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Bárbara es una esposa vibrante y madre( ahora de 37 años) que enseña aeróbic y hace la mayoría de las cosas que nosotros hacemos. Sólo que ella lo hace sin los brazos, que fueron amputados hace más de tres décadas.
“Todo el mundo tiene limitaciones, no sólo yo,” dice. “Tengo probablemente menos que la mayoría de la gente. He aprendido que si hay algo que yo desee hacer, ya encontraré una manera.”
Los pies de Bárbara son también sus manos. Ella toca el piano, conduce al trabajo con un permiso sin restricciones, utiliza el teclado de su computadora, se viste ella misma y viste a Jordan (su hijo de dos años y medio), se maquilla, pela las patatas, prepara comidas y escribe elegantemente con una pluma entre los dedos del pie.
Su marido, Mark, dijo que ella lo inspira a diario.
“Bárbara no deja que nada la pare,” dijo. “Lo que me impresiona más es cómo puede afeitarse las piernas y nunca cortarse. Es asombroso.”
El accidente de 1979
Ella era un niña típica de 1979, curiosa para explorar todos los alrededores de su casa de Houston. Un día de verano, recorrió un camino hasta una subestación eléctrica, donde un amigo jugaba.
Él se había subido encima de un transformador. Ella lo siguió y entró en contacto con líneas alta tensión.
“Hubo una explosión enorme, y salió volando hasta la acera opuesta,” dijo su madre, Palm Steinsholt. “Tenía los ojos en blanco y los brazos quemados gravemente. Cuando llegamos al hospital, los doctores dijeron que virtualmente cada órgano de su cuerpo estaba dañado y podía ser que no viviera. Si lo hiciera, nos dijeron que sería probablemente un vegetal.”
Los doctores también dijeron que los brazos habían absorbido una corriente de 7.000 voltios, y que tendrían que ser amputados.
“Recuerdo sentirme totalmente devastada,” dijo su madre. “Entonces, compuse mi mente. Dije, “Dios, esta niña va a recuperarse y a ser alguien.”
Crecer no fue fácil
“No me sentía diferente, no pensé que era justo,” dijo Bárbara. “Otros chicos podrían ser más guapos. Susurrarían, me mirarían fijamente y me señalarían. Algunos me empujaban hacia abajo en una fuente para ver cómo me levantaba. A veces lloraba horas. No tenía mucha confianza en mí misma.”
Ella perseveró y seguía siendo una buena estudiante, debido en parte a la insistencia de su madre de que tomara la carga de su vida.
“Muchos de padres se sentirían mal por su niño y harían todo por ellos. Mi mamá no”.
Cuando tenía 12 años, Bárbara tocó el piano con sus pies para un concierto en la iglesia ante 300 personas. Cuando ella acabó Carros de fuego, la audiencia estaba ensimismada y las lágrimas caían en todas las caras.
Hace 15 años, cuidar de Jordan su único hijo, ahora un adolescente de 17 años, fue su desafío más grande, pero él hizo el trabajo más fácil. Cuando tenía 5 meses, descubrió, de alguna manera, la necesidad de poner su brazo alrededor del cuello de su mamá de forma que ella podía cogerlo. Cómo supo hacerlo, es un misterio maravilloso.
Ella cambiaba sus pañales con más velocidad y destreza que la mayor parte de nosotros lo hacemos con nuestras manos.
Aunque ella intentó usar diversas prótesis, ninguna le ha sentido cómoda o le ha permitido hacer cosas que ella no podría hacer con sus pies. Así pues, ella prefirió no utilizarlas.
Hábil conductora
Bárbara conduce con un pie en el volante, y el otro en el acelerador y “consigue muchas miradas divertidas.” El hecho que su profesor de autoescuela dijera que conduce mejor que cualquier persona de la clase con los brazos, dice algo más sobre ella. El hecho de que ella raramente aparca en espacios para minusválidos, dice más.
“No pienso que lo necesite más que otros conductores,” dice: “Yo puedo caminar.”
En su primera cita, Mark preguntó si ella deseaba montar a caballo, después pensó que sería imposible y entendería si ella no quería ir.
Ella dijo que no se preocupara. Fueron a montar, y ella sostuvo la rienda del caballo con su boca.
Perder sus brazos ha contribuido a su fe espiritual
“Cuando era más joven, estaba enojada con Dios por dejar que esto me suceda,” ella dice. Ahora, veo que él tenía un plan. Tanta gente me ha dicho que la he inspirado. Dicen cosas como, “Verte, me hace mi día.” O, “Si puedes hacer eso, entonces yo puedo hacerlo.”
Los doctores no podrían explicar cómo Bárbara podía recuperarse del accidente que casi le llevó la vida, pero tengo una idea. Creció más fuerte y más fuerte, más dominante, más incluso que compensando su discapacidad…
Como se indicó al inicio, Bárbara Guerra ha participado en muchos concursos de Aerobic, quedando incluso campeona en 2004 en una de sus modalidades, y en el quinto puesto en una demostración mundial celebrada en Europa. Sus comienzos en el aerobic fueron igualmente difíciles, ya que le recomendaron participar sólo en los campeonatos para minusválidos, pero una frase de un entrenador: “Nunca ganarás, entonces ¿para qué hacerlo?” le convencieron justamente de lo contrario…
(Fuente: http://rufadas.com/2006/12/06/superacion-humana-vivir-sin-brazos/)