Escenas de un programa brasileño que exagera el género.
La ciencia médica acaba de hacer una seria advertencia a los productores de programas televisivos que abusan de las bromas extremas que ocasionan momentos de pánico o miedo en sus “víctimas” de cámaras escondidas.
Precisa que provocar un susto a un enfermo cardiovascular puede generarle una disminución del aporte sanguíneo arterial de manera repentina ( evento isquémico) o una arritmia cardiaca, según ha asegurado a Europa Press el miembro de la fundación Science Health and Education (SHE), el doctor Iñaki Marina.
Así, el representante de esta entidad dirigida por el cardiólogo Valentín Fuster indica que hay dos tipos de mecanismos que el susto y las situaciones estresantes agudas pueden provocar en estos pacientes, siendo el primero de ellos la formación de una placa arteroesclerosa, que obstruye las arterias coronarias y puede derivar en “un evento isquémico”.
Las descargas
Para explicar el segundo, señala que en estas situaciones se descarga adrenalina y noradrenalina, lo que aumenta la frecuencia cardiaca y, en una descarga muy severa, “puede provocar lo que conocemos como arritmias cardiacas”. De esta forma, resume que los sustos podrían provocar daño arterial, el cual puede derivar en “un infarto o una angina de pecho”; y la generación de “una arritmia”.
Ahondando en el primer aspecto, Marina destaca que, en una persona con una condición arterial determinada, que aumente la frecuencia cardiaca o la presión arterial en muy poco tiempo, “puede generar inestabilidad en la arteria y romperse”. Ésta arterioesclerosis es la que genera eventos cardiovasculares, como “los infartos agudos de miocardio, las embolias cerebrales o las enfermedades de extremidades periféricas”, sostiene.
A su juicio, el infarto de miocardio y una arritmia cardiaca, como una fibrilación ventricular, “pueden llevar a la muerte”, sin embargo, sostiene que no se puede relacionar un susto directamente con la muerte “sin pasar por estos mecanismos”. “Como científico, no lo puedo decir”, zanja.
Además, Marina subraya que “no recomendaría tratar a un diabético o a un hipertenso de manera diferente” a la hora de poder darles un susto o no, por el mero hecho de encontrarse un grupos de riesgo de enfermedad cardiovascular. No obstante, sí insiste en que, los pacientes con antecedentes de cardiopatía isquémica “es obvio que cuanto menos se enfrenten a situaciones estresantes, mucho mejor”.
Según señala el experto de la Fundación SHE, el susto genera una situación de ansiedad, ante la que se producen “una serie de reacciones a nivel hormonal nervioso por el sistema nervioso autónomo”.
No pasa nada en las personas sanas
Además, asustar alguien le provoca a esta persona una descarga neuroendocrina y el aumento “de la frecuencia cardiaca y la presión arterial”. De cualquier forma, sostiene que, en una persona sana, “no tiene que haber ningún problema”, aunque si se puede producir palidez y sudoración “por la vasoconstricción y la activación de las glándulas sudoríparas”, respectivamente, explica.
Por último, y continuando con las personas libres de enfermedad cardiovascular, Marina afirma que hay personas que tienen un sistema nervioso autónomo más activo, el cual “responde con más rapidez y domina más este sistema de respuesta”, mientras que existen otras “que lo pueden tener más parasimpático, más tranquilo”. De cualquier forma, “no lo relacionaría con esto”, concluye.
(Fuente: Europa Press)