El enfermero británico que dijo tener «un demonio» dentro de él ha sido encontrado culpable por asesinar a dos de sus pacientes y envenenar a otros 20 durante lo que la policía ha llamado el reinado del terror en un hospital del norte de Inglaterra.
Victorino Chua, de 49 años y padre de dos hijos, envenenaba productos sanitarios que más tarde administraba a los pacientes en las salas de cuidados intensivos donde trabajaba, en el hospital Stepping Hill, en Stockport, Gran Manchester, en Julio de 2011.
Alterando las bolsas de solución salina y de insulina causó a algunos pacientes hipoglucemia, es decir, una bajada peligrosa de los niveles de azúcar, matando a dos personas y dejando a una tercera con graves lesiones cerebrales. El enfermero también alteró los historiales clínicos de los pacientes para incrementar las dosis de su medicación y para borrar su rastro.
INVESTIGACIÓN
Victorino Chua fue detenido en 2012 tras una compleja investigación policial que llevó a los agentes hasta Filipinas, su lugar de nacimiento, donde le sorprendieron abandonando un hospital tras haberle pillado robando. Gracias al estudio de las plantillas y los horarios del personal, los investigadores concluyeron que Chua, que es ciudadano británico, era la única persona que podía ser el responsable de los crímenes.
Tras su arresto la policía encontró una carta manuscrita en su casa en la que escribió: «Soy una buena persona, pero hay un demonio en mí… Soy un demonio y al mismo tiempo un ángel». La amarga confesión de un enfermero.
La policía dijo que Chua presentaba tendencias psicopáticas. «Oculto a plena vista, y aprovechándose de sus colegas de profesión que confiaban en él, para llevar a cabo su siniestro plan, Victorino Chua envenenó y asesinó deliberadamente a quienes estaban a su cuidado en su momento más vulnerable y quienes más necesitaban ayuda.
Chua está en prision por 33 cargos que incluyen asesinato, administrar veneno y causar lesiones graves. Será sentenciado por un tribunal que ha indicado que el enfermero decidió canalizar sus frustraciones con los pacientes “por razones que verdaderamente solo él conoce”.