Esta es la segunda parte de un estudio realizado por el autor sobre la problemática de las fuentes informativas.
Como se ha indicado, la credibilidad de un medio está en relación directa con la cantidad, calidad y diversidad de las informaciones y de las fuentes que cita.
Carl Bernstein y Bob Woodward, los famosos reporteros del Washington Post que denunciaron el caso Watergate y que provocó la caída del Presidente Nixon en 1974, sostienen que todo hecho debe estar verificado en dos fuentes independientes entre sí.
Si dos personas diferentes, y con intereses no compartidos, confirman un hecho, éste será, sin duda, un hecho verificado y publicable de inmediato.
Dado que el número de fuentes con las que el investigador puede mantener contacto, no es ilimitado, tendrá que seleccionar aquellas que en pasadas ocasiones le han suministrado informaciones fiables. Su red se va modificando constantemente. En cada tema investigado se establece una jerarquización de fuentes.
Las fuentes establecen también sus propios objetivos, no se acercan por igual a todos los medios y muestran sus preferencias. De ahí que el medio de información en el que se trabaja, el investigador sea decisivo a la hora de acceder a las fuentes informativas.
Tipos de fuentes:
En un medio informativo se trabaja con los siguientes tipos de fuentes:
Fuentes propias: son las establecidas por el propio medio: la plantilla de periodistas es la base de este tipo de fuentes, pero también los pactos del editor con empresas e instituciones.
Una buena plantilla de periodistas permitirá enviar más personas a más escenarios para buscar más noticias más contrastadas.
Tarea de la redacción será clasificar, ordenar y jerarquizar el gran volumen de información recibida.
Fuentes institucionales: son aquellas procedentes del poder financiero, político y religioso, especialmente, pero también social, que no dudan en realizar cuantiosas inversiones en oficinas de comunicación e imagen para incidir en los medios informativos.
Las oficinas de prensa de organismos oficiales hacen llegar a las redacciones las decisiones adoptadas por los gobiernos, parlamentos, entes judiciales y órganos ejecutivos.
El periodista no puede pasarse las 24 horas del día analizando boletines oficiales para buscar noticias. De ahí que sean tan valiosos los boletines de prensa institucionales.
Pero el peligro es que algunas oficinas de prensa silencian temas considerados peligrosos o inconvenientes por sus jefes, mientras que tienden a centrar sus esfuerzos en difundir noticias de escaso valor.
Estas oficinas de comunicación generan campañas de información pensando que cuanto más material positivo consigan introducir en la programación informativa de los medios, menos espacio tendrán estos espacios para publicar hechos negativos sobre ellos.
Un buen ejemplo de esta estrategia lo observamos en las agencias de noticias porque generalmente se trata de organismos dependientes de empresas multimedia muy ligadas a intereses particulares o están subvencionadas directamente por el Estado.
Fuentes espontáneas: son las más interesantes porque proceden de aquellos sectores de la sociedad que generalmente entran en conflicto con las grandes corporaciones que constituyen el poder.
Se trata de asociaciones y colectivos de ciudadanos afectados por la construcción de una autopista, la falta de escuelas, la contaminación de una fábrica o la adulteración alimentaria.
No suelen tener oficinas de prensa estables, ignoran muchas veces cómo acceder a los periodistas y cuando lo hacen, se expresan confusamente.
El valor de estas fuentes es que contrapesan la estrategia de los poderosos y, específicamente, sus opiniones responden a los intereses y preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos, por esto es tan importante tenerlos siempre presentes.
Fuentes confidenciales y/ o anónimas: se trata de líneas de información muy raras, poco abundantes, escasas y, por lo tanto, muy apreciables, aunque peligrosas.
Las confidenciales están relacionadas con el poder y a través de ellas obtenemos documentos e informes de gran valor periodístico a los que no se ha podido acceder por vías convencionales.
Las anónimas suelen ser personas que informan de algún hecho de interés periodístico pero que lo hacen sin darse a conocer.
No se puede dejar de señalar el peligro de este tipo de fuentes, especialmente porque el periodista está indefenso en caso de que su director le exija identificar al testigo. En el anonimato puede esconderse alguien interesado en “intoxicar” la labor informativa. Es decir, manipular al medio para la publicación de informaciones tendenciosas o falsas.
Atribución de fuentes
En el periodo de investigación, el suministro de información siempre se realiza pactando unas condiciones. Pocas veces la fuente autoriza al periodista a identificarla. En este caso se denomina información con atribución directa. En los casos en los que la fuente prefiere permanecer en el anonimato se llama atribución reservada. Otras veces, la fuente suministra información solo para uso del periodista, y se denomina off the record.
• Atribución directa: el periodista tiene autorización para nombrar la fuente. Esta es la situación ideal porque se gana en credibilidad y tendrá un mayor valor informativo.
• Atribución reservada: es lo más frecuente. El periodista enmascara la identidad a través de las fuentes gubernamentales… Esta fórmula es muy utilizada por las fuentes que ponen en circulación información intoxicada, de ahí que sea necesario acogerla con reservas. Hay investigadores que sostienen que no se debería poner una información si la fuente no se deja identificar.
• No atribuida: es la fuente anónima, la que no puede ser identificada. Es la que aporta muchas veces información y pruebas valiosas que el medio utiliza según su criterio y evaluación respectiva. Por ejemplo, en el caso de los “petroaudios” llegados a los medios en sobres sin mención del origen.
• off the record: cuando el periodista recibe un información confidencial no publicable. Es una información para uso exclusivo de él, sin embargo no significa que no pueda hacer uso de esa información si ha sido verificada por otras fuentes. Hay muchos investigadores que no aplican esto porque no lo consideran bueno y prefieren realizar investigaciones más costosas o más incompletas, y no usar el off the record. El off the record proporciona las pistas necesarias para una investigación. El off the record no tiene un carácter retrospectivo.
Cómo trabajar con las fuentes
Lo primero que tiene que plantearse un medio de comunicación, y los periodistas que trabajan en él, para obtener un buen producto es qué fuentes son valiosas, ante qué fuentes hay que ponerse en guardia.
Lo principal es confeccionar un Archivo Básico de Fuentes (ABF) en el que, de forma sistemática y organizada, se reflejen todas y cada una de las personas e instituciones que tienen algo que decir en nuestro ámbito de actuación.
Este ABF deberá ir siempre con los periodistas adonde quiera que vayan.
El ABF será revisado permanentemente para tener la identificación de personas e instituciones al día. El ABF es la pieza clave sobre la que se edificará la producción periodística.
Por último se debe tener siempre presente que el público tiende a ser más receptivo a ciertas fuentes que a otras.