Para los que hemos confiado siempre que los periodistas realicen su labor con el respeto debido a principios fundamentales de la profesión hemos quedado realmente sorprendidos, por no decir indignados, por el descrédito producido como consecuencia de la cobertura del presunto viaje a Cuba de Daniel Abugattás, presidente del Congreso.
En el programa “Panorama” del canal 5, Abugattás explicó que le comunicó, el último jueves, al primer vicepresidente del Parlamento, Manuel Merino de Lama, su intención de viajar a La Habana para someterse a una operación, pero que no le dio una fecha concreta y que todo se quedó en una posibilidad.
Sin embargo, los medios se basaron en las declaraciones de Merino de Lama para considerar una realidad el viaje, sin haberlo confirmado con el mismo Abugattás.
Según él, ningún periodista lo llamó para verificar la noticia, lo que demostró un clamoroso incumplimiento del elemental principio de la veracidad que exige a los periodistas acudir a las fuentes mismas para confirmar la exactitud de una información y no basarse en versiones de terceras personas.
En esa línea, Abugattás, más allá de la simpatía o antipatía que puede originar, tuvo toda la razón para lamentar el escándalo generado por su supuesto viaje y criticar a los parlamentarios que opinaron del tema sin saber que aún él está en Lima. “Me han acusado de haber abandonado el cargo”, manifestó.
Lo que, lamentablemente, fue una comprobación de que ciertos políticos aprovechan cualquier coyuntura para lanzar críticas sin fundamento.
En consecuencia, periodistas y políticos merecen un enérgico llamado de atención.