Los condenables, inauditos sucesos de La Parada merecieron, como no podía ser de otra manera, una intensa cobertura periodística de todos los medios: escritos, radiales y televisivos.
Esa cobertura ratificó que el lenguaje de la imagen es el recurso informativo más contundente, frente al escrito y al radial.
Y en el campo de la imagen la televisiva fue la preferida por sus características completas: movimiento y sonido y su emisión inmediata (en vivo y directo).
Los diarios, con muchas horas de por medio, también impactaron con sus fotos. Sin embargo, por ser imágenes sin movimiento ni sonido, reducen su valor informativo a detallar y precisar ángulos determinados de gran interés, pero sin los elementos singulares de la imagen televisiva.
En los episodios de ayer ni el texto más inspirado, ni la descripción radial más lograda hubieran podido mostrar todo el dramatismo del terrible incidente del policía SO Percy Huamancaja caído de su caballo y luego atacado brutalmente por la turba. Fueron secuencias que indignaron y conmovieron a millones de televidentes.
Un tema que siempre está latente en la actividad periodística es el riesgo de que los profesionales se involucren en los sucesos o adopten conductas informativas que afecten su objetividad e imparcialidad.
Sin embargo, hay situaciones en las que el periodista reacciona como ser humano y deja de lado su rol de simple testigo objetivo de los hechos y debe actuar para impedir daños mayores, asistir y ayudar a personas en peligro, colaborar en la realización de algo, entre otros ejemplos.
Una manifestación de esa participación se pudo apreciar en los disturbios de La Parada, cuando los camarógrafos Luis García(Canal 7) y Luis Corrales (Canal N) intervinieron para auxiliar al SO Percy Huamancaja masacrado por los delincuentes, con el riesgo de ser también víctimas.
En los sucesos de La Parada se confirmó que los periodistas de la televisión son las principales víctimas en episodios bélicos y de violencia.
La necesidad de captar las imágenes de las ocurrencias obliga a los reporteros televisivos a situarse en los lugares mismos, lo que motiva que sean partícipes de todos los riesgos.
Por ejemplo, en las dos primeras semanas de la invasión de Irak por las tropas norteamericanas, de los 20 periodistas que murieron 17 fueron de la televisión.
Ayer, un camarógrafo de TV Perú fue víctima de una cobarde agresión de parte de un grupo de delincuentes que participó en los enfrentamientos con la Policía en las inmediaciones del mercado de La Parada, que dejaron dos muertos y más de 100 heridos.
El periodista Luis Garcia registraba imágenes de los desmanes perpetrados por los delincuentes cuando un grupo de criminales lo atacó con golpes y empujones hasta que su cabeza impactó contra la luna de un automóvil estacionado. Un fragmento de vidrio roto le cercenó gran parte de la oreja al camarógrafo.
Minutos antes, Luis García había grabado con su cámara el brutal ataque del que fue víctima el efectivo de la policía Percy Huamancaja Meza, al que socorrió, como se ha detallado.