6 formas de saber si tienes “inteligencia emocional”

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En los últimos tiempos se aborda y discute mucho sobre el tema.

No son pocos los expertos que hablan de cómo lograrla y de las grandes ventajas que supone

El concepto «inteligencia emocional», la capacidad que poseemos para gestionar y trabajar tanto nuestras emociones como las de terceros e, incluso, para realizar una gestión de las mismas orientadas a la consecución de un objetivo, ha ido tomando fuerza.

No son pocos los expertos que hablan de cómo lograrla y de las grandes ventajas que supone.

Pero, ¿cómo podemos saber si poseemos inteligencia emocional y desarrollar al máximo esta capacidad?

LAS CLAVES

Según Javier González, Ceo del Instituto Superior Magna Coaching, existen seis claves por las que podemos saber si manejamos correctamente la inteligencia emocional:

-Nombrar los sentimientos. Las personas que detallan sus sensaciones más allá de «estoy bien» o «estoy mal» generan un espectro más amplio de reconocimiento emociones y, por tanto, podrán enfrentar de forma más adecuada lo que les ocurre a ellos y a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.

-Observar y no sólo escuchar. Nuestro lenguaje corporal habla, en muchas ocasiones con más vehemencia que el propio mensaje enviado. Las personas observadoras y capaces de percibir o de «leer» esos pequeños gestos tienen una valiosa herramienta para potenciar su inteligencia emocional, se trata de la consciencia emocional.

-La empatía es uno de los rasgos que caracterizan a las personas con inteligencia emocional. Observar las emociones del otro y tratar de entender el qué las han motivado, en definitiva, ponerse en el lugar del otro es una forma de ampliar el espectro de reconocimiento de las emociones, un ejercicio que redunda en este tipo de inteligencia.

-Saber identificar el contexto que ha provocado un determinado sentimiento o emoción es de personas emocionalmente inteligentes. Aunque en todo momento se aluda a sensaciones, percepciones y sentimientos, la inteligencia emocional comprende el saber analizar las relaciones de causa-efecto entre situaciones y sentimientos.

-Gestionar las emociones. Si ante una crítica (realizada de forma constructiva) nos dejamos llevar por el enfado o la frustración, significa que no se está realizando una correcta gestión de las emociones y que, en este punto, hay que trabajar nuestra inteligencia emocional. En esas situaciones hay que tratar de analizar: ¿era pertinente esa crítica? ¿Me puede ayudar a crecer o a mejorar?

-Reconocer para aprender. Reconocer los fallos, asumirlos y querer aprender de ellos son otros rasgos que definen la inteligencia emocional, y uno de los pasos para poder fomentar esta capacidad

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