Lenguas del Sudeste Asiático en SEASSI (Universidad de Wisconsin-Madison)
Tras una semana extremadamente ocupada, he recibido la buena noticia de que el programa SEASSI (Southeast Asian Studies Summer Institute) me ha dado una beca para estudiar lengua filipina en el verano boreal de este año. Aprovecho entonces la oportunidad para escribir una entrada sobre este programa patrocinado por un consorcio de diez universidades estadounidenses de primer nivel y organizado en la Universidad de Wisconsin-Madison. Queda pendiente, entonces, la entrada sobre la conferencia en torno al Sudeste Asiático organizado en la Universidad de Columbia Británica en Vancouver.
En una de mis primeras interacciones con mi asesor acá en la Universidad de Washington, Vicente Rafael, este me dejó una cosa muy en claro: no se me podía tomar en serio como un historiador de las Filipinas si no conocía aunque sea algo de tagalog/filipino. Proviniendo de una comunidad académica en la que el conocimiento del quechua o del aymara entre historiadores es poco común e incluso visto como exótico -y hasta cierto punto pueril e inútil-, esto me tomó desprevenido. Creía que estando buena parte de las fuentes para el estudio de las Filipinas en español y otro tanto en inglés, ya estaba cubierto. Pero a medida que han pasado los años y me he insertado cada vez más al campo, me ha quedado cada vez más claro cuánta razón tenía mi asesor. De salir todo bien, para el final del año académico 2015-2016 habré completado el equivalente de dos años de indonesio y dos de filipino. Y estas lenguas ciertamente son necesarias. Para un seminario de investigación que estoy cursando estoy teniendo que consultar fuentes en cuatro lenguas: español, inglés, indonesio y tagalog (filipino).
Quien aspire a estudiar una región como el Sudeste Asiático se tiene que enfrentar a la realidad de que no se ofrecen regularmente cursos de lenguas de dicha región en ciudades como Lima. Y si bien uno puede ir estudiando lenguas coloniales pertinentes, en SEASSI uno puede llevar cursos super intensivos de ocho semanas, durante las cuales se dan cuatro horas de clase de lunes a viernes, más otras cuatro horas de tarea por día. El programa dura desde mediados de junio hasta inicios de agosto (este año va desde el 13 de junio al 5 de agosto). Un verano en SEASSI es equivalente a un año de aprendizaje de la lengua. Los idiomas disponibles son:
- Birmano
- Filipino (tagalog)
- Hmong
- Indonesio
- Khmer
- Lao
- Tailandés
- Vietnamita
Estas lenguas cubren la mayor parte de las lenguas nacionales nativas de los países del Sudeste Asiático, con las excepciones de Malasia y Timor Leste. En el caso de Malasia, el indonesio es lo suficientemente parecido al malasio como para que uno pueda hacer una transición de una lengua a la otra con relativa facilidad (quizá sean más cercanas que el español y el portugués). En el caso del tetun de Timor Leste… pues quizá en el futuro. Por lo menos tienen hmong, que es una lengua minoritaria de una etnia que vive en Laos, Vietnam y Tailandia. ¡El peruano que lo aprendiere probablemente sería el primero en la historia!
Ahora, ¿cómo pagar por este programa? El precio este año es la friolera de $4000, a lo cual habría que sumar los costos de los pasajes aéreos y el costo del alojamiento y alimentación. Hay, sin embargo, maneras de recortar estos costos. Primero, en el caso uno fuera ciudadano estadounidense -no es el mío- uno tiene acceso a dos becas completas que incluyen estipendio: la beca FLAS y la beca SEASSI. La primera es para aquellos que estudian en una de las ocho universidades estadounidenses que reciben fondos del Departamento de Estado de Estados Unidos para potenciar sus programas de estudios del Sudeste Asiático (pueden ver la lista en el link), mientras que la segunda es para aquellos estadounidenses que estudian el Sudeste Asiático en cualquier otra universidad.
Esto nos deja el tuition scholarship, que es la única beca disponible para estudiantes no-estadounidenses. Esta cubre parte del costo del curso (este año me están cubriendo la mitad, el año pasado cubrieron un poco menos). La fecha límite para postular suele ser a fines de marzo o inicios de abril, y se requiere un statement en el que uno describe sus planes respecto del estudio del Sudeste Asiático, certificados de notas de las universidades donde uno ha estudiado y dos cartas de recomendación. Sé de por lo menos una estudiante mexicana que cursaba la maestría en Estudios del Sureste Asiático del Colegio de México que estudió vietnamita en SEASSI bajo esta modalidad.
Asimismo, uno puede recortar más los costos de pasaje y vivienda si uno recurre a las facilidades electrónicas provistas por SEASSI. El programa ha desarrollado un medio por el cual una cantidad limitada de personas por sección pueden ‘asistir’ a clases desde una computadora en casa o la oficina, en cualquier parte del mundo. Es verdad que con ello uno perdería acceso a las clases de música gamelana, o la interacción fuera de clases con los demás estudiantes o incluso con los profesores: en Wisconsin están los destacados historiadores de las Filipinas Alfred McCoy y Michael Cullinane, así como la latinoamericanista Florencia Mallon, con cuya obra varios de quienes leyeren esta entrada estarán familiarizados. Sin embargo, si es lo que se tiene que hacer debido a su alto precio o responsabilidades académicas, profesionales o familiares, se hará.
No obstante, siempre hay otras alternativas para aprender lenguas del Sudeste Asiático, como la beca Darmasiswa para el aprendizaje del indonesio, que no solo es libre de costo, sino que paga un pequeño estipendio. Hay otros programas en el Sudeste Asiático mismo cuyo costo también debería ser más bajo que SEASSI (aunque el pasaje aéreo sí sería más caro), con la ventaja adicional de que uno estaría inmerso en la lengua todo el tiempo. A medida que me vaya enterando de estos, iré posteando al respecto.
PS: para aquellos que más bien están interesados en el Asia Central o Meridional, la Universidad de Wisconsin-Madison también organiza los programas CESSI y SASLI.