencillamente no ofrece las mismas oportunidades que el estadounidense, y que en la academia peruana simplemente no hay ninguna institución que ofrezca dichos cursos. Uno tiene que convencer al comité de admisión de que el estar interesado o interesada en estudiar esta región pese a todas estas limitaciones, lejos de representar un pasivo, es más bien una muestra del compromiso que uno tiene con este proyecto.
La Universidad de Cornell cuenta también con otro camino para lograr básicamente los mismos estudios: el doctorado en Literatura, Religión y Cultura de Asia. Los estudiantes de este programa también cuentan con cinco años de funding. Estos declaran una región en la que se quieren especializar –en este caso, el Sudeste Asiático–, y una disciplina (de manera más o menos extraoficial) –en este caso, Historia– lo cual les permite llevar los mismos cursos que los estudiantes de doctorado en Historia (otra de las ventajas de no tener planes de estudios). Según me explican, en general, este programa suele ser más flexible con el tema de las lenguas asiáticas entre sus postulantes, siempre y cuando uno cuente ya con alguna otra lengua que sirva para la investigación. En caso uno estuviera proponiendo estudios comparativos con América Latina, el español podría ser aquella lengua. Entre estos dos programas uno tiene la posibilidad de postular a la Universidad de Cornell dos veces en el mismo año.
En general, para aquellos que quieran incluir universidades privadas en su paquete de postulaciones, la Universidad de Cornell debería entrar en consideración. Si bien el ingreso es sumamente competitivo, sus dos excelentes programas, buenos estipendios y alto prestigio hace de ella una opción difícil de ignorar.
Esta entrada le debe mucho a las conversaciones que tuve con los profesores Tamara Loos y Eric Tagliacozzo, así como con los estudiantes de doctorado Juan Fernandez (Historia) y Tinakrit Sireerat (Literatura, Religión y Cultura de Asia), a quienes tuve la buena fortuna de conocer cuando presenté una ponencia en Cornell este año. Mis profundos agradecimientos a ellos.