Conmociona el caso de la expulsada ‘Sor Internet’

La monja dominica expulsada de su convento en España ha encontrando en las redes sociales el refugio que su comunidad le ha negado.

María Jesús Galán, dominica de clausura de 54 años, está recibiendo cientos de mensajes de solidaridad a través de las redes sociales provenientes de todas partes del mundo, muchos de ellos de Sudamérica.

La monja era una ávida usuaria de Facebook y recibió un premio de la Junta de Castilla-La Mancha por digitalizar el archivo del convento. Fue expulsada tras 35 años de vida en clausura.

Fuentes consultadas por el diario ABC señalan que «Sor Internet» está muy emocionada por tan fuerte adhesión en la red y afirman que estaría alojada en casa de su madre, situada en el Casco Histórico de Toledo, valorando sus opciones para iniciar lo que podría ser una nueva vida.

Toques de desequilibrio

Los motivos concretos de la drástica decisión de expulsar a una hermana no se han esclarecido del todo. La madre superiora, una mujer de fuerte carácter según las fuentes consultadas, la conminó a abandonar el convento durante un tiempo para apaciguar los ánimos y rebajar la tensión acumulada por las fuertes desavenencias entre la monja fanática de Internet y varias de las hermanas extranjeras que forman parte de la comunidad, en su mayoría africanas.

La expulsión, anunciada por la monja en Facebook, se produjo tras un incidente con otras hermanas que habría colmado el vaso de la tranquilidad monacal. Al parecer, la monja, dolida y enrabietada, decidió abandonar las dependencias conventuales expresando que si no la querían, ella se marchaba, como así hizo.

Otras fuentes aseguran que la madre superiora y la monja protagonizaron un fuerte enfrentamiento, un momento de alta tensión fruto de la enemistad personal que ambas religiosas mantendrían.

Del perfil de la dominica expulsada suele destacarse su don de gentes, simpatía y amabilidad, pero muchos añaden algunos toques de inestabilidad y desequilibrio, notas de carácter que ella misma reconoce tener.

En fuentes eclesiásticas se comenta que la monja internauta, que cuenta con centenares de amigos en Facebook, tiene «cierto afán de protagonismo», mientras que en otros ámbitos se alude a su inestabilidad emocional.

No obstante, desde las redes sociales está recibiendo numerosos mensajes de aliento: «Ánimo, por muy negro que ahora se te ponga todo, siempre verás la luz de tu fe y te enseñará el mejor camino a seguir». Otras fuentes han señalado que algunos amigos le han reprochado haber hecho pública su salida del convento por el daño provocado a la Iglesia.

Es tal el impacto de su caso que en el buscador Google ya hay miles de entradas que lo abordan.

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