De las barbaridades a las que se ven sometidos los «parias» del autodenominado califato, el mercado de mujeres y niños es una de las violaciones que más provocan a Occidente. En plazas de Raqa o Mosul, esclavas esperan a ser compradas por varios yihadistas según el valor con el que han sido etiquetadas, más caras cuanto más jóvenes sean e incluso traficadas por internet gracias a una lista de precios difundida entre los foros del Estado Islámico. Aunque las mujeres hayan sido a menudo las primeras víctimas colaterales de las guerras a lo largo de la Historia, el EI ha hecho de ello una sofisticada red de trata de esclavas sexuales.
En un primer momento, la banda yihadista no reconoció los abusos contra la mujer, especialmente cuando tomó la llanura del Nínive, donde minorías religiosas iraquíes como la yazidí empezaron a ser blanco de todo tipo de horrores. Sin embargo, llegó un momento que los teólogos de Estado Islámico consiguieron «legitimar» el uso de esclavas sexuales, en parte como forma de captar a yihadistas extranjeros.
Según publicó ABC sobre la publicación de una lista de precios de esclavas de Estado Islámico, los yihadistas que más arriba están en la estructura de mando de la organización son los primero en elegir Pero está claro que el comercio comprende una parte real de la economía interna de la organización.
«Las chicas se vendían como barriles de gasolina», dijo representante especial de la ONU sobre la violencia sexual y el conflicto, Zainab Bangura, en una entrevista con Bloomberg y que fue quien se hizo con la lista y la difundió. «Una niña puede ser vendida y comprada por cinco o seis hombres diferentes. A veces estos venden las niñas a sus familias por miles de dólares como rescate».
Tal como recoge el think tank israelí Memri, especialista en seguimiento de Estado Islámico, en el número de octubre de 2014 de la revista propagandística «Dabiq» se explicaba que a diferencia de las mujeres de religiones del libro, las yazidíes sí podían ser esclavizadas:
«Antes de la toma de Sinjar, los estudiantes de la Sharia en el Estado islámico se encargaron de investigar a los yazidis (…) A diferencia de los judíos y los cristianos, no había lugar para el pago de impuestos (yiziah). Sus mujeres podían ser esclavizadas a diferencia de las apóstatas femeninas, de las que la mayoría de los juristas dicen que no pueden ser esclavizados, sólo se les puede dar un ultimátum para arrepentirse o si no, enfrentarse a la espada»
Un total de 5.270 yazidíes han sido captadas por la red de Estado Islámico en el último año, de las que 3.144 continúan todavía sirviendo a las depravaciones de los yihadistas, según un reciente reportaje de «The NY Times». Un ejemplo de ello fue el trato que recibió la cooperante estadounidense que, aun no siendo de esta minoría, fue víctima de los abusos del autodenominado califa, Abu Bakr al Bagdadi.
En el informe de Memri se apunta a la disconformidad con estas prácticas de muchas mujeres dispuestas a emigrar a Estado Islámico. Un usuario llamado «mer-dil-tumhara-hai» escribió en un blog de Tumblr dirigido por varias mujeres de Estado Islámico donde expresan sus preocupaciones: «Por favor, aclarad conceptos erróneos acerca de muyahidines matando indiscriminadamente a todos incluyendo civiles chiíes y haciendo de las yazidíes esclavas sexuales cuando tienen derecho a permanecer castos. Esto ha ido alejando a las hermanas del hégira [la inmigración]. Haced un post sobre ello!».
La respuesta decía: «Assalamu alaikum Ukhti habla [mi hermana], en el último número [noveno] de la revista Dabiq, de la razón por la que nosotros como musulmanes debemos estar contentos de que el califato recupere todas sus glorias incluyendo la enseñanza del Profeta (la paz sea con él), Sunna, de tomar las mujeres kuffar como sabayyah [esclavos] humillarlas a ellas y a lo que representan».
Pero el Estado Islámico, además de utilizarlas como reclamo para la llamada de «foreign fighters» y para financiarse, también se sirve de las esclavas sexuales para amenazar al enemigo. El grupo yihadista es consciente de que la cuestión de la esclavitud sexual es muy sensible, sobre todo en Occidente, por lo que también lo utiliza abiertamente con el fin de amenazar y provocar a sus enemigos, tal como recuerda Memri. Así, en la novena edición de Dabiq, se publicó un artículo que incluía un escenario en el que la primera dama estadounidense Michelle Obama se vendía en el mercado de esclavos.
El informe de Memri también aborda las críticas en el mundo yihadista, ajeno al EI, como las que proceden de la rival Jabhat al-Nusra, la marca siria de Al Qaida. «Si bien es teológicamente permisible tomar esclavas, el entorno actual de la guerra de guerrillas hace que sea “imposible de regular” y “daría lugar a abusos reales”», dice un alto mando, como si la práctica de la esclavitud femenina no pudiera ser ya considerada un abuso.