En el mundo de Internet o Ciberespacio uno de los dilemas es cómo saber si una versión es real, es un engaño, o probablemente cierto. Una de sus fortalezas es también su más grande debilidad: cualquiera, en cualquier sitio, puede publicar cualquier cosa online. No hay requerimientos para publicar solo material que sea exacto, creíble, verdadero, imparcial y responsable, principios éticos que deben guiar toda labor informativa.

Los periodistas deben aprender cómo protegerse a ellos mismos, y al público al que ellos informan, mediante la identificación de las trampas online. Los periodistas no deben permitir ser atraídos por constantes informaciones erradas. Deben entender que a veces gente con intereses creados, individuos que comenten equivocaciones inocentes, o gente que tiene una reiterada mala disposición publicará informaciones incorrectas o las enviarán en e-mails.

Para evitar la repetición de esa clase de información en las historias noticiosas, los periodistas necesitan aprender cómo evaluar la calidad de la información (preguntando si es confiable, precisa y convincente). Los buenos periodistas también verifican sus redes tan ampliamente como sea posible y tratan de descubrir cada detalle razonable sobre una persona o tema en las más diferentes fuentes. La mejor protección es ir a las fuentes originales o primarias, especialmente si hay la mínima duda acerca de hechos o si el sexto sentido comienza a inquietarse. Finalmente, hay un adagio que respetan muchos acreditados editores: En la duda, déjalo.

Los párrafos anteriores pertenecen la exposición que el autor de este blog hizo sobre la “Ética en el Ciberespacio” y son oportunos a raíz de lo ocurrido con el medio digital peruano La Mula que publicó lo que parecía ser una impactante primicia: un video que mostraba que se estaba pagando con galletas las firmas para la revocatoria de la alcaldesa Villarán.

Como lo detalla la colega Esther Vargas en clasesdeperiodismo.com “en la página de Facebook Martha Chávez: Vergüenza Nacional se advirtió del error o ‘patinada’, como se le llamó. En las redes sociales, la crítica fue feroz, incluso por parte de usuarios que están en contra de la revocatoria. En pocos minutos se impuso como Trending Topic #MientocomoLaMula. La Mula terminó por hacer hoy lo que su audiencia fiel esperaba: rectificar como se debe.”

En la rectificación, La Mula reconoce que fueron simpatizantes del alcalde Salvador Heresi los que obsequiaban galletas a cambio de firmas para la creación de un nuevo partido político y no los promotores de la revocatoria de la alcaldesa capitalina.

Según Paola Ugaz, editora de La Mula: “Hubo un relajo en el proceso de verificación, al no poder probar que el planillón que fue filmado era para recabar firmar para el proceso de revocatoria de Susana Villarán. Una sola vez capan al gato, y a través de esta rectificación queremos decirles a los lectores, que reforzaremos los niveles de verificación para evitar en el futuro cometer errores al momento de informar”.