Bongbong Marcos y los historiadores filipinos
Este año hay elecciones presidenciales tanto en las Filipinas como el Perú, y estas ya muestran paralelos que discutí en el Philippine Daily Inquirer (la traducción al español está acá). Si en aquel artículo busqué informar a los lectores filipinos respecto de las semejanzas peruanas, ahora toca hacer, de cierto modo, un ejercicio inverso sobre la base de un interesante incidente en la campaña electoral filipina, el resultado del cual nos debería hacer reflexionar sobre la relevancia actual de los pareceres de los académicos en el Perú y Filipinas.
Así como en el Perú está postulando la hija de un dictador, también lo está haciendo Ferdinand “Bongbong” Marcos Jr. en las Filipinas, aunque a la vicepresidencia. El sistema electoral filipino difiere del peruano en este respecto: uno puede votar por diferentes partidos para la presidencia y vicepresidencia, lo cual significa que al final el presidente y el vicepresidente podrían terminar siendo de partidos diametralmente opuestos. Más allá de las ventajas o desventajas de este sistema, el efecto es que la carrera por la vicepresidencia se vuelve mucho más relevante en las Filipinas de lo que es en el Perú, donde sencillamente dependen de la buena o mala fortuna del candidato presidencial. Y es así que la candidatura de Bongbong Marcos ha causado revuelo.
Bongbong Marcos, al igual que su contraparte peruana, basa su campaña por la vicepresidencia sobre los “logros” del gobierno de su padre, al cual tilda de “la edad dorada de las Filipinas” (una versión filipina del “todo esto es gracias a la pacificación del presidente Fujimori”). Como es natural, amplios sectores de las Filipinas rechazaron tal caracterización de la dictadura más brutal y corrupta de la historia del país, ante lo cual Bongbong respondió:
Ipaubaya natin ang kasaysayan sa mga propesor, sa mga nag-aaral tungkol sa kasaysayan ng Pilipinas. Kami hindi namin trabaho yun. Ang trabaho namin ay tingnan kung ano ba ang pangangailangan ng taong bayan ngayon.
Dejemos la historia a los académicos, a aquellos que estudian la historia de las Filipinas. Ese no es nuestro trabajo. Nuestro trabajo es enfocarnos en lo que el pueblo necesita ahora.
En cuestión de días, centenares de profesores de la prestigiosa universidad Ateneo de Manila respondieron con un contundente comunicado. Lo más sorprendente para nosotros como peruanos es que se podría tomar prácticamente palabra por palabra para responder al revisionismo histórico que los fujimoristas quieren difundir en el Perú. Empezaron desmontando el discurso del ‘desarrollo económico’:
El régimen no estaba interesado en el desarrollo inclusivo, consolidación del Estado en el largo plazo, ni en la genuina transformación social del país (…). Más bien, Marcos estuvo principalmente enfocado a perpetuar su control personal sobre el poder por medio de favores a sus parientes, amigos y otros cómplices. (…) Reiteramos nuestra posición de que el gobierno debería buscar implacablemente y recuperar toda la riqueza ilícita acumulada por la familia Marcos y sus cómplices.
Después condenaron su naturaleza represora:
Aquellos que se atrevieron a desafiar el monopolio del poder del régimen (…) fueron intimidados, mandados a prisión, raptados, torturados o ejecutados. (…) Nos rehusamos a olvidar las atrocidades cometidas por el régimen de Marcos, y renovamos nuestra demanda de que estos crímenes sean juzgados. (…) Asimismo, las víctimas y sus familias deberían recibir justicia y compensación.
Y hacen un llamado por la formación de una sociedad más democrática:
Rechazamos el argumento de que la democracia ‘no funciona’ en las Filipinas y que solo una dictadura, benevolente o de otro tipo, sea capaz de llevar nuestro país a la prosperidad. Más bien debemos promover y emplear toda la capacidad democrática de nuestro pueblo e instituciones para progresar como nación. Si bien la desigualdad e injusticia persisten, creemos que la solución a estos problemas se encuentra en la profundización de nuestras instituciones y prácticas democráticas, empoderando a los marginados y fiscalizando a nuestros líderes y a nosotros mismos.
Las semejanzas con las experiencias de esta “América Latina de Asia” son notables. Podríamos reemplazar “Fujimori” por “Marcos” y “Perú” por “Filipinas” y los académicos peruanos prácticamente tendríamos lista nuestra versión. Sin embargo, tantas son las similitudes entre ambos países, que este comunicado no le produjo mayores dificultades a Marcos, quien pudo descartar la posición de los académicos más destacados del país como una simple diferencia de opinión. Según encuestas recientes, Marcos tiene 31% de los votos frente a la siguiente candidata a la vicepresidencia, Leni Robredo, quien cuenta con 26%. ¿Tendría un comunicado de académicos peruanos respecto de Keiko Fujimori el mismo efecto?
PS: Ya hemos hablado del candidato que está actualmente a la cabeza de las encuestas presidenciales, Rodrigo Duterte. Su última aventura ha sido declarar que lo que más le molestaba sobre la violación y asesinato de una misionera australiana era que siendo ella tan atractiva, los violadores no le hubieran dejado a él violarla primero. Teniendo el Perú a Eguren y sus declaraciones sobre la lubricación y a Lucianita León y sus lavados vaginales), ¿estamos destinados a tocarnos nuestro propio ‘Duterte’ en 2021?