Durante sus décadas de actividad periodística, el autor vivió numerosos episodios que constituyen una especie de anecdotario muy personal. A continuación uno de ellos.
Un hito de mis primero años en la televisión fue la promoción y organización del primer debate político televisivo. Fue durante la contienda municipal entre Jorge Grieve, apoyado por el Apra y el odriismo, y Luis Bedoya Reyes, respaldado por Acción Popular y el Partido Demócrata Cristiano.
Tres años antes se había realizado en los Estados Unidos el primer debate presidencial entre Richard Nixon (republicano) y John Kennedy (demócrata). La contienda produjo un gran impacto en la utilización de los medios audiovisuales y dejó muchas enseñanzas políticas. Kennedy era un senador apuesto, con poco trajinar electoral. Nixon, por el contrario, era un veterano político, con figuración nacional, como que era el Vicepresidente en el gobierno del general Dwight Eisenhower. Antes del debate, Nixon era el favorito en las encuestas. Después, Kennedy subió en ellas, tanto que al final ganó las elecciones. Para muchos analistas el debate fue decisivo.
No fue fácil convencer a Jorge Grieve, un ingeniero muy prestigioso pero que no lucía las mejores condiciones de polemista y presencia televisiva. Al comienzo Grieve rechazó la posibilidad del debate, pero fueron nuestra insistencia y argumentos los que finalmente lo persuadieron. Por supuesto, Bedoya estaba encantado, seguro de su talento como expositor y polemista.
Las Reglas de Juego
Esta primera experiencia nos enseñó que fijar las reglas de juego del debate es muy importante, al igual que la designación del moderador. Propusimos a un gran periodista deportivo, Rodolfo Espinar, que era Presidente de la Federación de Periodistas. Le encargamos que estableciera las reglas de la polémica, las cuales fueron aceptadas por ambos contendientes. Otra preocupación fue el lugar del debate. Nos decidimos por la Sala Alzedo, que acababa de ser inaugurada y tenía la mejor de las acústicas. Se trataba de un recinto pequeño, al cual no podía ingresar mucha gente.
La transmisión del debate fue otro asunto importante. Nosotros queríamos la exclusividad para Panamericana, pero Grieve exigió que todos los canales tuvieran acceso a la sala, lo cual aceptamos. En realidad, “otros canales” se refería únicamente al canal 4. Casi el 90 por ciento de los televidentes siguieron el evento por Panamericana.
Como era de esperar, Bedoya fue el que más impactó, aunque Grieve expuso planes muy interesantes para el desarrollo de la ciudad. Pero en los debates no siempre gana el que tiene los mejores proyectos sino el que luce mejor oratoria expositiva y aplica los más eficaces recursos televisivos. Candidato favorito antes del debate, Bedoya aseguró su reelección.
Este debate marcó en hito en la historia de la política peruana. Luis Bedoya Reyes aprovechó major las cámaras que Jorge Grieve. La labor de Rodolfo Espinar Illich fue impeccable y al final del debate juntó a los rivales para que se estrecharan la mano