Una vez más se debate si el periodismo debe o no informar sobre personajes y hechos terroristas. Es decir, si el periodismo puede convertirse en difusor de declaraciones que puedan ser una divulgación propagandística del terrorismo.
No es la primera vez que se enfoca el delicado asunto. Ni en el Perú ni en el mundo.
Todo se debe a la cobertura hecha por periodistas de dos diarios y un canal de televisión al llamado camarada Gabriel y su columna de secuaces.
Al respecto el ministro de Defensa, Alberto Otárola, consideró que la prensa peruana no puede caer en el juego del narcoterrorismo y pidió a los medios de comunicación mayor responsabilidad y reflexionar sobre la importancia de no publicar informaciones que sirvan como propaganda violentista.
A propósito de fotografías publicadas por dos medios de comunicación en las que se aprecia a un helicóptero derribado y a un grupo de sediciosos que habrían participado en el secuestro de los trabajadores en el Cusco, Otárola consideró obvio que luego del secuestro, la facción narcoterrorista de los hermanos Quispe Palomino busque propaganda para sus acciones.
Por ello, consideró que la prensa peruana no puede caer en ese juego y añadió que ese tipo de informaciones no contribuye a los esfuerzos que las fuerzas del orden están realizando para derrotar a los narcoterroristas.
“La altura moral de la democracia y las víctimas de las fuerzas del orden se merecen una reflexión adicional antes de propagar noticias que realmente, desde mi punto de vista, y lo digo con mucho respeto a la libertad de prensa, afecta la sensibilidad de los peruanos”, señaló en TV Perú.
Las declaraciones del ministro merecieron este comentario de Ángel Páez, periodista de La República: “La prensa descubre que los senderistas no están cercados como dice el gobierno. La prensa entrevista al “camarada Gabriel” y revela que no está en fuga como dice el gobierno. La prensa descubre que el gobierno ocultó que los terroristas derribaron un helicóptero. Y el ministro de Defensa, Alberto Otárola, acusa a la prensa de hacerle “propaganda” a los subversivos. ¡Qué gracioso! Ya, mi general”